Chains of love - Finney Blake

006

𝟬𝟬𝟲🂱 𝙏𝙃𝙀 𝘾𝙊𝙉𝙁𝙀𝙎𝙎𝙄𝙊𝙉...

Toda la semana estuve pensando en cómo Robin pudo desaparecer, habían pasado exactamente seis días de su desaparición, ya era jueves y cada segundo atormentaba a Finney y a mi, lo único que sabíamos era que el fue a comprar dulces.

Finney y yo estábamos devastados, he incluso cuando íbamos a la escuela todos murmuraban sobre nosotros.

Ahí estábamos Finney y yo, sentados en los comedores de la escuela, algo cansados debido a que no podíamos dormir esperando saber algo de Robin.

Todas las miradas estaban sobre nosotros, haciendo preguntas que no podíamos responder.

Al menos todavía no.

Una figura conocida se hizo presente para ambos, levanté mi mirada y vi a Donna, la cual me hablo primero.

— ¿Estas bien, Olivia? — Preguntó con preocupación.

En cuanto Finney escucho de quien provenía la voz, dirigió toda su atención en ella.

Sonreí ante la pregunta de Donna.

— Eso intentó... Pero gracias por la preocupación Donna. — Dije amablemente.

Me sonrió y yo también le sonreí, después pude notar como se dirigía a Finney.

— ¿Estas bien, Finnney? — Se escuchó aún más preocupada.

Noté el nerviosismo de Finney y de alguna manera sentí que no debía de estar ahí.

Me acerque al oído de Finney y susurre algo solo para que él pudiera escucharlo.

— No lo eches a perder Finn, conquístala... — Me levante y me disculpe, yéndome por fin de ahí y dejándolos solos.

Camine por toda la escuela hasta llegar a los baños de niñas, en los cuales no dude en entrar.

Me encerré en un cubículo, las lágrimas comenzaron a caer de mis ojos.

Sentía que lo de Robin había desatado cada uno de mis problemas.

Por meses lo vi y como tal jamás me anime a hablarle, solo coincidíamos miradas.

Tenía miedo de hablarle, ya que en primer año el me atraía, físicamente claro, porque no lo conocía.

Pero cada intento de querer a alguien siempre fue estupido, mi corazón solo quería a la única persona que no me correspondía.

Finney Blake.

Estaba decidida por apoyar a mi amigo con Donna, aunque siempre lo he hecho pero no directamente.

No odia a Donna.

¿Como podría odiarla? Ella es un ángel.

Pero igual no puedo evitar sentir el punzante ardor en mi corazon.

Ahí estaba yo, llorando desconsoladamente en el cubículo del baño, mientras Donna intentaba animar a Finney.

Me abrase a mi misma, ya que en ese momento no tenía a nadie para expresar lo que sentía.

Y la única persona en la que confiaba, estaba involucrada con mi sentir.

Escuche la puerta abrirse y me alarme al notar que era Donna.

— ¿Donna? — Pregunte saliendo del cubículo, mientras limpiaba mis lágrimas con las esquinas de mi suéter.

Me miró con tristeza, se acercó a mi y colocó una mano en mi hombro.

Ahora entendía porque Finney se había enamorado de ella...

— Se que lo de Robin te afectó más de lo que debería... ¿Quieres hablarlo? — Su voz me tranquilizo un poco.

Tenía un nudo en la garganta, el cual luchaba por salir.

De nuevo las lágrimas comenzaron a salir de mi, los cálidos brazos de ella me envolvieron en un abrazo.

— Tengo... Demasiados problemas... — Sorbí mi nariz. — Y no se como comenzar a arreglarlos.

— ¿Es por alguien, no es así? — Su pregunta me desconcertó.

— ¿Tan obvio es?.

Palmeo mi espalda con suavidad.

— Cuéntame... No importa que sea... Hazlo.

Estaba indecisa pero algo en mi me gritaba que lo hiciera, así que con mucha dificultad asentí.

— Estoy enamorada... Y esa persona no me corresponde... Me esta quemando por dentro.

Noté como mordía sus labios intentando decir algo.

— ¿Has intentado decirle? — Preguntó.

Negué con la cabeza.

— ¿Entonces como sabes que no te corresponde? — Preguntó de nuevo.

Hable con dificultad.

— E-el... E-esta enamorado de alguien más... — Volví a llorar.

— Puedes intentarle decir tus sentimientos... Al menos para evitar cargar ese peso... Si te corresponde, sería excelente, pero si no... Sabes dónde encontrarme. — Me dedicó una cálida sonrisa.

Me sentí apoyada en ese momento.

— ¿Sería buena idea declararme? — Pregunte hacia ella.

— Sería liberador. — Concluyó.

Pensé en las palabras que Donna me ofrecía, le sonreí y la abracé por última vez.

— Gracias... Intentaré tomar tu consejo. — Conteste amable.

— Es un placer ayudar a una amiga.

— ¡¿Tus ultimas palabras?! — El débil cuerpo de Robin yacía debajo del cuerpo del raptor.

— Pagarás por cada cosa que has hecho... — Hablo con enojo.

La afilada navaja fue enterrada en el cuello del chico, haciendo botar sangre por toda la escena.

Su último momento vivo, fue ver la máscara de quien lo había secuestrado.

Y sus manos llenas de sangre suya.

No pude salvarlos a ninguno de los dos...