Nani Parte 1

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Una hermana mayor sorprende a su hermano menor mientras éste miraba películas pornográficas y se masturbaba junto a sus amigos.

Mientras mi hermano menor reía a carcajadas junto con sus amigos en la sala de estar, yo preparaba el bolso de trabajo de mi marido, habían vuelto a cambiar su turno en la fábrica y hoy le tocaría trabajar durante la noche. En cuanto todo estuvo listo despedí a mi esposo con un beso en la boca, él me dio una palmadita en la cola y me saludó con la mano mientras se alejaba. A pesar de los años que llevamos casados seguimos siendo muy felices juntos y aún nos comportamos como una pareja de adolescentes, tenemos sexo cada vez que podemos y lo disfrutamos mucho, lamentaba que él tuviera que trabajar esta noche ya que yo estaba en perfecto humor para hacerle el amor apasionadamente, pero bueno, no tenía más remedio que esperar hasta el día siguiente.

Mi hermano menor Erick se está quedando estas vacaciones con nosotros tiene 18 años y acaba de terminar sus estudios secundarios, ya está listo para salir al mundo y estudiar una carrera universitaria. Nunca nos dio mayores problemas, siempre fue un chico obediente y tranquilo, con buenos amigos que no lo llevan por el mal camino. En este momento tres de sus amigos se encontraban con él en la sala. Me acerqué a ellos para preguntarle si no les hacía falta nada, sus amigos se comportaban de una manera un tanto boba conmigo. Creo que los intimidaba un poco mi apariencia. Soy una mujer de físico privilegiado y sé que despierto fantasías eróticas en muchos hombres, pero a pesar de las tentaciones, nunca engañé a mi esposo. Tengo el cabello largo y ondulado, color castaño oscuro. Debo admitir que mantenerme cerca de los gimnasios han favorecido mucho mi figura, conservo un cintura bien torneada y una cola que se mantiene redonda y paradita. Mi piel es clara, pero este último verano me ocupé de broncearla un poco y aún conservo algo de ese color.

Noté que uno de los amigos de mi hermano menor no dejaba de mirar mi escote, y eso que no era muy prominente, aunque el tener los pechos de tamaño considerable, hacía que llamaran más la atención. El curioso era Erick, un joven delgado y alto, de casi 1,80 m. Parecía ser un chico muy tímido por eso no lo reprendía por mirarme, eso tal vez lo mataría de la vergüenza, además no me hacía ningún daño.

- En un rato nos vamos, nani – me anunció mi hermano menor luego de decirme que no necesitaban nada.

- ¿Puedo preguntar a dónde van?

- A la casa de Joel, vamos a... mirar unas películas – me llamó un poco la atención el tono que empleó, pero mi hermano menor no era de mentir, así que debía confiar en él.

- ¿Por qué no se quedan acá? – les sugerí. La verdad es que me daba un poco de temor quedarme sola en la casa toda la noche – Felipe no vuelve hasta mañana al mediodía, hace horas extras, así que no molestarían para nada.

- ¿Y vos nani?

- Yo me quedo en mi cuarto mirando televisión, estoy algo cansada así que me voy a acostar temprano – no era cierto pero no quería que pensaran que les aguaría la fiesta quedándome con ellos – podemos pedir unas pizzas para la cena y todo.

Estuvieron de acuerdo con mi idea, cada uno de los chicos telefoneó a su casa avisando dónde estarían, yo me sentí muy aliviada, como hermana mayor estaba más tranquila sabiendo que mi hermano menor se quedaba en casa y a su vez me tranquilizaba la idea de no quedarme sola. Comimos las pizzas en cuanto llegaron, a ninguno le disgustó que yo cenara con ellos, de hecho parecían alegres. De vez en cuando escuché comentarios por lo bajo en los cuales los chicos me halagaban, le decían a Erick cosas como "que buena es nani", "que linda está nani", etc. Yo me hacia la sorda pero esos comentarios me dibujaban una sonrisa en el rostro.

Zabdiel, otro de los amigos de mi hermano menor, parecía que iba a quebrarse el cuello intentando mirar bajo mi vestido, que no era muy largo y mis estilizadas piernas se sentían libres. El muchacho estaba sentado frente a mí y como sólo había una mesita ratona entre nosotros, podía tener una buena visión de mis extremidades inferiores. Al principio me sentí un tanto incómoda, el chico disimulaba muy mal su comportamiento, pero me provocaba cierta ternura verlo intentar.

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