Eran las seis de la mañana del día domingo, las cortinas estaban a medio correr y las ventanas estaban más empañadas que la noche anterior por todo el calor que rodeaba el ambiente.
Una salamandra encendida toda la noche, una lista de música infinita con todo tipo de música y una botella de vino vacía era lo que quedaba a esa hora.
Nuestros cuerpos chocando lentamente, besos que hacían eco por la sala, la ropa en el suelo, gemidos de excitación y suspiros de cansancio acompañados con palabras dichas en susurros junto a sonrisas compartidas.
Mis manos seguían recorriendo aquel cuerpo atlético, esa piel tan blanca como la nieve, aunque había descubierto que poseía leves pecas en su espalda. Annie tenía una fuerza impresionante, pero al tomarla entre mis brazos era tan ligera como una pluma, ayudarla a saltar sobre mí era fácil y rápido, sus pequeñas manos se posicionaban en mi hombro y pecho. Sus muslos se marcaban por la fuerza dejando apreciar sus hermosas y torneadas piernas flectadas.
Era un encanto, la adoraba y me percaté que aquello sucedió desde la primera vez que la vi cuando me encontró a mitad del camino colina arriba empapado de lodo.
-Estoy a-apunto... -Dijo entre gemidos.
La detuve a mitad de otro salto, me gruñó con frustración. Estaba a punto de correrse, pero yo quería darle un descanso de tanto esfuerzo que estaba haciendo.
La tomé desde sus muslos, rozando sus glúteos para levantarnos del sofá. Ella me rodeó enseguida con sus piernas la cintura y se aferró a mi cuello dejándose llevar. Avancé rápido por el pasillo hasta su habitación donde la deposité con cuidado en su cama tratando de no salir de su cuerpo, yo me quedé parado y tomé sus piernas desde atrás de sus rodillas para acomodarla.
Ella me dedicó una sonrisa de cómplice, se pasó la mano por el cabello para despejarse antes de estirar sus brazos y hacer que yo me inclinase; me dejó varios besos en los labios junto con chupones que se transformaron en una guerra de nuestras lenguas de un minuto a otro. Mis manos se movieron hasta su cadera para estabilizarla y comenzar a penetrarla rápidamente.
-Argh... Armin... -Me soltó para dejarse llevar por las sensaciones. Hizo que soltase su cadera de un lado para enlazar sus dedos con los míos.
Pensar que antes tenía la sensación de que Annie era una mujer demasiado fría, jamás me había imaginado estar con alguien como ella. Sin embargo, era todo lo contrario, y el detalle de nuestros dedos enlazados era una demostración de aquello.
Esta era la tercera vez que hacíamos el amor desde que yo llegué a las 8 de la noche de ayer a su casa. Ambos estábamos exhaustos, pero seguíamos compartiendo nuestros cuerpos.
Aceleré mis movimientos, el cambio de clima hizo que nuestras pieles se erizaran, la sala de estar estaba muy cálida, pero la habitación de Ann estaba helada, muy helada. Sin poder contenerme por su reacción natural, solté su mano para llevar la mía hasta uno de sus senos y jugar con su pezón, tenía un bonito color rosa tostado, su piel suave, el valle entre sus senos me guiaban la mirada a su abdomen suavemente marcado, su estrecha cintura fue mi almohada en muchas tardes de siestas y su cadera volvía a chocar con la mía como muchas otras veces.
Quería memorizar su cuerpo en ese instante, quería que se quedara debajo de mi piel y mi ser por siempre.
Su cuerpo se tenso y arqueó un poco la espalda al recibir el orgasmo en su cuerpo. Yo apuré en follarla con premura, la tomé de sus caderas para moverla en pleno orgasmo a la mitad de la cama para subir con ella y dejarme llevar por el momento. Sus gemidos eran todo lo que necesitaba junto con la forma en que me apretaba en su interior.
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ARUANIWEEK AGOSTO 2022
Fanfiction¡Tenemos Aruaniweek! De la fanbase @aruanievents en twitter. (https://twitter.com/aruanievents) TRES LISTAS DE TEMÁTICAS ¿Me explican la fantasía? Quiero dar lo mejor para que pasen y lean oneshot divertidos, diversos y que sanen el corazón. Día 1:...