Querido sol. [Kyojuro Rengoku]

1.

Desde que nací, tuve la necesidad de proteger a los que amaba.

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-Madre, perdóname no pude protegerlas.- Recé mientras me encontraba frente a sus tumbas.

-Fui tan estupida...- Nunca había llorado tan fuerte.

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-Dime tu nombre niña.- Cuestionó con severidad.

-Dígame Mai- Dije con la mirada baja, apretando mi brazo.

-¿Porque tienes este aspecto tan miserable, de donde sacaste eso que tienes en tus manos?- Volvió a cuestionarme, apuntando la katana que tenía en mis manos.

-Toda mi familia está muerta.- Tome con más fuerza mi brazo.

-Eso no fue lo que pregunté, ¿Sabes que les pasó?- Su voz se suavizó tan solo un poco, tal vez por pena.

-Yo los mate.- Solté con fuerza, lo mire a los ojos. -Fueron convertidos en demonios, no tuve otra opción- Grite al ser tomada con fuerza de los brazos por el.

-Que fuerte has sido- Me tomó por sorpresa cuando una de sus manos acarició mi cabello.- Ven conmigo.- Me soltó caminando así una dirección que desconocía.

-¿A donde me llevara?- Lo seguí, ya no quería estar sola.

-Vendrás conmigo.- No me dio más explicaciones, yo lo seguí.

-Soy Giyuu Tomioka- Dijo.

-Gracias.- Susurre sin más, estaba agradecida con el joven.

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Fui llevada por el joven a una cabaña, pasando varios pueblos al pie de la montaña, se encargo de explicarme que era la katana que llevaba en mis manos, para que servía y también explicó que era un cazador de demonios cosa que al principio no entendí para nada hasta que poco a poco fue explicando lo que eran, tratándome de dar consuelo que la muerte fue lo mejor para mi familia ya que, no hay cura una vez que un humano es convertido en demonio.

-De donde sacaste la Katana- Me pregunto después de explicar todo.

-Cuando atacaron a mi pequeña aldea había cuerpos de sin vida de varias personas, una de ellas de un joven que llevaba su mismo uniforme.- Le expliqué.- Tome esto para defender a mi familia de quien nos atacaba, pero fue tarde cuando quise hacerlo, mi hermana y mi madre tenían un aspecto tan horrible... que cuando se acercaron a mi con esos colmillos y gritos sabía que no estaban ahí- Dije mirando a la nada, estaba tan vacía, me odiaba a mi misma y a la vez quería vengarme.

-La vida de ellas terminó cuando fueron convertidas en demonios, sus recuerdos y humanidad se fueron y de no haberlo echo quizás te hubieran matado.- Suspiró nada podía consolarme, me sentía tan culpable.

-Señor Tomioka, quiero ser parte de los cazadores de demonios, por favor ayúdeme.- Lo mire agarrando coraje, su cara se endureció.