Capítulo 13

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Miguel dio el primer el golpe, o al menos trató, porque fue esquivado hábilmente por Matías, quien a parte de ser más grande y musculo que Miguel, sabía pelear, pues las primeras semanas en Londres no habían sido las mejores ... siendo "el nuevo", Matías se enfrentó a todo aquel que lo molestaba, adquiriendo mucha practica con aquellos muchachos, que luego se convertirían en sus amigos.

Matías estaba enojado y dispuesto a darle un golpe de puño a Miguel, sin embargo, el maestro intervino, separándolos. A los segundos se acercan Santos y Diego, para calmar a Miguel y Matías, correspondientemente.

- Miguel: ¡Suéltame!, ¡Déjame partirle la cara a ese imbécil!

- Santos: Ya párale Miguel, ya estuvo, ya se fue.

Cuando Santos finalmente soltó a Miguel, pudo ver que, efectivamente Matías ya se había ido. Diego había convencido a Matías que no ganaría nada golpeando a Miguel, y le había recordado lo mucho que Mía odia la violencia, Matías supo que Diego tenía razón, y ambos fueron a enfermería, pues las piernas de Matías seguían sangrado y debían lavar, curar y vendar las heridas que tenía.

Niños y niñas se bañaron y cambiaron una vez terminada la clase de Deportes, llegando la hora de almuerzo, sentándose en una mesa Mía, Miguel, Celina, Vico, Rocco, Lupita y Santos. Se sentía un aire de tensión por los M, que pronto se despejó cuando Miguel le pidió a Mía acompañarlo a conversar.

- Miguel: Mía, yo quería pedirte perdón porque sé que estos días no he sido el mejor novio del mundo, he estado molesto...conmigo mismo y me alejé de ti, pero ya no quiero que estemos así ... princesita, te extraño (tomando el rostro de Mía entre sus manos, mirándola y suspirando)

Mía se sorprendió, para luego perderse en sus ojos, siempre fue él, pensó, tratando de no caer inmediatamente a sus brazos.

- Mía: Ga-ti-to (dijo Mía con voz de bebé), y en ese momento Miguel sintió como si hubiera estado llevando una mochila de concreto a sus espaldas, y de pronto, la mochila cayó. Mía lo quería, Mía lo amaba, y todo estaba bien entre ellos. Miguel la abrazó por unos largos segundos, Mía podía escuchar perfectamente el corazón de Miguel.

- Miguel: ¿Estás escuchando mi corazón, princesa?

- Mía: Sí gatito.

- Miguel: ¿Escuchas que dice "Tic-tac, Mía te amo"? 

Ambos rieron y se dieron un beso. Miguel fue el que inicio el beso, tomando suavemente el rostro de Mía en sus manos, sin separarse de ella, sus cuerpos seguían juntos. El beso sorprendió a Mía, pues empezó tierno y suave, pero pronto se volvió más intenso...Miguel dejó de sostener el rostro de Mía y posó sus manos sobre su cintura. Mía que tenía las manos sobre el pecho de Miguel, las puso alrededor de su cuello y empezó a acariciar su cabello. Sin embargo, Mía se separó de Miguel casi de un salto, sin decir nada.

- Miguel: ¿Qué pasó mi amor?, ¿Hice algo que te incomodó? (preocupado por la reacción repentina de Mía).

- Mía: Es que... no sé ... como decirte que ... (mordiéndose el labio inferior de la boca, un poco avergonzada)

- Miguel: Mía, me estás preocupando, dime por favor

- Mía: Es que... durante el beso sentí algo... 

- Miguel: ¿Cómo?, No te entiendo

- Mía: Sentí...algo (mirando hacia Miguel, por debajo del cinturón de su pantalón).

Miguel finalmente entendió lo que Mía quería decir y se dio cuenta que por la emoción del beso, había tenido una erección, que era bastante notoria. Mía se llevó las manos a la cara, tapándose y riéndose, Miguel se puso rojo de vergüenza, pues cualquiera que pasaba por las canchas podía verlo en aquella vergonzosa situación.

- Miguel: Mi amor, discúlpame si te incomodé, pero es algo que realmente no puedo controlar (cubriendo con ambas manos el volumen en sus pantalones).

- Mía: No me incomodó tontito, solo fue raro (dándole un besito de piquito).

- Miguel: ¿Podemos sentarnos un momento mientras mmm... me distraigo? (con una media sonrisa).

- Mía: Claro amor (yendo a una banquita que estaba bastante cerca).

- Miguel: Mía, yo te quería preguntar si podía ir el sábado al almuerzo en tu casa... el que tu papá organizó por la llegada de Matías.

- Mía: No creí que faltarías...claro que puedes ir bebé, yo estoy segura que si conoces un poco más a Matías, podrían ser amigos. Te recuerdo que cuando llegaste al Elite no soportabas a Diego y ahora son hermanitos.

Mía y Miguel conversaron un rato y luego regresaron a clase, Mía se dio cuenta que Matías no estaba, lo cual le parecía muy extraño pues era un alumno aplicado que nunca faltaba, pero supuso que quizás sus papás lo habían llamado. 

El día terminó y justo saliendo del aula, Mía quien iba de la mano con Miguel, vio a Matías en muletas y con ambas piernas vendadas, junto a Diego que lo acompañaba.

- Mía: ¡¡Matii!, ¡¿Qué te paso?!

- Matías: Nada Mimi, golpes del fútbol, estoy bien no te preocupes, pequeña (guiñándole un ojo).

- Mía: ¡No puedo creer que te hayan hecho esto jugando fútbol!, ¿Quién lo hizo?, ¡¡¡Hay que decirle a Gandía que lo expulse!!!

Y en ese momento, Matías, por primera desde iniciada la conversación, dirigió su mirada hacia Miguel.


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¡Aquí estoy otra vez! Disculpen el retraso!

Espero que les guste este capitulo y los que vienen 🥰






6to año Elite Way School (Mía y Miguel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora