Antojos de embarazo

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Has mirado el reloj y luego a tu novia dormida. Son casi las tres de la madrugada pero no puedes dejar de tener antojos de chocolate. Ya lo has buscado abajo, pero se te ha debido acabar porque no queda ninguno.

No quieres despertar a Hailee pero tus antojos son tan intensos que no crees que puedas ignorarlos por más tiempo. Intentas resistirte, pero no puedes.

Golpeaste el costado de Hailee y luego sacudiste su hombro cuando no se despertó. "¿Hailee?" Susurraste su nombre en la habitación oscura y sus ojos se abrieron. "¿Hmm?" Ella tarareó y se frotó los ojos. "Siento mucho despertarte pero necesito chocolate".

Hailee miró el reloj y suspiró. "Son casi las tres de la mañana. ¿Lo necesitas ahora mismo?" Asentiste con la cabeza, las lágrimas empezaban a brotar de tus ojos por lo intenso que era el antojo. "Por favor. El bebé lo quiere mucho".

Hailee bostezó y apartó las mantas de su cuerpo. "¿Has mirado abajo?" Asentiste y te mordiste el labio, empezando a sentirte culpable por despertarla cuando sabes que está agotada.

"Sí, y no hay ninguno". Te besó la frente y se levantó de la cama antes de levantarse y coger sus zapatos. "Vale, vuelvo en un rato. ¿Necesitas algo más mientras estoy fuera?" Te lo pensaste unos segundos antes de contestar con una pequeña sonrisa.

"¿Pepinillos?" Ella puso los ojos en blanco juguetonamente y sonrió. "Claro, cariño. Avísame si necesitas algo más. Enseguida vuelvo".

Pasaron unos minutos y sabías que no tardaría en llegar a casa, así que bajaste a esperar su llegada. Y en cuanto oíste sus llaves en la puerta corriste hacia ella y prácticamente le arrancaste la bolsa de las manos cuando entró.

"¡Gracias!" Le diste un beso en la mejilla y corriste a la cocina.

Pero de repente no podías decidir cuál de las dos cosas querías. Así que sacaste unos cuantos pepinillos y empezaste a comer sobre ellos mientras de vez en cuando comías el chocolate con ellos.

Miraste a Hailee y viste su cara de confusión y un poco de horror. "¿Quieres un poco?" Ella se rió y negó con la cabeza. Te besó la mejilla un par de veces y te frotó la espalda suavemente. "No, estoy bien".

Terminaste casi todo y pusiste las cosas en la nevera antes de tomar la mano de Hailee y llevarla arriba. "¿Estás contenta ahora, preciosa?" Preguntó mientras se meten juntas bajo las mantas.

Pusiste tu cabeza en su hombro y ella apoyó una mano en tu abdomen abultdo y la otra en tu espalda. "Mucho". Dijiste con una sonrisa y cerraste los ojos.

"Bien. Eso es todo lo que quiero: que tú y nuestro bebé sean felices". Dijo y te pasó una mano por el pelo. Pasó su mano suavemente por tu estómago y cerró los ojos, quedándose dormida con una sonrisa en la cara, tal y como ha hecho durante los últimos cuatro meses y contando.

Hailee Steinfeld ImaginasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora