Querido sol. [Kyojuro Rengoku]

7.

Era mi segundo día entrenando con Rengoku, dijo que hoy el entrenamiento no sería en la finca así que lo seguí al lugar donde sería el entrenamiento, llegamos a un campo, Rengoku cargo con el una pila de bloques desde la finca, insistí en que me dijera para que era eso a lo que el se negó una vez que establecido de bajo de un mango el me dio las indicaciones del entrenamiento.

-¡¿QUEIRE QUE YO CORRA CON TODO ESE PESO ENCIMA?!-Dije casi no creyendo lo que me decía, fácil en los cubos eran 100 kilos, no más creo que 200.

-Trataras de alcanzarme, quizás al principio te cuente, pero yo se que tú puedes hacerlo.-Dijo amarrando unos bloques en mi espalda.- Empezaremos con 60 kilos, si veo que lo haces muy fácil empezaré a poner más de estos.-Dijo sonriendo, yo lo veía incrédula, podría jurar que mis ojos salían de mis órbitas.

-No quiero decepcionarlo pero no creo pod.-Dije pero el se echó a correr dejándome con la palabra en la boca.

-¡SI NO LO INTENTAS TE HARÉ HACER 500 VECES CADA UNA DE LAS POSTURAS!.-Grito y me eche a correr detrás de él para alcanzarlo, los bloques me hacen difícil pero el trabajo lo veía a más de 50 metros de mi, pero no me rendí seguí corriendo cada vez más rapido con tal de alcanzarlo, vi que cada vez me acercaba más a el, estaba apunto de alcanzarlo cuando vi que una llamarada roja salió detrás de él.

-¡ENCERIO CREÍAS QUE TE LA DEJARÍA TAN FÁCIL!.-Lo escuché decir mientras reía. Tomó la velocidad aún más rápida que la de un tren, no me quede atrás y seguí corriendo, me di cuenta que los caminos del campo regresaban al punto de partida, estás alturas no sabía si estaba delante de mi o atrás de mi pero corría cada vez más rapido con la esperanza de alcanzarlo, mi corazón parecía salir de mi pecho y podría jurar que estuve apunto de desmayarme cuando sentí un tirón de la espalda.

-Diste 700 vueltas sin detenerte, cada vez aumentando tu velocidad, pero aún no es suficiente.- Dijo mientras me tenia sujetada de la parte de atrás de mi uniforme mientras yo jadeaba exhausta.

-¿Al menos alguna vez casi lo alcanzo?.-Pregunté a lo que el negó riendo.- ¿Ni un poquito?.- Volvi a preguntar a lo que el volvió a negar.

-No lo hiciste mal, hasta me sorprendió que aguantarás tanto.- Dijo sentándose bajo el árbol en el que estábamos.- Descansa la proximas vueltas serán con más peso.- Dijo y me deje caer de espalda al saber que seguiríamos con el entrenamiento.

Así siguió el entrenamiento, cada vez aumentaba más el peso que cargaba en mi espalda, al final pude sentir como casi mis piernas se movían solas de lo exhausta, eso no le bastó a Rengoku que nos pusimos a prácticas las posturas de nuevo y a pelar con el Bokken, terminamos el entrenamiento en la tarde noche por lo cual nos apresuramos a llegar a la finca.

. . . .

Pasó aproximadamente un mes del entrenamiento donde pulí mis habilidades físicas para controlar mejor la respiración de la llama, Rengoku y yo ahora éramos más cercanos al pasar casi todo el día juntos. Esa misma mañana su cuervo avisó que debía ir a una misión a lo que el decidió que lo acompañaria para probar mi desempeño en un escenario real.

- Óyeme bien Mai, te encargaras sola del demonio que encontremos, te veré a una distancia considerable y si veo que la situación se complica te ayudaré.- Dijo a lo que yo asentí decidida, llegamos a la pequeña ciudad donde el informe decía que el demonio solía llevarse a los niños pequeños, investigamos las zonas donde hubo mas desapariciones y seguimos ahí un rato.

-Rengoku.- Dije al percatarme de una presencia demoníaca.

-Tambien lo siento, ahora ve, te vigilaré a la distancia.- Dijo y rápidamente me separé de su lado para correr de donde venía la presencia demoniaca, llegué al lugar donde la presencia era fuerte pero no vi nada miré a todos los lados pero no había nada, pero sin duda el demonio estaba ahí, seguí mirando cuando lo que parecía ser un pequeño trompo chocó con mi pierna a lo que decidí levantarlo mirándolo con atención.