Cuando tras su segundo año de secundaria y como la jugadora estrella del equipo de la secundaria Teiko,se muda repentinamente junto con su hermano mayor quien era su tutor legal a la capital surcoreana de Seúl. Aparentemente sin razón y de la nada t...
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—Nos hemos estado evitando el uno al otro, pero yo no a posta. Si él no me habla, no tengo porqué hablarle Seung.
—Él no tiene la culpa de la que hizo Seijuro.
—Lo se pero ellos solo se quedaron estáticos usando me vieron y escucharon lo que pasó, todo por querer renunciar al baloncesto sabes. No me va que me obliguen a hacer cosas que no son de mi agrado.
—Si lo se, solo digo dale una oportunidad. Seguro que tendrá algo que decirte tras estos años.
—Bueno...
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Este fin de semana, es decir mañana, tendrían un partido amistoso con el equipo de básquet del Instituto Kaijō, donde se encontraba Kise. Si ella quería seguir jugando en el baloncesto, claro que habrá oponentes con quienes no te llevas bien o es incómodo hablar con ellos y verlos después de tanto tiempo habiendo pasado lo pasado.
—¡Bien ha terminado el entrenamiento! Os podéis ir a casa y descansar que mañana tenemos partido.—anunció la entrenadora mientras todos empezaban a recoger.
Han'er recibió una llamada de la cual el tono retumbó por el gimnasio, se apresuró a contestar saliendo del gimnasio un momento. El pelo azul la seguía mirando, no sabía cómo habían llegado a esto todos. Un grupo de amigos que eran como hermanos, al crecer y querer ser libres de destruían a sí mismos en el camino que recorrerían.Unos dañando más a otros, lo que pasó entre Akashi y Han'er fue una tragedia.
Recibió una paliza brutal de Akashi quien en ese entonces era su pareja, por unos simples mensajes de su primo y por cómo lo tenía agregado con un corazón rojo. Le rompió unas costillas y heridas graves con un objeto afilado, presuntamente unas tijeras de él. Los puntos de esa herida que tenían de cadera para arriba permanecían aún por se notaban demasiado, ya que empezaba en el cuello. Él no recibió castigo, por el hombre que era su padre pero ninguno del equipo le volvió a hablar como antes lo hacía. Pero nosotros también no la visitamos ni una vez, no se nos permitía a ninguno si queríamos seguir en el equipo de baloncesto.
Ella no se lo merecía el trato que obtuvo de parte del equipo tras eso, por eso no la culpaba ahora que no quería hablar con ninguno de ellos.Además de que no les aviso que regresaría pero para estos entonces confiaba en que los demás hubieran oído la noticia.
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En Kioto se estaba bien, lejos de Tokio y todo lo que pasó ahí. Con suerte deseó olvidar todo eso pero era mucho pedir claramente, seguro que este era el castigo que merecía. Recibió una notificación de una aplicación deportiva, que decía así:
