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Habían pasado cuatro días desde la batalla con aquel demonio y ya estaba recuperada de mis heridas por lo cual me paré temprano para entrenar, lo haría sola puesto que Rengoku fue llamado hace dos dias para ir a una misión a un pueblo al norte, al realizar el entrenamiento después de la batalla me di cuenta que efectivamente al realizar la respiración de la llama estas salían azules, lo repetí mas de 1000 veces para cerciorar que no fuera causalidad lo de aquella vez, trate de escabullirme a la biblioteca de la finca para buscar algún libro que tuviera información sobre la respiración cosa que no pude hacer porque el padre de Rengoku estaba soltando maldiciones dentro de la biblioteca y después de lo qué pasó aquella noche decidí alejarme.

Despues de eso seguí entrenando duro el resto del día hasta caer la tarde noche cuando me encontraba por fin descansando en el jardín que llego el cuervo de Rengoku a lo que le levante rápido y nerviosa hacia el.¿y si le paso algo?.

–¡CAW, CAW CARTA DEL SEÑOR RENGOKU!.– Gritó y dejo caer una carta envuelta con una cinta de color azul, me sentí aliviada de que fuera una carta y no alguna mala noticia.

"Pequeña Mai, primero que nada te mando saludos esperando que ya te encuentres de pie y entrenando, mi misión se prolongó un poco más de lo previsto así que no se cuando regrese a la finca, cambiando de tema la cinta que mande con la carta la compré para ti en el pueblo, la vi y pensé que se vería muy bonita en tu cabello, ¡espero te guste!.

Saluda a Senjuro de mi parte y dile que ya extraño su comida.

Espero volver pronto a la finca para retomar el entrenamiento, cuídate mucho ya extraño mucho hablar contigo."

–Con cariño Kyojuro Rengoku.

Sonreí al terminar de leer la carta y vi la cinta que mando Rengoku, era muy bonita aparte de ser de mi color favorito.
Seguían pasando los días que se hizo una semana desde que Rengoku no regresaba de su misión, seguí entrenando sola hasta había notado que ahora corría más rápido y tenía mejor rendimiento, estaba emocionada porque Rengoku vería cómo hacía la respiración de la llama azul y de mi progreso en el entrenamiento.

Hoy termine más temprano el entrenamiento ya que iría a la finca de Tomioka ya que desde hace tiempo no sabía de él y no contestaba las cartas que le mandaba, le avise a Senjuro que saldría y me puse en el cabello la cinta que me mando Rengoku ya que no la había usado porque no quería arruinarla con el entrenamiento, cuando estuve frente a la puerta de la finca de Tomioka pase sin tocar y lo vi acostado en la entrada viendo hacia el cielo a lo que me acosté a su lado.

–Así que por estar viendo las nubes no respondes mis cartas.–Hablé enojada mientras veía al cielo.

–Ni siquiera avisaste que vendrías y lo siento estaba ocupado – Dijo sentándose.

–No sabia que tenía que avisar que vendría a mi casa.– Dije ofendida.

–Bromeó.–Dijo serio.

–Eres pésimo para las bromas.–Dije rodeando los ojos.–¿Ya comiste?.– Pregunté a lo que el negó con la cabeza.–¡Entonces haremos salmón daikon!.–Grite arrastrándolo a la cocina.

–Estar con Rengoku te hizo ser más..–Dijo pensando la palabra que diría.

–Gritona.–Dijo a lo que le di un golpe con mi codo.

–No es mi culpa que seas un amargado.–

–¡Pero si tú antes también lo eras!–A lo que le volví a dar otro codazo para que se callara.

Querido sol. [Kyojuro Rengoku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora