Dario estaba inquieto. Había dormido solo en su departamento y ya no le gustaba la sensación de dormir solo. No había parado de pensar en lo que dijeron, como le echo de su casa y se sentía culpable por ello, se habia arrepentido.
Por otro lado, a Christopher le estaba matando el dolor de cabeza. No había dormido nada y no paraba de darle vueltas a la discusión que había tenido anoche con Dario. Se sentía culpable por todo, no tenía planeado decirles nada a sus padres, pero su novio tenía razón, no debió ocultarles una cosa semejante, no pensó con mucha madurez. No estaba de humor para agunatr a nadie.
La universidad estaba cerrada por un festivo que el rector se había sacado de la manga. No tenía clase, ni mucho menos que ir a trabajar. Así que decidió ir a la oficina de su prometido a hablar con él y aclarar las cosas como una pareja madura. No quería estar en tensión con Christopher, el tiempo estaba pasando muy rápido, y quedaban pocas semanas para la boda. Quería empezar bien su matrimonio. Pero al salir se dio cuenta que no sabia donde era su oficina, no sabía donde trabajaba el hombre con el que se iba a casar.
Resopló con frustración y sacó su teléfono para hablar con Maria.
DARIO
Maria ¿me podrias pasar la ubicación de vuestra oficina porfa?
MARIA
¿nunca has venido?
DARIO
no ¿vale?
pasamelo porfa
La pregunta hacía que se sintiera aún más frustrado.
MARIA
vale vale, fiera jajajajaja te lo paso
Ubicación
Tras mirar la ubicación que Maria le había pasado y sorprenderse de lo lejos que estaba, salió de su pequeño apartamento rumbo al bufete donde Christopher estaba inmerso en el trabajo evitando pensar en lo de anoche.
Casi una hora con la música a todo volumen y con angustia en el pecho, llegó a la parada donde su teléfono le indicaba. Y a tan solo dos calles andando, llegó al gran edificio.
-Joder...- dijo en un suspiro de asombro. Su cabeza se alzaba mirando el gran edificio donde su futuro marido trabajaba, o mejor dicho que su futuro marido dirigía. Cierra los ojos cogiendo fuerzas y entra por la puerta giratoria llevándose un susto al chocar con un hombre muy bien vestido, y peinado que caminaba a toda prisa con unos papeles en la mano.
-¿Por que no miras por donde vas?- dice el hombre con fastidio.
-Perdon...- dice Dario avergonzado.
-Tendrían que tener derecho de admisión en este bufete- dice mirando de mala manera al intimidado Dario, para volver a su rumbo y perderse entre toda la gente que había. Mujeres y hombres con trajes caros de solo colores oscuros, perfectamente peinados, de un lado al otro hablando con gente de ropa de marca y joyas que se notaban de gran valor. Se podía distinguir de lejos quien era el abogado y quien era el cliente. Había una gran distinción entre ellos. Algunos los tratan como amigos de años, otros con respeto y otros como si fueran sus empleados diciéndoles frases como "para eso te pago" Habían abogados hablando con total tranquilidad con sus clientes que se notaban preocupados, otros con cara de alivio o felicidad. Otros discutían con sus abogados y otros con la parte contraria donde los propios abogados hacían de mediador. Sin embargo entre todo ese barullo de gente, resaltaba una pareja que no paraba de pelearse entre ellos, gritando sin parar. La mujer vestida con un traje rosa palo, rubia y hermosa de tez blanca, ojos verdes y el hombre con un traje negro y camiseta blanca muy atractivo de tez morena de ojos azules.
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Enamórate De Mi
RomanceDaniel Bellmonte Gallardo esta enamorado de Dario López Garcia desde hace un tiempo aunque sabe que este no siente ese profundo amor por el. Es un buen hombre que ha intentado conquistarlo con sus detalles y alagos, sin embargo un detalle completam...