Tres madres que eran mejores amigas desde que tenían conciencia construyeron una pequeña familia. Cuatro niños que crearon un grupo inseparable, aunque dos de ellos estuviesen siempre peleados.
Las cosas cambiaron cuando la madre de uno de los pequ...
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Lauren bajó las escaleras rumbo a la cocina para prepararse su desayuno. La hora del reloj marcaba las ocho y cincuenta de la mañana. Al llegar, pudo ver una figura sentada en el sofá del salón, y cuando distinguió de quien se trataba no dudó en acercarse. Kiara se encontraba perdida en sus pensamientos, con un libro en sus manos que tenía por título Fulgor. Supuso que era uno de la saga que tanto le gustaba. Lauren se sentó a su lado, y la pelirroja al darse cuenta de su presencia, cerró el libro para darle una pequeña sonrisa a la mujer como saludo.
- ¿Qué haces despierta a estas horas, Kiara? Es muy pronto - dijo la mujer acarcíandole el pelo.
- Me dolía la cabeza, y además los ronquidos de Jeremiah se escuchaban desde mi habitación - respondió ella negando con la cabeza haciendo que la mujer pusiera los ojos en blanco con una sonrisa.
Lauren sonrió ante el comentario de la pelirroja recordando las veces que los dos chicos se habían quejado por los ruidos que hacía el otro al tener que dormir en habitaciones contínuas. Muchas más veces de las que la mujer podía recordar, Kiara y Jeremiah habían bajado las escaleras, por la mañana, discutiendo sin parar, y en aquellas situaciones eran en las que la madre de la chica, Iris, se encargaba de calmar la situación.
- Bueno, se podría decir que tú eres la responsable de los dolores - le respondió Lauren dándole unos leves toquecitos en la sien.
Kiara no dijo nada al respecto porque sabía que la mujer tenía la razón. Aquella noche se había vuelto a pasar y no había hecho nada para intentar evitarlo.
El silencio cesó, ninguna de las dos chicas dijo nada. La más mayor tenía miedo de presionar a la niña que tenía delante, pero temía que si no lo hiciese acabara por perderla. Y la pelirroja estaba demasiado ocupada en sus propios pensamientos como para sacar algún tema con el que conversar.
Al cabo de unos minutos, Sussanah apareció por el salón con una sonrisa enorme. Lauren frunció el ceño ante su extraña alegría mientras que Kiara sabía la razón de su alregre carácter.
- ¿Y esa sonrisa? - le preguntó Lauren.
- Kiara va a ser debutante - respondió ella con una de sus enormes sonrisas.
Las dos mujeres se giraron para ver a la chica, quien le dedicó la sonrisa más verdadera que pudo a la mujer que la miraba entusiasmada.
- ¡Madre mía! - exclamó la mujer rubia - Hay que comprar tantas cosas. Y hoy empiezan los ensayos asi que ya puedes tomarte algo para la resaca - le dijo mientrass se dirigía a la cocina.
Lauren se giró para ver a la chica, quien en su rostro no había ni un signo de alegría por partcipar en aquella fiesta donde las chicas vestían aquellos vestidos blancos y lucían tan elegantes y la entendía, porque sabía que Kiara no era para nada como aquel evento.
- Tendrás que conseguirte un acompañante - continuó hablando la mujer desde la cocina -. Tal vez, podrías pedírselo a Jeremiah.
Lauren soltó una pequeña carcajada, mientras que la pelirroja se negó en rotundo a hacerlo.