Extra dos.

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Atención: a partir de un separador que hay en la mitad del capítulo, se "viaja" en el tiempo, unos años al pasado, así que el que narra es Hassel de pequeño, no el actual como en el principio

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Atención: a partir de un separador que hay en la mitad del capítulo, se "viaja" en el tiempo, unos años al pasado, así que el que narra es Hassel de pequeño, no el actual como en el principio.

Este extra tiene dos partes y esta es la primera debido a que me quedó muy largo. La siguiente la publicaré en una semana y unos días o antes, pero no tienen mucho en común, así que podrían ser dos extras completamente diferentes, la única coincidencia es que ambos los narra Hassel. Dicho esto, disfrutad del extra.

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Hassel.

Creo que la primera vez que vi a Zack, tenía 8 años.

Me había cambiado hacía poco de una escuela pública a una privada.

Ojalá hubiera sido porque quería y no porque me obligaron; no mis padres, sino mis antiguos compañeros de clase.

Me acuerdo de haber sufrido porque me consideraban un enemigo o algo así, se metieron conmigo de diferentes formas, todas igual de crueles.

Si tuviera que definir dicha crueldad, diría que es la típica que tienen los niños de aquella edad, que parecen juegos inocentes a la vista de los padres, pero que al resto nos marca de por vida.

Nunca me dijeron la razón específica, simplemente me odiaban y honestamente, a mí no me importaba lo que hicieran mientras me dejaran en paz algún día.

Pero claro, nunca lo hicieron, así que al final, mis padres acabaron por descubrir los moratones que me dejaban en los brazos y piernas.

Cuando pisé aquel colegio, se veía completamente diferente al mío, más prestigioso.

Lo demás niños me miraban con desconfianza, excepto Zack, él ni siquiera me miró hasta que estuve delante de su cara.

—Hola —musité mientras apretaba la correa de mi mochila. Él se giró, sorprendido de que alguien que no fuera alguno de sus amigos, le hablara.

—Hola —saludó de vuelta—. ¿Necesitas algo? —Mostró aquella sonrisa inocente a la cual le faltaban un par de dientes.

—Uhm, bueno, estás delante de... mi taquilla —murmuré lo último.

Tenía miedo de que me hiciera daño o algo similar, así que mantuve mi distancia.

—Oh, perdón. —Se apartó y siguió hablando con sus amigos.

Tragué saliva y abrí mi taquilla, no sin antes mirar a aquel chico de reojo.

Su cabello rubio estaba desordenado, al igual que su uniforme.

Despegué mi mirada de él y seguí rebuscando cosas en mi mochila hasta tener todo ordenado.

—¿Cómo te llamas? —Me sobresalté al escuchar su voz de nuevo.

Sinceramente, te odio © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora