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Rojo sangriento

No negaba que se preparó desde hace un par de horas, estaba nerviosa no, lo siguiente

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No negaba que se preparó desde hace un par de horas, estaba nerviosa no, lo siguiente. Si fueran circunstancias normales ni loca se reuniría con ese demente o su padre, que oculta todo lo malo que hace con su dinero. Pero lamentablemente no lo eran, cuando iba ahí junto su hermano, no iba como Han'er Namikaze sino como representante de la empresa al igual que su hermano. Miraba su figura en el espejo, su hermano le dejó un vestido casual de color blanco en su cama la noche anterior para que se lo pusiese. No se le veía la espalda, menos mal.

—Tenemos que irnos, sino llegaremos tarde.

—Si, vámonos.

Mientras estaban en el coche, una de sus malas costumbres eran mover continuamente la pierna si estaba muy nerviosa. Su hermano, Seung, lo notó mientras conducía. Puso su mano en su muslo para indicarle que se tranquilizara un poco, no la culpaba por estar así de nerviosa. Total, cuando se enteró hubiera matado con sus propias manos a aquel joven si hubiera tenido la oportunidad. No soportaba cuando alguien dañaba a su familia, menos a su hermana menor.

—Te prometo, Han'er, que no permitiré que te pase nada. Ese idiota no te tocará ni un pelo.

—Gracias, Seung.

Bajaron del coche, entraron dentro de la empresa y tomaron el ascensor para ir al piso en el que estaba la sala de reuniones. Ellos ya estaban ahí esperando, su hermano le dijo que querían hablar de negocios y que su padre comentó que era esencial que ella estuviera presente. Los Akashi eran dueños de una gran empresa y una familia bien respetada por sus raíces en Japón, sería tonto de ellos querer empezar con el mal pie haciendo negocios con ellos. Solo sería esta vez, totalmente cuando él le pasase la empresa a Han'er tendría que lidiar con los Akashi de alguna manera si quería permanecer en Japón.

—Lamentamos nuestra demora, señor Akashi y Akashi.—dijo su hermano al entrar.

—No es nada Seung, acabamos de llegar yo y mi hijo.

Se sentaron frente a ellos, su hermano frente al padre y ella frente a él. No se atrevió a mantener contacto visual, a lo mejor era que realmente no lo tenía tan superado como creía. Que ese chico aún le causaba miedo y pánico cada vez que lo veía, sin notarlo empezó a mover frenéticamente la pierna de nuevo. Él la paró.

—Bueno, empecemos con la reunión.

—Si, por supuesto.—contestó el señor Akihiko.—Tenemos una propuesta para que nuestras dos empresas se unan como una y lleguen a más de lo que podrían individualmente, comprometamos a Han'er y Seijuro. No se casarían hasta llegar a la mayoría de edad.

¿Casarse con quien casi la mata?
Este hombre estaba loco, si estaba claro que solo iba a por sus riquezas y todo pero ella preferiría estar muerta antes de casarse con un hombre como él. Que con lo mal que la trato como solo su novia, imagínate como esposa. El mismísimo infierno viviría el resto de sus días.Aunque también el hijo del señor Akihito se veía igual de sorprendido que ellos dos, lo que demostraba que no formaba parte de este trato digamos.

—No, no después del incidente que pasó en la secundaria. Con todos mis respetos señor Akashi, pero es una idea descabellada.

—Piénsenselo bien, su empresa está recién introduciéndose al mercado japonés además que necesitará inversores para su compañía.—decía claramente amenazándolo.—Soy buen amigo de muchos inversores que le vendrían bien a este lugar, si dejas que se case con mi hijo. Te aseguro que pondré una buena palabra para ellos.

—¿Me está amenazando en mi propia empresa? No soy alguien que necesite de su caridad, ni de esos inversores de los que habla. Veo que esta reunión ha sido una pedida de-

—Lo haré, no te preocupes hermano.

Dijo Han'er interrumpiendo la conversación de ambos adultos, uno estaba feliz y el otro sinceramente sorprendido y algo molesto. Se despidió de los Akashi, prometiéndoles que este pacto iría adelante sin problemas.

—¿Porqué has hecho eso? Te has condenado de por vida ahora, la empresa-

—No me mientas, he oído tus conversaciones de noche en las que hablabas con Hanae.—confesó ella.—Se que nada está yendo como se esperaba, si yo tengo que sacrificarme por todos, lo haré como tú lo hiciste conmigo cuando éramos pequeños.

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Seung se quedó en la empresa, disque para arreglar algunos asuntos pendientes. Ella no tenía porqué quedarse ahí, al salir por la puerta principal del gran edificio se encontró al pelirrojo que la estaba esperando ahí. Tan tranquilo, sin guardaespaldas. Era para ella, tenía miedo pero más miedo tenía de perder a su hermano.

—Seijuro.

—Han'er, lo siento por la propuesta que ofreció mi padre. No tenía idea de eso.

—No te preocupes, no es nada.

—Realmente espero que nuestro pasado, no influya en esto. Me arrepiento de lo que hice, era un yo inmaduro y sin control pero te prometo que he cambiado desde ese momento. No pido que me creas pero solo piensa en ello.

—Las disculpas no borran los traumas o las cicatrices que dejaste en mí.

—Ciertamente, no pretendo que me perdones ahora ni en un futuro muy cercano. Podríamos intentar arreglar todo sabes.

—No vas a arreglar algo que es irreparable, Seijuro.

Lo miró por última vez, dedicándole una tenue sonrisa antes de irse en el coche hacia su apartamento. Vio al pelirrojo hacer lo mismo, recibió en ese momento un mensaje de Kuroko diciendo que tendrían un partido contra la Academia Too en la que estaba Aomine como jugador y Momoi como manager del equipo. Cada jugador era muy fuerte individualmente pero jugando juntos eran aún más fuertes. Uno de los favoritos para ganar. Pero tampoco es que fueran a ser un problema para ella, solo que le encantaría ver como lo intentaban.

|•••|

El vídeo del partido de entrenamiento entre Seirin y Kaijō estaba siendo reproducido en aquel aula de clase en el proyector, venían que era pan comido sora aquella mujer moverse con tanta velocidad por el campo y aún así ejecutar cada jugada a la perfección y encima en equipo. Si su estado normal de ella parecía que estuviera en la zona, imagínate si realmente lo estuviera.

—Momoi, nada sirve. Nada la parara, ni los cincos juntos fuimos lo suficientemente fuertes como para derrotarla. Nosotros no seremos la excepción.

—Daiki, el entrenador me pidió que hiciera esto.

—Mira, conmigo o sin mi perderéis así que ni me molestaré en quedarme para esta mierda.

—¿Que te pasa Aomine? Estás muy hostil con ella.

—Tengo mis razones.

—Tengo mis razones

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𝐒𝐄𝐕𝐄𝐍𝐓𝐇 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora