Mi Niñera Sexy

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Dedicado a To Tóxica De Vélez

Christopher

Cuando mis padres decidieron irse a pasar el verano a otro país se suponía que yo tenía que hacerme cargo de mi hermanita pequeña. Pero siendo sinceros... no tengo ni idea de como cuidar a un bebe porque yo también estoy para que me cuiden.

Me siento en el sofá y me muerdo las uñas de los dedos. Llevaba dos días conteniéndome y dejándolas crecer para este momento. Sabía que la ansiedad que iba a sentir hoy iba a ser más de lo normal.

—Buenas noches Ruth querida—dijo mi madre dándole dos besos a la muchacha.

—Buenas noches. Espero que tengan un buen viaje.

Ruth, la vecina que había hecho muy buenas migas con mi madre iba a ser la encargada de cuidarnos. Me volví a morder la uña del índice. Estoy nervioso, la pierna izquierda me tiembla y golpeo el piso a un ritmo constante. No me gusta, no me gusta que venga gente nueva a la casa. Traen gérmenes, bacterias y costumbres totalmente erróneas, además de que no tengo ninguna intención de comunicarme y de seguro me mirara con ojos juzgantes.

—La bebe está arriba. Por suerte se ha quedado dormida, pero no será por mucho así que preparate para una larga noche.

—No será problema, yo tengo mucha paciencia pero...

Su mirada se dirigió hacia mí. Hago como que no me doy cuenta y golpeo el piso rítmicamente, mi ansiedad social crece por segundos. Quiero que se vaya.

—Oh Christopher—dice mi madre haciendo ese gesto con las manos— No te preocupes por él, es un muchacho muy especial. Te va a ser muy fácil cuidarlo, solo tienes que echarle un ojo encima de vez en cuando.

Apreté el puño. Yo no necesito de una niñera. Yo soy mayor, soy mayor, soy mayor. Golpeo el piso con más fuerza. Me enfurezco y me muerdo la uña pero casi me arranco el dedo de un mordisco. Comenzó a salir sangre.

—Entonces todo bien—sonrió ella amablemente. Pero se lo que está pensando en el interior.

Que rarito es. Rarito, rarito, raaaaaaro. tienes la misma edad que yo y apenas puedes atarte los cordones. te pasas todo el día frente al televisor, raroooooo.

Mi cuerpo se mueve de adelante hacia atrás. La odio, la odio. Más le vale no interferir en mi espacio.

Mi madre acomoda todas las maletas, mi padre baja al salón pero no quiero despedirme de ellos así que me encierro en el baño. Me miro frente al espejo y peino mi cabello con cuidado con ayuda de un peine fino. Necesito que esté perfecto.

Escucho la despedida y luego la puerta cerrándose. Esa extraña debe de estar disfrutando de mi propiedad. Pero no sabe que no pienso permitirlo. No mientras yo esté aquí.

Salgo del baño y veo como se siente en el sofá a sus anchas. Será descarada, alcanza el mando, prende la Tv y loguea en mi cuenta de Netflix.

Quiero ir y decirle que deje eso. Que no tiene permiso, pero mi ansiedad me detiene. Me muerdo el dedo que vuelve a sangrar otra vez. Detesto su osadía.

Doy la vuelta y aunque voy a perderla de vista unos minutos sé cómo hacer que deje de fisgonear.

Subo por las escaleras traseras, paso por mi habitación y me dirijo al cuarto del diablillo que duerme plácidamente. No sé qué estaba pasando por la mente de mis padres cuando se les ocurrió adoptar. Como si yo no fuera suficiente. La niña no me cae bien, tampoco su niñera.

Entro y le quito el chupete de la boca. Enseguida empieza a gritar, aprovecho y salgo corriendo antes de que ella suba y me escondo en mi habitación.

A los pocos segundos escucho el televisor apagarse y sus pasos mientras subía las escaleras. Bien, victoria. Pasó por delante de mi habitación y se metió en la cueva del diablo. Excelente.

Imaginator HOT, CNCODonde viven las historias. Descúbrelo ahora