¿UN PUTO GUARDAESPALDAS?
Jasper
Cuando me uní al MI6, el Servicio de Inteligencia Secreto de Reino Unido, creía que el mito extendido de James Bond era eso, un mito, pero nada más lejos de la realidad, solo que sin los efectos especiales del cine.
Un espía. Soy un espía, de esos que visten con traje de chaqueta o con jersey de cuello vuelto negro, sin necesidad de usar ropa de camuflaje ni chalecos antibalas, solo un cinturón especial donde colocar la pistola pegada a las costillas.
Elegancia y eficiencia.
Y justo eso es lo que más me gusta, el no siempre usar la fuerza bruta y el escándalo, sino jugar con el sigilo, la oscuridad y el factor sorpresa. Que no se den cuenta que mientras juegas a la ruleta de forma desinteresada, estás escuchando tres conversaciones específicas y trazando un plan de evacuación de emergencia.
Ser como un gato dijo una vez mi superior. Silenciosos, ágiles, independientes, escurridizos y astutos, aunque eso último sea más una cualidad de un cuervo.
Eran todas estas características las que me hacen encajar mucho más en este servicio que en el militar. He vivido toda mi existencia en la oscuridad de la noche, por lo que sé moverme por ese terreno.
Pero, lo que menos le gusta a un espía es hacer informes, yo incluido.
Llevo varias semanas investigando a un sujeto, un mafioso diferente a los que ya están asentados en el país que no suponen una amenaza mayor, pero que puede crear conflicto con sus veteranos, justo lo que intento evitar, ya que sí, eliminado el posible enemigo, no se alteran las aguas.
Detallo en las primeras páginas del informe lo que yo llamo el juego previo, es decir, el arte de seguirlo, descubrir su círculo íntimo, su rutina, sus gustos, sus puntos débiles, vicios y secretos para saber dónde y cómo sembrar la semilla del caos que lo haga caer.
Es como una dosis de adrenalina similar a las narraciones de los detectives privados en las novelas policiacas, pero sin la gabardina y sombrero.
En los últimos días pasé a la siguiente fase de investigación, que es la de investigar a los sospechosos potenciales de iniciar el conflicto y empezar a buscarle soluciones, como pueden ser envenenamientos, formas de silenciarlos mediante tortura o un simple balazo que los mande al infierno con billete preferente y sinceramente estoy bastante satisfecho con los avances e información obtenida.
Solo quedaría enviarlo a mi superior y esperar órdenes de actuación, por lo que lo mando a imprimir mientras saco del cajón un dossier azul marino con el emblema estampado en el centro de este. Lo dejo todo preparado para entregarlo en un rato, cuando salgan de la reunión directiva que hay programada.
Justo cuando me levanto con el dossier en mano, la puerta de mi despacho se abre y mi compañero y amigo Eric vestido con ropa de entrenamiento igual a la que yo llevo ahora mismo y una toalla en la mano.
—¿Te apetece un par de golpes al saco y ver si te gano levantando pesas?
Levanto una ceja.
—Te recuerdo que la última vez te superé por diez kilos en la banca.
—Ese día había tenido trabajo de campo —replica.
—Excusas baratas —se fija en la carpeta que tengo en la mano.
—¿Ibas a entregarla?
—Sí, pero están reunidos. Mejor subirla después de patearte el culo con el saco y los guantes.
—¿Tan seguro estás de que me vas a ganar? —ahora es él que el alza una ceja.
Así es nuestra forma de entrenar, a base de retos y apuestas entre nosotros, y por lo que veo, es una técnica efectiva con los resultados físicos que obtenemos.
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DINASTÍA ©
RomantikAvalon Casterwill se grabó a fuego en su mente la expresión "Carpe diem" y eso es lo que ha estado haciendo desde hace tres años. Se considera un alma libre, ardiente e indomable que no quiere ser encerrada en una jaula de oro y diamantes. Amante de...