Pese a que Harry reveló que Snape era inocente y junto con Hermione y Ron intentó que se le liberara, el Ministerio fue inflexible. Se mantuvo al ex director en prisión preventiva en Azkabán, aunque sin cadenas a exigencia de Remus Lupin, de los prefectos del colegio y de Minerva McGonagall en nombre de los profesores.
Sin fatiga por la reclusión, Snape se presentó en el Tribunal el 6 de agosto, con gesto arrogante, y su juicio fue de los más concurridos por el público y el de mayor cobertura de prensa. Sus noticias causaron más revuelo que el proceso Malfoy. A diferencia de éstos, de quienes la sociedad conoció su papel como secreto a voces, Snape había servido como agente de Dumbledore, con tal astucia que nadie se percató. Y nadie incluía al Señor Tenebroso. Aquello rodeó a Snape de fama, un héroe digno de la confianza plena de Dumbledore, incluso cargando con la infamia del deceso del entonces director. Snape no se declaró culpable como parecía que lo haría, como si el cambio en su actitud se debiera a alguna influencia de Hermione. Y conforme avanzó el juicio quedó claro que fue un elemento crucial en la derrota de Voldemort, socavándolo para que la Orden y el Trío pudieran realizar mejor su trabajo.
Sobre ese papel sorprendente testificó Harry con firmeza ante el Tribunal atestado, con voz clara y valiente. Contó lo relativo al papel de Snape como su protector desde que quedó huérfano, su percepción de cada detalle a la luz de esa revelación. Manifestó su convicción de que Snape actualmente no trataba de zafarse de nada, pues no pensó sobrevivir a la revelación que le hizo estando herido.
Fueron comparecencias donde Harry sollozó en varias ocasiones, así como la gente de Hogwarts en las gradas. Y aunque se les citó en diferentes días, Ron corroboró el testimonio de Harry, así como Hermione, quien fue llamada a finales de septiembre y durante el mes siguiente, para esclarecer puntos cruciales.
Hermione, ya como público desde las gradas, observaba a Snape con cierta congoja y además dándose cuenta que, a final de cuentas, hoy lo conocía mejor que ninguno en Hogwarts. El profesor permanecía en el banquillo de los acusados con aire ajeno a los sucesos, con aire de rebelde que no encaja en ningún lugar.
Eran días de efervescencia, cuando Ron y Harry dieron una noticia a Hermione.
Ella los oyó con atención. Los chicos se habían acogido a un acuerdo entre el Ministerio y Hogwarts, por medio del cual los alumnos que se encontraban en séptimo año durante el final de la guerra y prestaron servicio en ella, podrían graduarse con un examen especial e incorporarse al Departamento de Seguridad Mágica si lo deseaban. Los chicos le dijeron que presentarían el examen y la invitaron a unírseles.
Hermione se alegró mucho por ellos, aunque con un toque de nostalgia. Eso significaba que no los vería más en Hogwarts. Les respondió que no tomaría ese examen. Había reflexionado sobre las palabras de Snape sobre las actitudes que igualan a las personas con el Señor Tenebroso, y recapacitando sobre sus propias actitudes decidía abandonar su soberbia intelectual. Una forma era no ponerse ansiosa sobre la graduación.
Hermione los ayudó a estudiar en los días cuando no eran requeridos en el Wizengamot, y en aquellos donde ella misma no acudía al auditorio.
Los chicos aprobaron el examen especial con menciones especiales y se llevaban a cabo las deliberaciones sobre el juicio de Draco, cuando Hermione, de impermeable, los despidió en Hogsmeade una tarde lluviosa de octubre.
—Nos veremos muy pronto –le sonrió Harry, bajo el paraguas–, cuida al colegio por nosotros, y llámanos si nos necesitas.
Se despidieron en el andén solitario.
—El tiempo ha sido bueno –concluyó Harry, abrazándola con cariño–. Tuvo dolores y desafíos, pero aquí estamos. No todo es malo.
Se separaron, tomándose de una mano, frente a frente.
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Diciembre Íntimo
FanfictionSevmione. Short fic. Hermione quiere conocer al Snape que no sabía que era. Snape solo quiere cumplir en Azakabán y marcharse. Invierno, un jardín encantado. ¿Pueden entenderse y crear intimidad?