Ámbar Smith
6:30 am Por fin concluía otro día más de una intensa guardia de 24/h la cual había sido tan o más dura que el ciento de ella que ya había eche. Camine con pesar hasta mi consultorio, lo único que necesitaba ahora mismo era un muy relajante baño y la comodidad de mi cama para sacar todo este malestar que tenía encima por la dura noche que había pasado, me saque la bata para posteriormente colgarla en el perchero que formaba parte de la decoración de mi pequeña, pero tan amada consulta, tome mi bolso para luego apagar las luces y serrar la puerta camine tranquilamente por los ajetreados pasillos del hospital mientras me iba despidiendo de mis compañeros los cuales me encontraba por los pasillos llegue a la amplia salida del hospital y detuve un taxi que me llevaría directamente a lo que en breve se convertiría un paraíso para mí, mi departamento.
-Buenos días, al 4867 Sunset Blvd, por favor. Informe al conductor del taxi, el cual con un pequeño asentimiento de cabeza puso en marcha el auto. El camino no fue tan largo, era una fortuna poder vivir tan cerca del trabajo, pero no desaprovechada estos momentos para contemplar la belleza de esta ciudad, las calles abarrotadas de personas que más que caminar corrían prácticamente para llegar puntuales a su trabajo y olor a café que inundaba las calles, el claxon de los autos atascados en el tráfico, las personas que solían salir a ejercitarse a horas tempranas, era todo tan enloquecedor, pero a la vez tan extraordinario que nunca saldría de esta ciudad.
-Muchas gracias, que tenga bien día. Hablé con el conductor de auto una vez le di su cambio para posteriormente entrar a mi edificio.
-Buen día, Gustavo.
-Buen día, doctora. Gustavo era el portero de edificio, un hombre de una edad un tanto avanzada ya, pero que no rebasaba los 65 años de edad, tan amable y educado que te hacía quererle en poco tiempo.
-¿Qué tal se encuentra su esposa? La esposa de Gustavo era una mujer encantadora, que hace ya unos 5 meses había operado, pues lamentablemente había padecido de Carcinoma lobulillo infiltrante o como mejor se le conoce cáncer de mamá.
-Mejor que nunca doctora, su cabello comienza a crecer de nuevo y hay que ver la felicidad que muestra cada día al despertar, y todo gracias a usted que le salvo la vida y la mía, también no sé qué aria sin Francisca.
-No hay nada que agradece, es mi trabajo, me alegra saber que está mejor, que tengas buen día.
-También para usted doctora.Pique el botón del ascensor, para posteriormente entrar en él y picar el voto del piso 6, iba tarareando una de mis canciones favoritas mientras esperaba llegar a mi piso, poco minuto después estaba frente a la puerta de mi departamento, revoque la llave en mi bolso el cual tenía tantas cosas que en un punto se me hacía difícil encontrarlas, abrí la puerta para ser recibida por el delicioso olor a café recién hecho.
-Buen día, hermanita. Allí estaba Ámbarli sentada en la mesa de comedor tomando su desayuno con una evidente rapidez característica de ella en las mañanas.
-Come más despacio te atragantarás.
-Lo siento hermanita, pero voy tarde. Dijo para luego levantarse con rapidez de la mesa, tomar su bolso, besar mi mejilla y la de Nicole para luego desaparecer con rapidez por la puerta.
-¿Qué tal la guardia? Pregunto Nicol mientras terminada de cocinar el beicon.
-Nada diferente igual de cansada que siempre. Deje mi bolso en el cargador que teníamos detrás de la puerta, quite mis zapatos y me tire encima del sofá.
-Desayunarás. Pregunto mientras dejaba las cosas encima de la mesa.
-No, estoy demasiado agotada como para moverme, tomaré un baño y dormiré, ya comeré algo más tarde. Me levanté del sofá para caminar con pereza a mi habitación.
-Que tengas buen día.
-Descansa cariño.-Por fin. Dije para mí misma mientras me tiraba encima de la cama después de haberme dado un refrescante baño de agua caliente, el cual me había rejuvenecido, ahora solo quedaba dormir, seré las ventanas para dejar totalmente a oscuras la habitación, programe el despertador para las dos de la tarde y sin más que hacer eche todo mi cuerpo sobre la cama para en poco tiempo estar disfrutando de la siesta que tanto ansiaba.
"Cecilia- Italia" Lucas Di'Ángelo
6:00 AM Salí de la ducha mientras escuchaba a lo lejos sonar mi teléfono, camine hasta la mesa de noche para notar que era la tediosa de mi secretaria que me n, tan temprano.
-Buen día, señor. Escuchar su voz chillona solo hacía que aumentará el intenso dolor de cabeza que tenía por la resaca del día anterior. -Porque me llamas tan temprano Rebeca. Dije evitando darle los buenos días la verdad, si algo me caracterizaba era min seriedad y mi mal carácter así las personas.
-Solo quería recordarte que tiene una reunión dentro de una hora, señor.
-No lo he olvidado Rebeca, estaré hay. Dije para luego colgar sin esperar su respuesta.Camine de regreso al armario para como siempre vestir mi elegante traje a la medida, hoy será uno azul marino a jugo con una camisa blanca, zapatos de vestir y para acompañarlo un reloj de cuero en color marrón. En poco tiempo estuve listo peinado y perfumado viajando por las escaleras de mi enorme casa en dirección al comedor para tomar el desayuno el cual ya estaba listo y servido para mí, no era más que dos huevos con pan, un zumo de naranja y las vitaminas que tomaba diariamente, era un hombre de estatus estaba la mayoría del tiempo en revistas y la TV, además ser un Mafioso requiere estar en forma y yo cuidaba mucho mi aspecto físico, solía ejercitarse todas las mañana a excepciones como hoy que no había tenido tiempo, pero no era nada que en la tarde una buena y dura rutina de ejercicios no pudiera resolver. Salí por la puerta de la mansión y a lo lejos puede ver ya a Amadeo, esperarme con la puerta del auto abierta.
-Señor. Dijo mientas hacia un asentimiento de cabeza en señal de saludo, su porte serio y auge asesino nunca desaparecía ni en la mañana, estaba más que aburrido de decirle que podía llamarme solo por mi nombre, pero él insistía en tratarme con respeto y yo ya lo había dado como caso perdido.
-A la oficina Amadeo.Subí en la parte trasera del auto, para después sacar mi móvil y revisar un poco las noticias, responder mensajes importantes y repasar mi agenda del día, como siempre este no era un día diferente a los demás en los que estaba lleno de reuniones, firma de papeles y por supuesto sin faltar mis otros deberes como líder de La Mafia, mi vida no era más que un manojo de arduo y duro trabajo aunque pareciera sencillo llevarla era todo lo contrario.
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Secuestrada por un Mafioso
Любовные романыQué pasará cuando la joven y talentosa cirujana Ámbar, es secuestrada por uno de los mafiosos más respetados y temido de toda Italia? ¿Qué sucederá, cuando por error sus hombres secuestran junto a ella a su hermana y mejor amiga? ¿Cómo se sentirá Lu...