Día 1: Confessions

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Entre una confesión y otra, no sabía si esto era otra broma para que repitiera el dialogo del bote hace tres años atrás.

Íbamos de vuelta a Marley para entregarle las propuestas del encuentro con la reina a la comisión del gobierno, el mismo barco que nos había trasladado a la isla nos llevaba de regreso al continente. Luego de dos horas de viaje, Armin me llamó la atención para que lo siguiera hasta la proa.

Era un día soleado, sin embargo, se podían apreciar las nubes avanzar desde el continente en dirección a la isla, cargadas de lluvia. Era una escena encantadora, colores dorados, morados y azules se podían reflejar en el cielo, pero nada brillaría más que los ojos del chico rubio que tenía frente a mí tomado de la baranda.

-¿Cuántas veces te tenemos que decir que debes tener cuidado con esto de apoyarte a la orilla? Nadie saltará a buscarte. -Dije casi como un regaño, pero el tono de broma era evidente.

-¿Dejarías que me comieran los animales acuáticos? -Preguntó levantando una de sus cejas. Su cabello estaba alborotado por la suave brisa que había a mar abierto. Ya no llevaba su traje, estaba solo con la camisa y con los primeros botones de aquella sin abrochar.

Era un deleite para mí verlo así.

-¿Estás consciente que no sé nadar? -Expresé avanzando para tomarlo de la camisa y tirarlo hacia atrás.

-Podríamos aprender cuando tengamos días libres -Dijo mirándome con gracia al ver como lo tiraba, él hizo el favor de seguirme.

-Aun no sabemos que tipo de animales hay en el mar ¿Qué tal si hay uno que parezca a un elefante gigante y de un mordisco te devora? -Lo llevé hasta un nivel irregular de la estructura del barco para que nos sentáramos uno al lado del otro con un espacio significativo.

Armin frunció las cejas.

-Dudo que haya animales parecido a los elefantes en el mar, tal vez si como las serpientes -Dijo sentándose a mi lado.

Sonreí a gusto por su respuesta, últimamente había tenido tiempo para estudiar sobre los animales salvajes, ahora ya no era un Armin que le faltaban piezas en su puzzle, no, Armin era la persona más curiosa e inteligente que había conocido, si algo no lo conocía, preguntaba, investigaba, jamás se quedaba con la duda.

Odiaba ser una persona ignorante.

-Ya, dejando de lado a los elefantes y serpientes ¿Qué me querías decir? -Pregunté al último al ver que con disimulo se acercaba a mí moviéndose de puesto en nuestro banco improvisado.

Era hasta adorable.

-Pues... Mh, quería estar a solas contigo, unos minutos -Dijo mirándome de reojo a la vez que metía sus manos en los bolsillos de sus pantalones.

Arqueé mis cejas ante la incredulidad que cruzaba por mi mente en ese momento.

Habíamos pasado juntos muchos momentos, no era broma cuando los chicos decían que nosotros parecíamos un pack ahora, lugar donde iba Armin, yo iba detrás o viceversa. Ambos nos buscábamos mutuamente de manera muy obvio y solo a veces de manera muy discreta.

Me estremecí por el viento del mar abierto.

-Estuvimos juntos todo el tiempo...-Dije apenas mirándolo fijamente sin entender mucho.

Él frunció los labios, casi pidiéndome un respiro.

-Ayer en la tarde no -Comentó.

-Te fuiste a una reunión familiar con Mikasa, es el único familiar que te queda, debía de ser privado -Expresé sin mucha ilusión. El saber que apenas nos quedaba una sola persona de crianza a ambos no era algo que se considere de alegría.

ARUANIWEEK AGOSTO 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora