Capítulo 45

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Pasaron unos dos meses. O quizás más. La verdad que habían perdido la cuenta. Cuando eres feliz, dejas de contar los días. Simplemente los vives. Intensamente. Y es que ellos, ahora eran felices. Se habían conocido los unos a los otros, habían compartido millones de cosas. Ya habían pasado cuatro meses desde que se habían conocido y dos que llevaban juntos. Dos. ¿Quién lo iba a decir? La velocidad y la inversa. Juntos. Felices.
Las clases iban bien. Lali seguía siendo la alumna ejemplar de siempre y Peter había subido todas sus calificaciones con ayuda de ella. Las cosas estaban saliendo bien. Muy bien. Aunque bueno, como todas las parejas también tienen discusiones. Lali es muy celosa. Y Peter también. Y precisamente esto, los celos, son los que les juegan malas pasadas.
Ahora mismo, se encontraban haciendo la tarea. La directora Macer, encargada de la asignatura de Filosofía, les marcó unos ejercicios. Peter, le pidió a Lali que si podía ayudarle y como días atrás, ella aceptó. Ahora se encontraban en la habitación de él, resolviendo las actividades. O bueno, intentándolo.
-Entonces, ¿Qué es? Explícamelo. - le dijo ella señalando el cuaderno.
Peter se acercó a ella intentando robarle un beso pero ella le apartó.
-Anda, explícame. - volvió a repetir.
-¿Por qué no nos tomamos un descanso gatita? - preguntó él en su oído.
-Venga anda, que solo nos queda uno. - contestó ella intentando resistirse.
-Por eso, venga, un descanso. - le susurró.
Ella negó riendo y se puso en pie. Peter la siguió y la rodeó por la cintura.
-Venga tonto, luego hacemos lo que quieras.
-¿Lo que yo quiera? - preguntó girándola sutilmente.
-No te pases de listo. - contestó ella con una sonrisa. Peter se aprovechó de la situación y caminó hacia atrás con ella. Lali consiguió liberarse.
-Eres mala conmigo. - susurró él caminando de nuevo hasta ella. Deseaba besarla, acariciarla, añoraba tanto el calor de una chica, demonios. Extrañaba muchísimo el calor de una mujer sobre él. Pero con Lali le gustaba ir, despacio.
-No, no lo soy. - se defendió ella tirándose de nuevo en la cama. Se llevó un lápiz a la boca y apuntó el cuaderno. Bajó un poco su falda y acomodó su blusa. Peter, no dejaba de observarla. Se sentó a su lado, resignado.
Intentó robar algún beso. Intentó robarle alguna caricia. Pero Lali se resistía. Diablos. Ninguna chica antes le había rechazado ni un beso y mucho menos una caricia.
Terminaron la tarea y Peter la miró con una ceja elevada.
-Me merezco un premio. - dijo él levantándose, trazando la cama y acercándose a ella. Lali lo miró riendo mientras negaba.
-No, te portaste muy mal.
-No, no es cierto.
-Sí, eres un pesado para hacer la tarea. Peter le ofreció su mano y ella la aceptó, tirando de Lali y poniéndola en pie. La rodeó por la cintura. Lali le sonrió y deslizó sus manos hasta su camiseta atrayéndolo a ella. Peter soltó un pequeño suspiro que les hizo reír y luego, se soltó de su agarre. Dejándole con las ganas. Pero él no era tonto, volvió a tirar de ella, en la otra dirección. Con leves pasos, llegaron hasta una de las paredes. Pegándola más a su cuerpo mientras depositaba besos mojados sobre el cuello de Lali. Ella lo apartó y jugó con lo mismo. Trazó una fila de besos desde su cuello y cuando parecía que iba a finalizar en sus labios vaciló y volvió a besar su mandíbula. Peter soltó un leve quejido y dirigió la mirada hacia abajo, luego volvió a mirarla a los ojos.
-¿Alguna vez te han dicho que ese uniforme está hecho para el pecado? - Lali lo miró coqueta.
-No, nunca me lo habían dicho. Aunque un día me lo insinuaste. - ella mordió su labio inferior. - Pero en ese entonces, me odiabas.
-No me digas. - torció la boca en una sonrisa sesgada.
Lali volvió a vacilar y se soltó de su agarre. No dio dos pasos cuando él, la sujeto por el brazo, regodeándose de su pequeña victoria. La mejor forma de manejar a un chico como él, era empujándole al límite y echarle en cara sus debilidades. Eso les sentaba mal como el demonio. Lástima que él también era una de sus grandes debilidades.
-¿Estás jugando conmigo? - susurró de nuevo.
-¿Yo? - ella elevó una ceja insinuante.
Lali se colocó de puntillas y enredó sus brazos en el cuello de él con fuerza, pegando también su cuerpo, incluso más, consiguiendo que él soltara un pequeño gemido que le hizo sonreír y salir victoriosa por segunda vez. Deslizó sus labios por el cuello de Peter.
-¿Qué haces? - preguntó él con la voz ronca. Con deseo.
Ella no contestó. Siguió besando su cuello y vaciló para llegar a su boca pero luego volvió a bajar besando el ovulo de su oreja. Sus manos estaban en su nuca y acariciaban el cabello de él en forma de provocación. Se detuvo enfrente de sus labios y mordió su labio inferior.
-¿Me besas ya joder? - susurró él con los ojos cerrados.
Lali se acercó a Justin y rió casi contra su boca. Besó primero su labio inferior. Luego, golpeó del todo sus labios contra los de él. Él capturó sus labios y los besó con deseo irrefrenable. Sabía tan bien, tan fresca y dulce. Quería mucho más de ella. Peter llevó su mano hasta la espalda de ella, subiendo poco a poco su blusa para poder sentir su piel, pegándola a su cuerpo. Sintiéndola. A Lali se le escapó un leve gemido dentro de los labios de él, volviéndolo loco. Entonces, Peter introdujo su lengua dentro de la boca de ella. Y sintió como se derretía. Joder, que bien sabía. Lali sintió como las manos de Petee resbalaban hacia delante y comenzaban a subir por su camiseta, acariciándola. Lali dejó escapar un pequeño suspiro de satisfacción. Los labios de Peter se amoldaban a los suyos de forma posesiva. Causaba estragos en todo su cuerpo con solo un contacto, y eso la aturdía, enfadaba y excitaba a partes iguales. Pero no pensaba dejarse dominar por él. Las manos de él estaban para llegar hasta sus pechos, mientras sus bocas no cesaban. Ningún beso tenía nada que ver con el anterior. Era pura pasión. Había deseo. Había...
Lali tiró de su camiseta. La rompió. Al diablo el uniforme.
-Lo siento. - susurró divertida contra sus labios.
Peter decidió lanzarse. Tiró fuerte de su camiseta. La primera vez que se lanzaba en algo así. Lali gimió contra su boca. La desabrochó con furia. Le quería más cerca. Aún más. Él la mordía. Su cuello. Sus mejillas. Sus labios. Todo lo que pudiese ser de él en aquél momento. Dejó caer la camisa al suelo.
Lo siento. - susurró divertido imitándola.
Separó los labios de su boca y volvió a besarla en el cuello. Ya la cosa estaba aumentando. Demasiado. Peter clavó la vista en los pechos de Lali. Tragó saliva y comenzó a deslizar sus manos calientes por la suave barriga de ella. Lali se moría de vergüenza. Era la primera vez que hacía esto aunque intentaba no parecer nerviosa. Con su ex novio no pasó nunca de los besos. Y ahora, iban a más. Se abrió paso una media sonrisa en los labios carnosos de Peter, mientras su mano sigue subiendo lentamente por el ombligo de Lali produciéndole mil y un escalofríos, todos distintos. Lali se abalanzó sobre él para besarle de nuevo, con mucha más pasión. Presionaba su lengua, mordía sus labios. Batallaban por hacerse el vencedor del beso.
-Demonios, Lali. ¿Quién te ha enseñado a besar así? - interrogó sobre sus labios, impresionado por los grandes dotes que poseía.
-A ti te lo voy a decir, guapo. - rió sacudiendo la cabeza. - Una Esposito sabe guardar bien sus secretos.
-Y otras cosas también. - susurró de nuevo con sus labios. Recorrió el contorno de su tatuaje con la yema del índice. Lali apartó su boca y lo miró con diversión.
-Sí, otras cosas también.
Peter se mordió el labio inferior y volvió a adueñarse de los labios de ella. Introduciendo su lengua, jugando, recorriendo cada rincón y llevándose su sabor. Sin duda era el mejor tour que había hecho respecto a bocas. Sus labios eran tan suaves, gruesos y... acarició de nuevo su piel desnuda. Volviendo a subir por el ombligo de ella, llegando esta vez al borde de la tela de su brassier. Lali se tensó por un momento y Peter volvió a bajar su mano hacia abajo, regalándole confianza y tranquilidad. Y no tan solo eso. También prendía cada célula de su cuerpo. Él ardía de deseo. Deseaba arrancarle aquel brassier y devorarla. Al completo. Toda. Descubrir el sabor de su cuerpo. Pero esperaría. Si sabía tan bien como sabía su boca, sería la gloría. Abandonó sus labios y se trasladó a su cuello, mordiéndola, mientras ella con los ojos cerrados soltaba algún quejido placentero.
-Juro que estoy intentando contenerme. - susurró él con voz ronca. - Juro que intento ir despacio. - volvió a susurrar mordiendo su cuello. Bajó un poco más. - Juro que lo intento.
Se le escapo un gemido extasiado al ver como estaba muy cerca de sus senos. Un sujetador negro, bonito, lo rellenaba. Tragó saliva. Las manos de ella no se quedaron atrás y se perdieron acariciando su pecho y su abdomen, haciéndole gemir interiormente. Peter mordió en la curvatura de su cuello. Lali lanzo un gemido ahogado y tiró del cabello de él haciendo que la electricidad avanzara por su cuerpo, centrándose en la parte baja de su cintura. La aferró del trasero para apegarla a su intimidad, ganándose otro suspiro algo más descarado. Quería poseerla, llenarla. Sus labios enfebrecidos se apoderaron de su cuello, bajando por su piel hasta poder posar sus labios en la curva delicada del nacimiento de sus senos. Se detuvo. Ella asintió con una leve sonrisa. Y eso le puso. Joder. Definitivamente esta chica era dinamita pura. Con tan solo un movimiento y una sonrisa le ponía más que alguna otra en pleno acto.
-Que piel más suave tienes. - comentó ella jugueteando con el botón que sujetaban sus pantalones. - Y caliente, muy caliente.
-Si sigues haciéndote de rogar no responderé a mis actos. Me tienes a cien ahora mismo. Y pensar que te decían aburrida.
-Lo sé. Esa cosa que tienes ahí no deja de apuntarme.
Dijo una Lali divertida. Acercó su cuerpo al de él haciéndole gemir sobre sus labios de nuevo, fue rápida, deseosa y algo violenta en el beso, apartándose en milésimas de segundo, dejándole en el aire.
- ¿Aburrida? - susurró. Su voz se notaba...algo ronca de deseo. Ella sabía jugar. Jugar muy bien. Y ahora estaba a cien al igual que él.
- ¿Yo también sé jugar sabes? - susurró de nuevo.
Si. Para Peter, Lali rozaba lo irreal y ya no le ponía a cien. Si no a mil por segundo. Él llevó las manos hacia la espalda de ella mientras se besaban frenéticamente hasta que rozó el broche del brassier y dejó las manos allí, intentando desabrocharlo. Justo cuando pensaba que por fin, iba a dejarlo caer al suelo. Tocaron en la puerta. Maldijo por lo bajo y Lali corrió de nuevo al armario. Peter se acomodó el pelo y inspiró tres veces. Expiró. Tocaron de nuevo.

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Perdón por no subir capítulos juro que ahora subiré más seguido, sigan votando por favor! ♥

Desafío al corazón»Laliter  [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora