Capítulo 32:-

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-¡Suéltame! - le gritó Peter a Lali.
Benjamín golpeó a Peter fuertemente, él llevó su mano a su cara y presionó su labio. Era la segunda vez. La segunda vez. Volvió a golpearle fuertemente.
-Ni se te ocurra volver a tocarla. - le gritó Peter a Benjamín pegándole otro puñetazo. Benjamin tosió por el golpe y volvió a quedar encima de Peter. Lali no sabía dónde meterse. Si llamaba al cuidador la mataría por estar allí y metería a Peter en un gran lío.
-¡¿Por qué?! - le gritó Benjamín. Peter cerró los ojos por el golpe.
-Eres un hijo de puta. - y Peter volvió a golpearle. Lali se acercó y tiró de él con fuerza. No sabía de donde había sacado la fuerza. Le agarró por la cintura intentando alejarle hasta que llegó a la pared. Peter le gritaba a Benjamin mientras ella tiraba de él con fuerza.
-¿Qué? ¿No le contaste a tu amiguita? - le gritó Benjamín levantándose del piso con la mano en la boca. Lali observó la cara de Peter. Esta vez estaba muchísimo peor que la otra vez. - ¿No le contaste que la otra vez también peleaste conmigo por defenderla?
Peter respiraba agitado, las venas de su cuello se notaban demasiado y tenía mucha furia por dentro. Lali se quedó congelada al escuchar lo que había dicho Benjamín. Miró a Peter por un segundo y él la miró a ella pero rápidamente quitaron sus miradas.
-Vamos. - Lali empujó a Peter. Él no caminaba. - ¡Vamos! - le gritó. Él la miró a ella y señaló con el dedo a Benjamín.
Entraron esta vez en la habitación de Peter y Lali puso el pestillo. No era plan que entrara el cuidador y la viera allí. Lo tiró en la cama por segunda vez y él se quedó observándola. Ella no se había dado cuenta que aún tenía lagrimas en sus ojos.
-¿Estás bien? - le preguntó él tosiendo levemente. Ella asintió. Él cerró los ojos y se dejó caer en su cama.
-¿Dónde tenéis ustedes el botiquín?
-Aquí no hay botiquín. - dijo soltando una leve carcajada, carcajada que quedó anulada.
-¿Cómo que no? - se acercó al armario y abrió un cajón que estaba por la parte izquierda, en el suelo. Lo sacó y se sentó a su lado. Peter tenía un rostro horrible.
-Tienes una pinta malísima.
-Eso ya me lo dijiste la otra vez. - dijo él llevando las manos a su cara. Tocando su rostro. Se originaban caras de dolor por cada parte que se tocara.
-Estate quieto, te vas a hacer más daño. - quitó su mano y abrió la cajita. Peter se sentó. Sacó un algodón y lo mojó. Esto era raro. Parecía que estaba volvieron a revivir lo mismo. El la miró negando, eso escardaba como el diablo. Cerró los ojos rendido y ella pasó el algodón por su ceja. Y luego por su pómulo. Y luego el algodón se perdió en sus labios. Lali tragó saliva y retiró el algodón.
-Esta vez te dio duro. - dijo ella. Él elevó una ceja. Lali sonrió levemente y se puso en pie. Él la siguió con la mirada.
-Ahora vengo, voy a buscar una pócima.
-¿Una qué? - Peter frunció el ceño.
-Ahora vengo. - repitió y carcajeó. Luego se fue y cerró la puerta.
Peter volvió a dejarse caer hacia atrás. Ya iba la segunda vez que se peleaba por ella. Cerró los ojos.
-A mí esto no me puede estar pasando. - susurró.
Y en menos de cinco segundos, Lali volvió a entrar con una pequeña maleta rosada. Él la miró en interrogante y ella carcajeó. Se sentó al lado de él y abrió la maleta.
-¿Qué es eso? - preguntó curioso. Ella sacó un botito marrón.
-Esto nos ayuda mucho a las mujeres. Seguro que te sirve para que no se te marquen tanto...- deslizó las yemas de sus dedos por los pómulos de Peter. Él hizo una mueca de dolor. - los golpes.
-Si lo sé, es maquillaje. - dijo él observándola.
-Ah, que bien lo conoces. - dijo ella carcajeando. Él elevó una ceja y le dio un golpe leve en la mano.
-Cierra los ojos.
-No, me das miedo. Capaz quieres destruir mi cara.
-Seguro que te la dejaría mejor. - Él frunció el ceño y la miró cara de pocos amigos. Ella volvió a reír.
-Anda, ciérralos.
Peter cerró los ojos y Lali colocó un poco de maquillaje por su cara, disminuyendo el tono de los golpes. La verdad que había funcionado.
-No me dejes como Delfina. - dijo él aún con los ojos cerrados. Ella sonrió, él no pudo verla pero ella estaba sonriendo. Borró la sonrisa al recordar a Delfina.
-Pues a ti bastante que te gusta. - Peter fue a abrir los ojos pero ella volvió a cerrárselos. - No los abras. - dijo con la voz dura.
-¿Quién te ha dicho que me gusta?
-Si no te gusta, creo que deberías hacerte un test de inteligencia. Normalmente uno no se lía con personas que no nos gustan. - contestó ella.
Él sonrió levemente. Lali dejó el maquillaje a un lado y lo observo. Había quedado bien. Peter abrió los ojos. Se quedó pensando en lo que acababa de decir. Analizó la frase nuevamente. 'Normalmente uno no se lía con personas que no nos gustan'. Tragó saliva.
-¿Y tú crees en eso? - preguntó él, lanzando una bomba de indirectas. Ella miró a un lado pensando en que responder. Volvió a mirarle. Él la miraba con una sonrisa poco visible pero que Lali si pudo notar. Elevó una ceja y se lanzó.
-Yo creo que eso es verdad.
Esta vez el que se quedó congelado fue él. O le estaba ahora ella lanzando las bombas de indirectas o el golpe le había dejado consecuencias. Después de decirlo Lali se puso en pie y guardo la caja en el ropero de Peter, colocó sus pinturas en el bolsito y lo miró.
-Gracias. - le dijo observándole.
-¿Podemos hablar? - dijo Peter. Ella se comenzó a poner nerviosa.
-¿Hablar? ¿Sobre qué?
-Sobre cosas. - dijo él curvando sus labios. - Hablar.
-No...-negó. - No creo.
-Por favor. - dijo él. Ella lo miró unos segundos y luego asintió. Volvió a sentarse a su lado.
-Que quieres.
-¿Te gusta Benjamín?
-¿Qué?
-Que si te gusta Benjamín. - volvió a repetir. Ella frunció el ceño y unos escalofríos corrieron por su barriga. Lo miró.
-No.
-¿Entonces?
-¿Entonces qué? - él elevo una ceja.
-Nada. - dijo Lali. Miró hacia un lado.
-Dime la verdad.
-¿Por qué? No tengo por qué darte explicaciones de nada.
-No seas así. - Lalibsuspiró.
-No, no me gusta. Últimamente no me deja en paz y hoy, vino a mi habitación. - Peter frunció el ceño.- Me dijo que le acompañara un segundo a su habitación que me quería pedir disculpas porque se había portado como un gilipollas. - Peter notó como la voz de Lali se comenzaba a debilitar. - Pero luego se intentó aprovechar de mí. - dijo en un hilo de voz.
Peter apretó su mandíbula con fuerza. Lali se dio cuenta y rosó su mano con la de él. Peter sintió escalofríos de repente. Esas cosas eran las que él no entendía. O de las que no quería entender. Observó la mano de Lali y elevó su vista a ella.
-Pero ya da igual. Yo me se defender. - dijo Lali sonriendo.
-No lo dudo. - dijo él también en una sonrisa.
-Gracias. - volvió a repetir Lali poniéndose en pie. - Me voy, que si me ven aquí me matan.
Peter se quedó en silencio, simplemente observándola. Justo cuando fue a abrir la puerta, tocaron.
-¿Peter Lanzani? - preguntó el cuidador.
Ella miró a Peter y Justin la miró a ella. Rápidamente Peter se levantó y abrió el armario y Lali entró.
-¡Ya voy! ¡Me estoy vistiendo! - dijo Peter cerrando la puerta.
Suspiró dos veces y la abrió. Se apoyó en el marco de la puerta, con todo su ego. Sonriendo.
-¿Sí?
-¿No sale este fin de semana? - preguntó el cuidador entrando dentro, observando cada rincón de la habitación. Observó a Peter y volvió a observar bajo de la cama.
-¿Qué busca? No me lio con ninguna desde hace un mes. - dijo con soltura. El cuidador le miró y observó su rostro.
-Creo que debe dormir un poco Lanzani.
-¿Si verdad? Yo también lo creo. Si se marcha podré dormir.
-Bájeme el tono.
-Claro que sí Will.
-Don Will. - le apuntó con el dedo.
-Bien Will. - dijo Peter caminando hacia la puerta. - Si quiere puede marcharse. Como ve no hay nadie.
Will se acercó a la puerta y repasó a Peter.
-Ándate con ojo. - le advirtió.
Y luego se fue. Peter cerró la puerta y carcajeó. Lali casi saltó del armario.
-Joder. ¿Quién guarda la ropa ahí? - dijo tosiendo.
-Chaz. - carcajeó.
-¿Y nunca ha optado por lavar el armario? - dijo con una cara extraña que hizo reír mucho a Peter.
-Pues no. - carcajeó.
-Creo que no deberías ser tan prepotente con Will. - dijo ella curvando sus labios.
-No soy prepotente. - dijo él riendo.
-No...claro que no. - vaciló Lali sentándose en la cama de Peter. Cruzó sus pies. - Claro que no. - carcajeó.
-Yo no soy prepotente. - dijo Petee mirándola, apoyado en la ventana, justo enfrente.
-Eres don ego. - dijo ella acompañando una carcajada. Peter elevó una ceja y se acercó a ella.

Desafío al corazón»Laliter  [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora