Era de día, Samantha notó un rayo de luz al final de la cueva, ¿sería la salida?, recogió sus cosas e intentó recoger su tienda, pero era imposible de mover. Duddle salió de su tienda y comprobó que Samantha ya estaba levantada.
-Buenos días, Sam- dijo el hombre con una sonrisa en la cara- espero que hayas dormido bien, porque nos espera un largo viaje.
-Sí, he dormido bien- respondió Samantha lago preocupada- Pero...
-Dime.
-Hasta cuándo vamos a estar perdidos por estos lugares, cuándo volveré a ver a mis padres, ¡cuándo voy a volver a Artea!- la chica se sentó en una piedra y se cubrió la cara con las manos.
-No te preocupes, pequeña, ya se que esto es duro para ti, pero debes ser paciente y esperar a que lleguemos a nuestro destino, no falta nada por recorrer ya.- dijo el profesor apoyándo su mano en el hombro de la joven.
-Ya estoy cansada, nunca había pasado tanto tiempo fuera de casa y además con todas las emociones que he vivido no se si quiero seguir más.- respondió la chica asustada.
-Venga, levántate, ya es hora de marcharnos. Te tendré que enseñar cómo usar tu poder y todas las ventajas e inconvenientes que eso supone. ¿Estás de acuerdo?
-Sí, vamos intentaré guardar la tienda. ¿Cómo lo hago?
-Obseva cómo lo hago yo.
Duddle dio un paso hacia la tienda, se puso delante de ella y comenzó a mover las manos hacia los lados, de un lado a otro, y de arriba hacia abajo. La tienda perdió su forma, ya sólo era una espécie de trapo en el suelo. A continuación volvió a mover las manos, en ese movento Samantha se dio cuenta de que movía también los labios aunque apenas se notaba, la tienda se dobló perfectamente y se introdujo en la mochila de cuero marrón que llevaba Duddle.
-¿Qué es lo que tengo que decir para lanzar hechizos?- preguntó Samantha asombrada.
-¡Ah! te has dado cuenta...En realidad no hay que decir nada, unicamente hablar con tu interior y decir exactamente lo que quieres hacer.
-Entonces,¿los movimientos no servían para nada?
-Claro que sirven, cuando un novato no sabe realizar hechizos por sí solo o simplemente le quieres copiar el hechizo a alguien debes realizar los mismos pasos que realiza él, ya que su interior le a indicado esos pasos.
-¿No es más fácil pensar lo que se quiere por uno mismo?- intervino Samantha perpleja ante las palabras del profesor.
-Tienes razón, pero algunas veces nos fallan los nervios y eso no nos hace pensar con claridad.
-Voy a probar a ver que tal me sale.
Samantha se levantó de la piedra y dio unos pasos hasta la tienda luego en su interior dijo:
-Recoder tienda.
La tienda que estaba enfrente suya se vino abajo.
-Doblar y guardar tienda.
La tienda exitosamente se recogió y fue a la mochila de Duddle junto con la otra.
-Bien hecho, Samantha, ahora recojamos todo y apaguemos el fuego.
En un momento todo estaba recogido y nada quedaba en el suelo, era como si no hubiese pasado nadie allí la noche.
Salieron de la cueva y el sol cegó a Samantha, se encontraban en un prado verde brillante con unos árboles altísimos que no se veía su copa.
-Debemos ir hacia ese castillo.- dijo Duddle apuntando con el dedo a un gran castillo que se levantaba delante de ellos.
-Es precioso, siempre he querido entrar a un castillo- comentó Samantha al ver ese gran castillo.
-Pues venga dáte prisa y así tardaremos menos en llegar.
Samantha y Duddle comenzaron a andar por una senda del bosque que conducía al castillo.
-Te contaré una historia mientras llegamos- dijo Duddle mirando de reojo a Samantha.- Es sobre el castillo.
-No dará miedo ¿no?- preguntó Samantha- No me gustan nada las historias de fantasmas y todo eso y menos en las que muere gente.
-Fantasmas no, pero una triste historia acabó con el esplendor de ese castillo. Era un invierno frío, en el castillo vivían los reyes de Sires junto con sus hijos. Eran unos pequeños encantadores, eran cuatro bellas chicas y tres valientes chicos. Ese mismo invierno, la reina de Sires cayó enferma en extrañas circustancias, era una muejer muy querida por el pueblo de Sires y sobretodo muy querida en su familia, acabó muriendose a los dos meses de contraer la enfermedad. Su familia estaba rota por la tristeza pronto comenzó a saberse por el pueblo que un hijo del rey y la reina había caído también enfermo con los mismos síntomas que tenía la madre. El pueblo estaba atemorizado de conocer esta noticia porque eso suponía que una plaga amenazaba a Sires. En la familia real fueron cayendo uno a uno, aumentando así la tristeza de los que iban viendólos morir.
-¿¡Murió toda la familia!?- gritó Samantha atemorizada.
-Dejame continuar, llegados a este punto el rey y la menor de todos sus hijos, una princesa encantadora y tierna, decidieron que el castillo ya no era un lugar seguro, descubrieron que un curandero de este pueblo que trabajaba en palacio había envenenado a cada una de las víctimas. Al enterarse, decidió dar muerte al rey y la pequeña, en su intento de huída, el rey falleció por el frío y el agotamiento que tenía.- Duddle hizo una pausa.- Y eso Sam, es lo que pasó.
-¿Pero y que hay de la pequeña princesa?¿Sobrevivió?
-Es lo que todo el mundo desconoce y nadie sabe la verdad salvo quien la ayudó a escapar de aquella terrible pesadilla.
-Es horrible, podrecita, ella sola, con frío, tan pequeña...
-Mira, ahí está la muralla del castillo, con suerte hoy podremos dormir en una habitación con una cama decente.
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Solamente un Sueño.
FantasySamantha, una joven valiente no sabrá lo que puede llegar a hacer hasta que una noche sueña con su poder y esto la embarcará en una emocionante aventura llena de magia, poderes y misteriosos personajes.