Día 2: Jealousy

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Ni los buenos días vinieron al otro día, mucho menos los mensajes que diariamente nos mandábamos, hasta el gato se había asustado de como habíamos explotado la noche anterior.

Los mensajes no paraban de llegarle desde que tenía una nueva asistente, hasta después de horario esos mensajes o a veces llamadas llegaban.

"Entiende, es una chica que apenas salió de la universidad hace un par de meses, no sabe el ritmo de una empresa"

¿Me quería tomar el pelo? Lo sabía perfectamente, nadie en el primer trabajo tiene consideración contigo, ni en tiempos de entrega de informes o de reuniones, uno se volvía un número más para el equipo de trabajo... Pero esta chica me tenía los nervios de punta, empezando por como miraba a Armin cada vez que pasaba por su escritorio o le pedía algún mandado. Me fastidiaba lo doble cara que podía llegar a ser.

Me carcomía las ganas de incendiarle la casa o tal vez solo cortarle ese cabello largo que tenía. Sin embargo, cada mensaje, cada mirada, no era con la intención correcta; sabía perfectamente cuando la gente tenía otro propósito y al parecer mi novio estaba cayendo poco a poco en el juego.

Era algo que me ponía enferma, odiaba los celos, odiaba sentirlos más aun cuando él solo hacía lo correcto en un principio, pero hasta la altura que escaló la situación el día de ayer, yo ya no sabía nada.

Fotos, malditas fotos que alcanzó a ver mi ojo cuando estábamos compartiendo un rato juntos, íbamos a mirar una película, estábamos acurrucados uno con el otro, pero al momento que sonó su teléfono y él desbloqueó el teléfono e inmediatamente el móvil lo llevó a la aplicación de conversaciones dejando ver una selfies de ella... Esa rubia mata de cabellos y esos ojos pardos.

Me levanté indignada, hecha furia, dejé todo encima de la mesa de centro y me dirigí a la habitación para poder tomar mi chaqueta y algún bolso pequeño donde me cupiera la billetera, las llaves y mi corazón en llamas.

-Hey, Ann, espera -Su voz era algo errática, casi desesperada.

-No, no quiero escucharte, no ahora.

Siempre hacía lo mismo, si dejaba que me diera explicaciones, iba a ceder, iba a suprimir esos sentimientos agobiantes que tenía en ese momento. Quería irme de ese lugar, no quería hablar o gritar con la rabia viva de un sentimiento que era un asunto mío, no quería dañar a Amrin con palabras sangronas.

Pero no todo lo que tenía pensado podía resultar.

Apenas pude salir de la habitación cuando él me siguió y me tomó del brazo.

-Debes escucharme, te lo digo de verdad Annie, es solo una relación de trabajo, no entiendo porque-...

Yo era más fuerte que él, en fuerza, le ganaba. Me safe de su agarre y me giré para mirarlo.

-¿No entiendes? ¿Eres idiota o te estás haciendo? -Pregunté elevando la voz.- Desde el primer momento que le diste la confianza esa tipa te ha mirado con otro ojos y tú ni enterado ¿Sabes cuantas veces tuve que esperarte en el hall del edificio porque ella no me dejaba pasar a tu oficina? No, no lo sabes porque jamás te lo dije, no quería ser una molestía, pero ni el esfuerzo de deducir el por qué pudiste hacer.

Armin me miraba sorprendido de mi reacción.

-¿Ah? Pero qué... ¿Acaso debo andar pendiente de todo? Tú sabes perfectamente que estar al mando de una empresa no es fácil, necesito la ayuda de alguien y la asociación con la universidad y sus practicantes debemos tenerla por el status de esta -Dijo rápidamente. Ahí estaban esas excusas de siempre.

ARUANIWEEK AGOSTO 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora