If I Had Never Left You [Volkacio]

Capítulo 6: Solamente será porque estás tú

Playlist : Bleeding Love // Leona Lewis

Está despierto, pero a la vez no. Aún tiene los ojos cerrados, ya sea a la espera de volver a dormirse otra vez o por la pereza que le genera el levantarse. Escucha unos golpes leves que, por cómo está, no es capaz de distinguir de donde provienen.

Arruga la frente con fuerza y se acurruca aún más en la almohada que está abrazando a la vez que murmura unas palabras incoherentes. La rodea con una de sus piernas y la acerca a su cuerpo en busca de ese contacto cálido.

Poco a poco va siendo más consciente del entorno que lo rodea y es capaz de sentir su propia saliva tanto en la comisura de su boca como en la almohada. Hace meses que no dormía tan bien, sin pesadillas en las cuales los fatídicos recuerdos eran los protagonistas. Sin revivir traumas de cualquier etapa de su vida ni despertar en mitad de la madrugada con lágrimas bañando su rostro dormido. Aún tiene un ligero rastro de lo que ha soñado esa noche, pero este se va desvaneciendo más deprisa a medida que va recobrando el control total de su cuerpo. Inhala profundamente y el aire se cuela por sus fosas nasales impregnando las células de su pituitaria amarilla del reconocible aroma de Volkov. En cuanto el olor es captado por su cerebro gracias al sistema nervioso, éste envía señales a su cuerpo que le hacen relajar completamente los músculos de nuevo. La tensión desaparece como si nunca hubiera estado.

Está a punto de quedarse dormido de nuevo cuando vuelve a escuchar los golpes que esta vez sí capta que provienen de la puerta. Sus oídos recogen ondas sonoras y las trata de convertir en frases enteras, sin embargo, muchas de estas son amortiguadas por la separación que las acarrea. Cree haber oído su nombre. Ligero, suave, como el aroma que atrapa la habitación y a él en ella. Sus olores entremezclados en las sábanas... ¿Acaso es posible que la esencia que revolotea en el aire le haya emborrachado? ¿Drogado, tal vez?

Tan metido en sus pensamientos está, que no se da cuenta de que han abierto la puerta y unos pasos se aproximan hacia él. Volkov lo mira desde arriba, sin saber qué hacer. En un principio no quería despertar a Horacio, pero según tenía entendido debía asistir a una reunión en, prácticamente, menos de quince minutos. El cuerpo semi desnudo de Horacio yace acurrucado en la cama y el primer lugar donde se desvían sus ojos es a aquel tatuaje que ocupa la mitad de su espalda y que ambos comparten. Volkov traga saliva.

Decide sentarse en la esquina del colchón. Cómo se supone que se debe despertar a una persona. Nunca lo ha hecho. Alza el brazo y dirige su mano al hombro desnudo de Horacio. Siente la acaramelada piel cálida contra la suya. Apenas es un toque consistente, tampoco quiere invadir su espacio tocando su cuerpo.

-Horacio... -le llama en un suave susurro.

El nombrado, contra todo pronóstico, parece reaccionar. Rueda sobre sí mismo hasta que su cuerpo queda mirando el techo. Horacio ha soltado la almohada y, aún somnoliento e hipnotizado por la estimulación olfativa, abre poco a poco los ojos.

Volkov se maravilla con la imagen que está viendo en esos momentos. Un Horacio adormilado, recién levantado. Despeinado, con legañas en las pestañas, restos de saliva en la barba... Sus párpados se elevan lo suficiente para que sea capaz de ver los ojos bicolores del moreno y Volkov es recibido con una sonrisa.

-Hola. -La voz grave y ronca de Horacio se abre paso desde sus cuerdas vocales.

Volkov siente como si su corazón esquivara un latido.

-H-Hola -tartamudea correspondiendo al saludo.

Ambos son envueltos en una burbuja imaginaria que los aísla parcialmente del tiempo y del espacio que, para ellos, se ha detenido por unos segundos.

Horacio lo mira embobado, completamente perdido en el océano de sus iris. Volkov se acongoja ante el amor que destila la mirada de Horacio. Abrumado, rompe el contacto visual y lo desvía a cualquier otro punto de la habitación. De repente le falta el aire, no entiende a qué se deben esos cambios en su cuerpo y un ligero pánico se apodera de él.