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Narra Ian

-Si, acabo de depositarte ciento cincuenta mil pavos. No es nada tío, ni te preocupes. Y estoy en proceso de conseguirte lo demás, pero que puede llevar tiempo ya que tengo que sacarlo de otra cuenta. No, que no te preocupes tío... bueno vale, ciao- le colgué a Guzmán, para luego dar un suspiro cansado.

Que la verdad no me gusta hacer inversiones así, que no se cuando me lo pueda pagar de vuelta o si si quiera puedan, pero claro, es Guzmán, es una excepción. Que si no me lo paga nunca no hay lío. Ahora le falta la mitad, pero que dice que los puede conseguir de alguien más. Si no igual se los daré, podría decirse que es una gran cantidad de dinero, pero no debería de tardar mucho en sacarlo. Ah, flipante que aun después de todo lo que su padre ha hecho, Guzmán haya ido a visitarlo, vaya que Nadia tiene influencia en él.

-Señor- me gire sobre mi silla, viendo a Julian en el marco de la puerta. Le sonreí y le indique que pasará, lo cual hizo. Joder, que le he dicho por casi ocho años que no me llame tan formal. "Señorito", "Señor", "Mr", coño! Que siento raro!

-Aquí esta el reloj que me pidió- le agradecí mientras tomaba aquella caja y la abría, observando un pijo reloj. Hm... si, esto debería de funcionar.

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-Que paso en el pueblo unos días antes de la muerte de Marina?- le pregunto la inspectora al pelinegro, que alzó los hombros.

-Pues muchas cosas, en resumen... todo estalló, bum- dijo el de ojos azul cielo mientras hacia unos gestos con las manos.

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-Ya, que le quitaron el móvil- Ander asintió, pues le pregunté que pasó con Omar, que no me contesta los mensajes. Mi mirada se dirigió a Carla, que va saliendo cabreada del baño de chicas. Deje a Ander en el salón, para dirigirme al baño.

-No te he dicho que me vaya a ir contigo, Nano- alcancé a oír que dijo Marina, no pude evitar abrir la puerta con fuerza. Esto exalto a Marina, pero no tuvo tiempo de escapar ya que me interpuse en su camino al ponerme delante de la puerta y cerrarla con seguro.

-De que vas, Ian? Dejadme pasar- la pelirroja quiso forzar su camino, pero no esperaba que la agarrara fuertemente de la muñeca y la azotará contra la pared.

-No soy Carla, ni Guzmán, ni Samuel. No me puedes engañar fácilmente, Marina. Dile a tu puto noviecito delincuente que regrese el reloj pero ya- Marina se vio asustada, preocupada y sorprendida ante mi tono de voz demandante, bastante cabreado y grave, aparte de lo que le exigí.

-Que? No se de que habláis, Ian. Tu también? Carla te mando? Que yo no se nada del puto reloj!- gritó Marina desesperada en un intento de zafarse de mi agarre, pero solo la agarre más fuerte, lo que hizo que se quejara.

-Es como si no hubieses escuchado lo que dije, yo se todo, Marina, a diferencia de todos los demás. Consideren esto una advertencia, tenéis hasta la fiesta de fin de año para devolver el reloj. No me importa si les pagaron o no el chantaje, si no habéis devuelto el puto reloj para entonces, mi familia tendrá que intervenir. Y sabes que eso no es bueno para ninguno de los involucrados, menos para el gilipollas de Nano, que será peor que una sentencia de muerte- solté bruscamente a Marina de la muñeca, para así abrir el baño de un portazo. Alcé una ceja, que hace el crío de Polo aquí?

-Ah, perdón, vi que entrabas y... nada- alcé una ceja ante su rara actitud, pero le reste importancia, y comencé a caminar hacia el salón, seguido de un Polo bastante callado. Habrá escuchado algo? Bueno, que no es que importe la verdad. Y lo que ahora a él debería de importarle es su relación con Carla, que bueno, si es que queda algo ahí. Luego de lo que paso con Christian y Polo en la editorial de la revista, dudo que haya vuelta atrás para su relación.

𝐵𝑒𝑐𝑎𝑢𝑠𝑒 𝑖𝑡'𝑠 𝑦𝑜𝑢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora