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Negro

—¿De qué querías hablar Seung?

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—¿De qué querías hablar Seung?

—¿Por qué me mentiste ayer? Fuiste a la casa de Akashi, no estabas con Kise o Aomine por ahí cenando o en la casa de ninguno de ellos.—hablo en un tono serio.— Lo único que no entiendo es como eres lo suficientemente ingenua como para confiar en él otra vez, tampoco entiendo como te pudiste ofrecer a casarte con él. Sabes perfectamente que tengo los recursos para que no tengas que hacer eso.

—Confío en él porque ha cambiado, tú deberías hacer lo mismo. Si quieres no lo hagas por él, pero dale una oportunidad por mí. Te lo pido.

—Esta bien pero no prometo nada, lo que dije aún esta en pie.

—Lo sé, mañana jugamos contra Yōsen, ¿vendrás a vernos?

—Tal vez, tengo que solucionar algunas cosas en la oficina con Hana pero seguramente si.

—Tráela, me agrada esa mujer para ti.

—Cállate.—dijo avergonzado.

Hana era la asistente personal y secretaria de Seung, estuvo trabajando para desde hace unos cuantos años. En este punto, Han'er la consideraba una mas en la familia. Tampoco se le escapaba esas miradas, las risas que tenían y esas malas excusas que le ponían a ella. Era más que obvio que salían solo que no se lo querían decir a nadie, a Han'er no le importaba. No presionaría a su hermano en este asunto, porque sabia perfectamente lo que pasaba.

Llegaron al apartamento, había un ramo de rosas enorme en la entrada. Con una sola nota que decía:

"De: Akashi Seijuro
Para: Mi futura esposa"

Han'er tomo las flores, tenían un aroma fresco. Eran exactamente 36 rosas, justo los meses desde que no se veían. Vio este gesto como romántico, como uno de sus esfuerzos para construir una relación con ella de nuevo y estaría feliz de dejarse cortejar por él. Pero por otro lado, su hermano mayor, quien no  faltaba decir que era muy protector de ella no lucia la misma felicidad. Simplemente se limitó a resignarse, tal vez fue esa sonrisa de verdad que no veía en su cara desde hacia tiempo y hacia que su ánimo subirse.

—Si qué esta desesperado de ganarte de vuelta.

—Aún recuerda que son mis flores favoritas.—murmuró mientras tomaba un florero y las ponía dentro con un poco de agua.—Pero es que son preciosas.

—Seguro, vamos a cenar y ahora te duchas.

En la ducha sentía como esa herida aun dolía, no las que le provocó Akashi sino las de las quemaduras del fuego que terminó con la vida de sus padres. Estaba cubierto con un tatuaje que se hizo hace tiempo y esto no se lo contó a nadie, sus padres no eran quienes ellos decían que eran. Quizás no querían que esto fuera publico por el trauma que causó y probable revuelo que podría ocasionar esta información.

𝐒𝐄𝐕𝐄𝐍𝐓𝐇 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora