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Tomioka estaba sentado escuchando detenida mente lo que le decía el pilar de la llama, aún estaba confundido ¿porque Mai había aceptado tal propuesta del chico? y también molesto porque nunca le dijo que estaba interesara en aprender la respiración de la llama, pero aparte de eso estaba asustado.

-Mai si este es el camino que tú crees correcto no te detendré.-Tomioka me miro de una manera diferente, una mirada que no había visto en estos años que pasamos juntos.-Te apoyo en lo que decidas y si esto es necesario para que hagas valer tu promesa, adelante .- Dijo cabizbajo.

-Giyuu, siempre estaré agradecida contigo, gracias por ser tú quien me encontrará, eres mi... familia.- Dije mientras lo abrazaba, a comparación de otras veces no se separó rápido y se quedo unos momentos más.- Si quieres puedes ir guardando tus cosas para que no se haga más tarde.- Me separo por los hombros a lo que yo asentí y me dirigí rápido a ir por mis cosas.

-Cuídala Rengoku, ella es lo último que me queda.- Dijo mirando severamente al pilar de la llama.

-Te prometo que mientras yo esté cerca ella siempre estará a salvo.- Dijo pactando la promesa con el pilar del agua.

. . .

-Porfavor si pasa algo no dudes en mandar al cuervo a darme aviso.-Dijo Tomioka mientras me daba las ultimas cosas antes de partir a la finca de Rengoku.

-Estare bien, no te preocupes de más.-Le dije algo melancólica, mi corazón se dividía al despedirme de él.

-Estare al pendiente de tu entrenamiento, esfuérzate, sabes que eres muy fuerte.-Dijo tomándome por sorpresa dándome un abrazo a lo cual le correspondi.-Te quiero.-Dijo apretándome más, mis ojos picaban.

-Yo a ti.-Dije en voz baja, me separe y me puse al lado de Rengoku el cual me ayudó con algunas cosas.

-Gracias Tomioka, Mai está en buenas manos.-Dijo dando una reverencia para acto seguido dar marcha a la finca a su Rengoku.

Durante el camino iba triste en los tres años que llevaba conociendo a Tomioka nunca me había separado de él y al verlo con ese tono de voz y su cara aún más triste de lo normal sentía mi corazón dividido.

-Le prometí que la protegería Mai, no debes estar preocupada.-Dijo Rengoku a un lado de mi.

-Puedo protegerme sola, pero eso no es lo que me preocupa.-Dije sin mirarlo.-Lo que me preocupa es que el estará solo.- Dije tratando de contener mis lágrimas, sabia que Tomioka odiaba la sensación de soledad.

-Discúlpeme si al hacer la propuesta se sintió forzada a aceptar, no me gusta verla tan triste.-Dijo Rengoku.

-Discúlpeme usted, no quiero que se sienta culpable, solo que el fue mi sistema de apoyo en estos años y yo a de él. Es difícil asimilar que no lo veré tan a menudo.- Dije mientras me paraba frente al pilar.

-Cualquier cosa que necesites también estoy para apoyarte Mai, cada día descubro cosas nuevas de ti pero ten por seguro que en mi tienes a alguien confiable.- Dijo sonriendo a lo que yo me sonroje por la calidez de sus palabras.

-Usted es muy lindo Rengoku.- Dije mirándolo a los ojos y le sonríe.

Llegamos finalmente a la finca donde Senjuro nos recibió muy contento al saber que sería la sucesora de su hermano, me dieron mi habitación a lo cual Senjuro se encargó de ayudarme de limpiar un poco  en lo que Rengoku iba a hablar con su padre. A la vez  Senjuro me platicaba lo genial que era su hermano mayor y lo buen maestro y pilar que era.

-Mi hermano mayor es muy rudo con sus entrenamientos Mai.- Dijo entusiasmado el más pequeño de los Rengoku.

-Estaré preparada para toda prueba que me ponga tu hermano.- Dije riendo mientras terminaba de acomodar el futón.

Querido sol. [Kyojuro Rengoku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora