Tyrus

Capítulo 5

Aquel día Julie decidió llegar antes al bosque para ver a Xean pues estaba decidida a llevarle hasta su aldea para que conociese a Nanna, su abuela. Estaba algo nerviosa pues seguramente al chico le sorprendería mucho que Nanna y todos los habitantes de la aldea fuesen la familia de Julie pues no era muy común que las razas acogieran a miembros de otras razas. Un sonido atrajo su atención y pensó que podía ser Xean, por lo que quiso darle un susto y siguió el ruido de las pisadas en silencio. La imagen con la que se encontró la dejó horrorizada y las voces desataron una ira y un dolor en ella que nunca antes había conocido.
-La chiquilla... ya sé dónde vive y... con quiénes- jadeaba el hombre.
-Cállate, no me hables de esa... estúpida tuya- gritó la mujer.
-Tus celos si son estúpidos... además ella solo me entretenía a ratos- replicó él con la voz más ronca.
Julie apartó la vista lo más rápido posible pero aún escuchaba las voces. Le entraron ganas de arrancarse los ojos al ver a Xean entre las piernas de esa joven hada, pero mayores fueron sus ganas de darle una paliza a ese asqueroso humano que tan sólo había jugado con ella como si fuera un animalillo. Hecha una furia se levantó del suelo donde había caído tras huir de aquella escena demasiado vulgar para su mente. Volvió al lugar donde esperaba siempre la llegada de Xean. Maldijo su nombre pues ahora le provocaba arcadas recordar los momentos que habían pasado juntos y esperó mientras su ira crecía y el dolor menguaba, el dolor de la traición se enterraba en su corazón al mismo tiempo que la furia y la rabia se abrían paso hasta la superficie. El joven llegó veinte minutos después y ella le recibió de espaldas. Pero nada más sentirlo cerca giró su cuerpo y le propinó un puñetazo en la nariz que él no se esperaba de ninguna manera.
-Esto por mentirme- dijo ella mientras se acercaba a él y preparaba una patada que le daría en la cadera. Alcanzó su objetivo, que seguía demasiado impresionado y continuó hablando- y esto por usarme.
Acto seguido la chica lo empujó, pero en lugar de caer, Xean se abalanzó sobre ella y la tiró al suelo, golpeándole la cabeza. Con una bofetada él le partió el labio, por lo que Julie se zarandeó para liberarse.
-¡Eres una estúpida mocosa!- bramó Xean mientras levantaba el brazo para golpearla al lado del ojo. La cabeza de Julie empezó a dar vueltas, y con esfuerzo buscó una piedra con la que golpeó la oreja de su agresor. Este se apartó dando alaridos y ella se levantó con mucho esfuerzo. Unos brazos la agarraron y la golpearon contra el tronco de un árbol grueso, cuyas ramas se agitaron, así que lanzó una patada que dio en la entrepierna de Xean. Cayó al suelo y lanzó otra patada para evitar que se levantara, pero un tronco apareció de la nada y sacó todo el aire de sus pulmones. Tambaleándose miró de nuevo a Xean y le vio sentado en el suelo con la sangre chorreando por su nariz y boca. Detrás de él estaba el hada con la que lo había visto y con una sonrisa en los labios de satisfacción para demostrar que estaba complacida por haber atacado a ese miserable, esperó a que el hada diese su golpe final.
Horas más tarde Julie se despertó con la cabeza embotada y el cuerpo entumecido. Era noche cerrada por lo que a duras penas se levantó y caminó hasta su cabaña, en la que Nanna la recibió con el ceño fruncido de preocupación. Se dejó atender por su abuela quien le limpió la sangre del labio, le puso ungüentos en el vientre y en la cabeza y le dio medicinas. Sabía que con aquellos cuidados se despertaría como una rosa pero las magulladuras serían visibles aunque no le importó. Por la mañana le contó a Nanna parte de lo que había ocurrido omitiendo la escena tan asquerosa que había presenciado y esta la miró con semblante preocupado.
-Ese humano podría tratar de hacerte daño de nuevo, niña- advirtió su abuela, pero a Julie lo único que le preocupaba era que Xean apareciese por la aldea y la delatara delante de todos. Y así lo hizo esa misma tarde.