Día I

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Roxanne caminó con felicidad por la Mega Pizza Plex, sintiéndose enorgullecida de ella misma luego de haber dado un nuevo espectáculo al público con éxito

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Roxanne caminó con felicidad por la Mega Pizza Plex, sintiéndose enorgullecida de ella misma luego de haber dado un nuevo espectáculo al público con éxito. Mentiría si dijera que varias veces dudó en salir al escenario; nunca lo hizo. Siempre estuvo segura de salir y otorgar felicidad a la gente, especialmente a los niños.

Supo por obvias razones que en cualquier momento el personal del centro comercial la encontraría y la mandaría directo a su camerino, por esta razón aprovechó todo el tiempo posible para dar un pequeño paseo.

—Roxanne, no deberías estar aquí —regañó la oficial Vanessa detrás—. Vuelve a tu habitación, ahora.

La animatronico volteó su vista a la baja humana que la veía alumbrando con una linterna en su dirección. Movió ligeramente una de sus orejas con un movimiento rápido.

—Vamos, sabes que no debes estar por ahí a estas horas.

Esta obedeció instantáneamente, no quería contradecir a una guardia de seguridad, aunque quería seguir caminando libremente. Antes de dirigirse a su habitación se topo antes con unos niños que aún no habían salido del centro comercial. Al parecer, varias personas quedaban aún por allí.

—¡Mira, es Roxy! —En los ojos de uno de los pequeños niños se notaba la felicidad de ver a uno de los animatronicos de cerca.

Este se acercó a ella corriendo hasta verla. Observar lo grande que era le emocionaba. Roxanne sonrió al ver a esa diminuta criatura frente ella. En segundos se acercaron los demás.

—¡No puedo creerlo! ¡Eres tú! ¡Tocas muy bien! ¿Lo sabías?

Siempre le fue indescifrable lograr entender esa emoción que sentía cuando los niños le contaban a gritos como la querían tanto. Un sentimiento mágico que le permitía poder sentirse segura consigo misma.

—Gracias pequeños, pero no pueden estar aquí, el Pizzaplex ya va a cerrar —habló ella con cariño.

—¿Podemos tomar una foto contigo antes? —dijo un niño con emoción.

Ella no quería romperles la ilusión, así que aceptó a sabiendas que sería algo rápido. Colocó su mano en el hombro de uno de los niños, utilizando su mano libre para hacer el símbolo de paz.

Una vez tomada la fotografía, la emoción en los niños fue increíble. Después de todo, tener un robot con inteligencia artificial frente a tí no es algo que se ve todos los días.

—Muy bien, vayan a la salida, sus padres deben estar buscándolos —Les dijo Roxanne, a lo que estos accedieron luego de varios halagos para la loba.

Es fascinante como tanta audiencia admiraba unos simples robots con forma de animales. Esto de igual maneras le encantaba a Roxanne, puesto que amaba la atención de sus fans y que la adoraran, la hacía sentir bien consigo misma y entendía que hacía un buen trabajo en el escenario.

Ya una vez dentro del camerino exclusivamente para ella, se dispuso a observarse un rato en el espejo para admirar lo hermosa que era. Siempre le fue como un pasatiempo para animarse. Sin embargo una voz fuera del cuarto llamó su atención al escuchar una mención a su nombre en un diálogo que parecía ser de un visitante.

Roxanne, curiosa ante esto, apegó su oreja al vidrio para escuchar mucho mejor, aunque no se oyera del todo.

—¿No pudieron hacerlo?

Confusión llegó a su mente. ¿Hacer qué?

—Señor, ya le dije que debe hablar con el gerente, aquí no soy la encargada de esas cosas —Esa sin dudas era la voz de Vanessa.

—Los niños de ahora no saben de lo que se pierden.

—Bueno, no pueden querer algo que jamás han visto —le aseguró Vanessa, al parecer con un tono más cansado de lo normal—. Por favor, le pido que se retire y cualquier inconveniente hable con los fundadores del Pizza Plex.

El hombre parecía estar decepcionado, como si fuera esperado algo mucho mejor del lugar.

—¿Sabe? Cuándo era niño podía acudir al Fazbear Pizza y disfrutaba mi estadía allí, siempre me pareció un lugar entretenido en el que podía ver robots cantar —Este se cruzó de brazos, pensativo—. Ahora que he venido a esta nueva pizzería tuve la esperanza de poder revivir mi niñez con los mejores robots del mundo. Qué gran decepción me lleve cuando ví un lobo en el escenario y no un zorro.

Roxanne no lograba entender el porqué había un hombre allí quejándose. ¿Y qué tenía que ver ella con un zorro? No tenía sentido.

Agobiada, Vanessa soltó un suspiro.

—Mire, creímos que la revolución de los Glamrock podría ser mejor si agregabamos un nuevo animatronico de género femenino. Sabemos que mucha gente puede extrañar a Foxy, pero los niños aman a Roxanne, no podemos simplemente hacerla a un lado por simple nostalgia.

—¿Simple nostalgia? —rió él—. Antes era mucho mejor. Foxy es mucho mejor que una estúpida loba.

Fue como un disparo en el pecho de Roxanne. Un ligero vacío que sintió. Cerró sus ojos intentando ignorar aquel comentario.

—¿"Estúpida loba"? —susurra ella, dolida.

Inmediatamente se escucharon los pasos de otro guardia de seguridad aparecer en escena. Se acercó al dúo que discutía.

—¿Algún problema por aquí?

—Ninguno —asegura el hombre con melancolía.

—Señor, le pido que se retire por favor —pidió el guardia.

La animatronico despegó su oreja del vidrio, caminando a una esquina de su habitación, dónde pudo encontrar su arcade para poder distraerse un rato. A ella le encantaban las carreras, así que podría olvidar toda la extraña situación en la que se encontró al escuchar esa conversación. Aunque antes de esto, se paró frente su espejo y observó su reflejo con dolor.

—Tú no eres estúpida, eres la mejor —se dijo, creyéndose así sus propias palabras.

FNaF: Cubriendo HuellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora