Capitulo 1

277 11 11
                                    

Dario estaba nervioso. Estaba seguro de lo que iba hacer pero no estaba preparado, sin embargo ya había tomado la decisión y no se iba a tirar hacia atrás. 

Estaba en la puerta del despacho que tenía Christopher Bellmonte en su lujoso departamento del hijo del jefe de padre, Christopher, caminando y repasando una y otra vez lo que le iba a decir, como se lo iba a decir, la manera, el tono... pero no encontraba las formas. Iba aceptar su propuesta, una que le iba a cambiar la vida para siempre y no sabía ni cómo expresarselo. No sabía ni cómo había llegado allí para aceptarla, ni como afrontar la vida que le esperaba a partir de ahora pero allí estaba dispuesto a decir "Acepto"

 Christopher era un abogado de éxito que venía de una familia millonaria. Sin embargo, a diferencia de su familia y de su éxito, tenía los pies en la tierra y siempre tenía la cabeza centrada en su trabajo. Sin embargo cuando miraba los ojos verdes de Dario, perdía la compostura y sus nervios se salían de control. 

Christopher estaba profundamente enamorado del joven Dario desde que lo conoció aquella mañana donde Dario llegaba tarde al instituto, debido a la lluvia que hubo aquel día. 

Los buses y trenes debido a la tormenta iban con mucho retraso y Dario odiaba llegar tarde a todas partes, pero en especial, al instituto. Así que debido a las circunstancias su padre le preguntó al "señor" Christopher si podía pasar por su hijo y dejarlo en clase antes de ir al bufete donde él trabajaba. Con mucha amabilidad Christopher le dijo que sí, ya que era una ocasión opcional. 

Dario esperaba en la puerta de su casa resguardandose de la lluvia hasta que fío el carísimo coche negro delante de el. Abrió los ojos como platos al ver el carísimo coche delante de él esperándolo, y enseguida sonrió cuando la ventanilla se bajó y vio a su padre a través de ella haciéndole una señal para acercarse. 

Christopher que estaba inmerso en una conversación con su socio y mejor amigo, Rodrigo Rivera, sobre un cliente importante del bufete, no había notado que el coche se había parado, sin embargo al levantar la mirada y ver el gesto de Olegario desvio la mirada  a través de las ventanillas tintadas del coche, quedándose prendado de aquel jovencito de ojos verdes y cabellera negra húmeda abrazando su mojada mochila con fuerza contra su pecho. Su sonrisa inocente, su belleza resaltada por las pequeñas gotitas que resbalaban por su mejillas perladas por la lluvia y su cuerpo corriendo hacia el coche mojándose aún más en el camino "Que belleza" pensó  Christopher en aquel momento. No podía retirar la mirada de aquel rostro angelical. 

-Hola papá. Gracias por llevarme, es que no funcionan de los buses ni los trenes, es una mierda- dice Dario divertido. 

-Dario tu lenguaje- corrige Olegario dirigiendo su mirada hacia atrás. Dario gira la cabeza y abre los ojos como platos cuando ve a Christopher para después mirarlo a modo de disculpa.

-Perdone- 

-No te preocupes, yo pienso lo mismo. Soy Christopher-  

-Soy Dario joven, encantado-

-Igualmente- 

Olegario era el chófer de la familia de Christopher desde hace años. Tanto que la familia le tenía mucho cariño y respeto, a él y a su humilde familia, cariño y respeto que era mutuo. Para Christopher, Olegario era como se segundo padre, era su consejero y amigo desde que este era niño y le enseñó que ha pesar de todo, siempre debía ser humilde para tener éxito, aprendizaje que Christopher nunca olvidó. 

Desde ese día Christopher le sugirió a Olegario llevar todos los días a su hijo en el coche, para evitar llegar tarde. A Dario le pareció raro sin embargo aceptó la propuesta, era el jefe de su padre y no quería ser grosero y rechazar ese detalle. Detalle que por otro lado venía de un sutil egoísmo, debido a que quería ver ese bello rostro todos los días. 

Enamórate De MiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora