III. La melancolía | YatoYota

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Donde Yatora intenta dibujar un cuadro sobre la melancolía.

Como cada tarde, la profesora Ooba entró al aula, saludó ruidosamente y les entregó a todos un papel con la asignación que debían hacer durante esa clase

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Como cada tarde, la profesora Ooba entró al aula, saludó ruidosamente y les entregó a todos un papel con la asignación que debían hacer durante esa clase. Aquel día, la asignación era dibujar un cuadro sobre la melancolía... y nada más, eso era todo. Yatora, apenas leyó ese tema, levantó la mirada del papel, muy confundido, y luego miró a la profesora Ooba, esperando que agregara alguna instrucción adicional, pero ella salió rápidamente del aula, recordándoles que más tarde los llamaría para hacer las revisiones individuales. Viendo que Ooba salía y que todos los demás empezaban a trabajar, Yatora permaneció quieto y silencioso en su sitio, apretando fuertemente ese papel entre sus manos, sin tener ni la más remota idea de qué dibujar para esa tarea.

Abrió su cuaderno de bocetos, agarró un lápiz y se inclinó sobre la hoja en blanco, usando todas sus neuronas para pensar qué demonios dibujar sobre ese tema. Pero, por más que se esforzara bastante pensando, ninguna idea decente le venía a la cabeza. Para empezar, ¿cómo se suponía que debía dibujar la melancolía, un sentimiento que todas las personas experimentaban alguna vez durante sus vidas, aunque por motivos diferentes y también con una intensidad distinta que los demás? ¿Acaso debía dibujar a una persona con expresión melancólica, contemplando un paisaje melancólico y absorta en pensamientos melancólicos? Eso era lo más obvio, aunque esa idea no lograba convencerlo mucho, pensando que resultaría un cuadro demasiado básico. De repente, notó lo mucho que le costaba dibujar cosas que no tenía enfrente suyo, recurriendo únicamente a su propia imaginación, y se angustió al pensar que le costaría bastante terminar aquel cuadro, porque ni siquiera sabía cómo describir un sentimiento tan vago como la melancolía, así que de seguro tampoco le resultaría fácil dibujarlo.

Suspiró frustrado, dejando sus materiales a un lado. Se estiró y miró alrededor suyo, buscando a alguien a quien pudiera pedirle ayuda; Kuwana estaba tan concentrada que daba miedo, Yotasuke había desaparecido y Hashida tarareaba muy animado, mientras dibujaba en su libreta de bocetos. Yatora lo miró, y entonces decidió que lo mejor sería preguntarle a él, pensando que quizás Hashida podría ayudarlo... o también confundirlo más, pero bueno, no perdería nada con al menos intentarlo.

—Hey, Hashida... Disculpa que te moleste... —Yatora sonrió nervioso, rascándose la nuca—. Pero, ¿cómo se supone que debo dibujar la melancolía?

Hashida lo miró y se rió.

—Veo que te cuesta dibujar cosas que no están justo delante de ti —dijo, adivinando el problema de Yatora al instante—. ¿Qué tal si vamos a la biblioteca y buscamos algo de inspiración?

Yatora asintió, aceptando su sugerencia, y ambos bajaron a la biblioteca.

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El ángel vigía | Blue Period One-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora