Estrías

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Huaisang estaba levantándose por la mañana de la cama cuando lo sintió, sintió que algo se abría en su piel, apresurado y levemente asustado se levantó la camiseta de dormir y bajó el resorte de sus pantaloncillos para dirigirse al espejo de cuerpo completo y mirarse, lo que le recibió fue la vista de una marca rojiza que se extendía por su vientre cada vez más abultado, esta iba desde aun más abajo de sus calzoncillos llegando casi hasta el ombligo, ¡se veía horrible!, ¡una estría! ¿Pero cómo? se estaba humectando la piel debidamente, bebía agua y comía adecuadamente, por supuesto que con algún que otro antojo, ¡estaba cuidando su aspecto, no debería estarle pasando a él! Wei Wuxian le había advertido sobre esas líneas que se formaban y por supuesto que no las quería tener en su cuerpo, ya era más que suficiente estar inflamandose cada dia mas.

El estómago le gruñó al tiempo en el que el bebé le pateaba, eso le alegró un poco, sin embargo no fue suficiente como para quitarle el puchero de la cara así que solo le quedó bajar a desayunar. Esta vez se quedó en la casa de la familia Lan que se encontraba prácticamente vacía, ya que Wangji, Wei-xiong y a-Yuan se habían ido de camping como unas pequeñas mini vacaciones de fin de semana, por lo que solamente estaba el viejo Lan Qiren, quien siempre se levantaba temprano y salía a caminar, esperaba no encontrarlo aun en la casa sino seria incomodo debido a la hora en la que se levantaba.

—¡A-Sang, ya despertaste! —. Xichen le miró sobre el hombro al escucharlo acercarse. —Buenos días querido ¿Cómo amaneciste?

El Lan apagó el fuego de la estufa sacando la última pieza de pancake del sartén y llevándola a la mesa en donde se encontraban más viandas.

—Xichen-ge—. Huaisang pronunció aún más su puchero mientras alargaba la palabra, se dejaba caer en una de las sillas y se estiraba sobre la mesa en un claro ejemplo de berrinche. —¡Ha ocurrido una desgracia!

—¿Si? ¿Qué sucedió?

—Mi... mi primera estría.

Lan Xichen sonrió al principio, creyendo que Huaisang simplemente estaba siendo aun más dramático debido a las hormonas, sonrisa que se desvaneció en cuanto lo escuchó llorar en verdad, asustado liberó sus manos y fue a hincarse a un lado del Nie.

—A-Sang, a-Sang ¿Qué sucede? ¿Es por la estría?

El llanto de Huaisang se hizo aun más escandaloso así que Xichen le abrazó con fuerza.

—Es... es una estría a-Huan, eso indica que me estoy poniendo aun más gordo y pronto solo seré una pelota de playa, estaré tan inflado que pareceré asqueroso. Ya puedo escuchar las burlas de los demás, como cuando le decía a todo mundo que algún día saldría contigo y me respondian que no era lo suficientemente bonito para ser tu pareja.

—¿Quién te dijo esas atrocidades a-Sang?

—Lo... Los de la escuela o cada persona que te conocía y luego me miraban a mí, ellos sabían que me gustabas, podían verlo cada vez que hablaba de ti o te miraba y esas personas simplemente... ¿No lo entiendes a-Huan? sí me pongo feo ellos tendrán la razón.

—Shh, shh, a-Sang, mi amado Huaisang. Tu eres hermoso, eres la criatura más preciosa a mis ojos, lo has sido desde el momento en el que me di cuenta de que me gustabas y con el tiempo te fui amando, no solo porque eres guapo, también por ser tú, adoro tu personalidad, que me hagas reir, puedes ser mimado pero te importan las cosas que a los otros podrían parecerles inútiles y eres tan apasionado con lo que amas; esas cualidades forman parte de ti, no solo eres hermoso por fuera, lo eres por dentro y esa gente puede, puede...

—Puede seguir hablando, pero tu sabes la verdad y es que ustedes dos se aman pese a todo.

A ambos les sorprendió escuchar la voz dura de Lan Qiren, quien había regresado de su habitual hora de ejercicios y los veía desde el marco de la puerta de la cocina.

—Tío—. Susurró Xichen.

—Sí hubiese tenido a esas personas como alumnos les enseñaría una lección sobre decir cosas malas a las espaldas de otros. Hablar mal de mi familia.

El hombre mayor siguió su camino a su habitación para darse una ducha dejando incrédulos a los otros por el refunfuño. Cuando estuvieron seguros que estaban solos Lan Xichen besó con devoción el cabello revuelto de Huaisang.

—Nie Huaisang, yo te amo por quien eres, no me importa que cambies físicamente.

—¿Ni aunque me sigan saliendo estrías?

Lan Huan negó con la cabeza: —No, porque estos cambios que estás experimentando indican que estás llevando a nuestro bebé, a nuestra nubecita, aunque me gustaría tanto evitarlos, ser yo quien los porte para que tu no sientas pesar.

Nie Huaisang escondió su rostro entre sus manos no queriendo seguir llorando, pero cada palabra que salía de la boca de Lan Huan le hacía sentir tan especial, como si flotara.









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To be on cloud nine [Xisang]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora