The punishment (Vance Hopper).

05

Aubrill se encontraba arreglando su mochila para irse a la escuela, había pasado ya 2 días desde que Vance no la llamaba, cuando el sonido del teléfono interrumpió sus acciones, descolgó el teléfono escucho la voz de Vance.

Aubrill, hola, perdón por no hablarte desde hace 2 días, surgió un problema y mi madre me prohibió hacer llamadas, pero ahora se encuentra dormida así que aquí estoy, hablando contigo.- su voz era en susurro, por lo mismo para no despertar a su madre.

Esta bien Vance, no me debes explicaciones, no pasa nada.- reí un poco, me parecía tierno ya que seguro pensó que estaba enojada.

No te debo ninguna explicación, pero igual quiero dártela, en fin, ¿crees que podamos vernos cuando salgas de la escuela?.- preguntó, se escuchaba un tanto nervioso.

Esta bien, te veo a las 2 en la salida.- dije mientras cerraba mi mochila.

Excelente, te veo ahí.- Contestó mientras de fondo se escuchaba a la que sería su madre diciendo su nombre completo, para después la llamada se cortará.

Reí ante la cómica llamada, tomé mi mochila y salí de mi cuarto. En la cocina se encontraba mi tío Max y su hermano tomando el desayuno, me senté y espere a que su hermano se levantara aunque este como si leyera la mente, se levantó y se fue a su cuarto.

Tío Max, hoy no te molestes en ir por mi, un amigo me acompañará a casa después de clases.- dije mientras tomaba un vaso de leche.

Esta bien, solo que con cuidado, cualquier cosa no dudes en correr a casa.- se levantó y tomó la llaves del auto, tome el último bocado de pan y salí junto con el.

Al llegar a la escuela me encontré con Robin y Finney, quienes venían juntos riendo, fui con ellos y los saludé. En el camino íbamos hablando de las clases, ya que había temas en los cuales nos perdíamos, nuestra primer clase era laboratorio la cual fue en equipos, Robin y yo hicimos equipo, mientras que Finney tuvo que hacer equipo con Dona.

El día pasó demasiado rápido a lado de mis amigos, tanto que solo faltaban 5 minutos para salir.

¿Quieres que hoy te acompañemos a casa Aubrill?- pregunto Finney mientras guardaba sus cosas.

Gracias finny, pero hoy me acompañará a casa un amigo.- respondí mientras le pasaba un bolígrafo que me prestó.

¿Qué amigo y porque no nos has hablado de él?- dijo Robin mientras se sentaba en la mesa de mi lugar.

Luego se los presentaré, solo diré que es igual a ti.- la campana sonó y salimos juntos, Robin y Finney seguían insistiendo para que les dijera el nombre del chico misterioso como ellos lo llamaban.

Una vez en la entrada de la escuela pude ver a Vance recargado en un árbol, miraba a todos lados, supongo que esperando a encontrarme, Robin y Finney miraron a la misma dirección que yo lo hacía y entonces empezaron las preguntas.

Es una broma, ¿verdad, Aubrill?.- dijo Finney mientras se ponía frente a mi.

¿Porqué lo sería, solo somos buenos amigos?.- contesté mientras hacía un gesto de confusión.

Pagaría 10 dólares por saber que hiciste para caerle bien.- Robin seguía mirando a Vance y como si lo que dijo Robin se escuchara a kilómetros, Vance volteo hacia donde nos encontrábamos y camino hacia nosotros.

Hey, Aubrill, por fin te encontré.- dijo sonriéndome.

Hola Vance, mira, ellos son mis amigos, Robin y Finney.- El último se encontraba viendo a Vance con una expresión de miedo, si bien Finney algunas veces le daba miedo Robin, ya se imaginarán como se puso ante la pinta de Vance.

Vance solo se limito a chocar puños con ellos y me despedí para después caminar con Vance hacia mi casa.

¿Quieres que cargue tu mochila?.- preguntó para romper el silencio que se había formado.

No te preocupes Vance, no pesa nada.- dije mientras mostraba una sonrisa.- Creí que tu madre no te dejaría salir, con eso de que no te dejaba hacer llamadas.

Créeme que no lo iba a hacer, pero le prometí acompañarla a comprar unas cosas la próxima semana y aquí estoy.- puso sus manos en los bolsillos traseros.- Sobre lo de ayer, realmente quiero disculparme contigo por no avisarte, no quiero que pienses que soy una persona que rompe promesas.

Vance, no pasa nada, no pensaría mal de ti aun así y no me hables una semana.- contesté mientras ponía mi mano en su hombro.

Gracias, lo que pasa es que me metí en problemas, y termine en la comisaría por golpear a un imbecil.- dijo haciendo una mueca.

¿¡Porqué, que pasó!?.- pare en seco esperando una respuesta.

Es que, dijo algo que me molestó y no me pude contener y lo golpeé hasta que me cansé, se lo merecía.- miraba hacia otro lado evitando mi mirada.

Por Dios, Vance, trata de controlar esos ataques de ira, algun día por culpa de esos ataques puedes terminar lamentandolo.- lo tome por los hombros.- ¿qué dijo ese chico que hizo que te enojaras tanto hasta golpearlo?.

Dijo basura sobre ti, no me iba a quedar parado escuchando como te describía de una manera asquerosa, de solo acordarme quiero volver a golpearlo.- cerró los ojos y soltó un suspiro.

Aun así, no debiste golpearlo, no me afecta nada de lo que digan los demás.- seguí caminando mientras miraba a otro lado.

A mi si me afectan, Aubrill, tú me importas y no quiero que hablen mal de ti sin conocerte.- tomó mi mano, volví a sentir ese cosquilleo de los pies a el estómago, que tenía este chico que me hacía estremecer.

Después de quedarnos en silencio avanzamos los pasos para llegar a mi casa, el camino se volvió silencioso, ninguno de los dos hablaba, de vez en cuando nuestras manos rozaban, eso me ponía nerviosa. Una vez llegamos a mi casa, nos despedimos y quedamos de hablar una vez que Vance llegara a la suya, entre a mi casa y mis tíos se encontraban cenando, no quería interrumpir así que solo los saludé con la mano y me fui a mi cuarto, me acosté en mi cama y solté un suspiro, maldito Vance, porque me haces sentir escalofríos.