Capítulo 3: Déjame ayudarte

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Playlist: Locked Away // COVER Sam Tsui & Kristen Collins

Es el ruido de unos ligeros ronquidos los causantes de que Volkov despierte. Arruga la nariz al notar unos leves rayos de sol que impactan en su cara. Es por eso que se obliga a abrir los ojos en busca del reloj de mesa. Apenas son las ocho de la mañana y recién ha empezado a amanecer. Volkov se remueve en la camilla, incómodo, pues no es lo mismo que un buen colchón de una cama. De nuevo escucha el ronquido y, con los ojos todavía algo entrecerrados, se endereza apoyando la espalda en la pared -aunque pudiera hacerlo apretando un simple botón de la camilla que la haga levantarse levemente-. Una ligera sonrisa se asoma sobre sus labios al verlo. Horacio.

Greco volvió a la habitación con la mala noticia de que Horacio no se encontraba en las puertas del hospital, donde supuestamente había salido para tomar el aire. Su amigo le aseguró que seguramente se encontraba bien y que a lo mejor solamente fue a cambiarse, pues estaba empapado por el torrencial de agua de aquella noche. No obstante, después de todo lo que vivieron, tanto él como Horacio, fue incapaz de no preocuparse por él. Temía que le pudiera ocurrir algo. Por ese mismo motivo fue que se mantuvo despierto todo el tiempo hasta que Horacio regresara, si es que lo hacía. Pero lo hizo. Cuando escuchó la puerta abrirse fingió estar dormido, podría haber sido un doctor y no tenía ganas de lidiar con él a la una y pico de la madrugada. En un instante, se atrevió a abrir los ojos ligeramente. Fue entonces cuando le vió, con ropa del FBI y su máscara de inspector. Pero no tuvo el valor de decir nada. Solamente fue capaz de verlo de espaldas, aún tenía los sueños del coma demasiado vívidos para atreverse a hablar.

Horacio está despatarrado por el sofá pero, para sorpresa de Volkov, aún sujeta la máscara. Volkov tiene el impulso de levantarse de la camilla y acercarse al cuerpo de Horacio, pero aún está conectado al suero y al monitor de constantes vitales y, además, aún tiene ese hormigueo en las piernas. Le costará andar hasta que acuda un par de veces a rehabilitación. Pero Horacio llegó tan tarde... No quiere despertarlo, prefiere dejarlo descansar.

Verlo vestido de federal le ha sorprendido, aunque no demasiado. Él ya predijo en el pasado que Horacio llegaría lejos en ese trabajo. Es un gran agente, de los mejores. Le enorgullece que haya llegado tan lejos. Si tan solo supiera que lo tienen coaccionado... Su plan de dejarlo dormir se ve interrumpido cuando el móvil de Horacio desprende una estrepitosa música y vibra sobre la mesa. Es el tono de las llamadas.

Horacio se levanta como un resorte, Volkov piensa que por el susto, y se abalanza hacia el teléfono.

-¿Si? -dice Horacio al descolgar la llamada. Habla en voz baja, susurrando, como si no quisiera despertar a un ya despierto Volkov.

-Horacio. -Volkov no es capaz de escuchar la voz de Maia, pero Horacio tiene que apartarse el móvil de la oreja un segundo por la estrepitosa voz aguda de su jefa-. Te quiero en la sede en menos de veinte minutos. Tengo que presentarte a tus nuevos agentes.

-Vale. -La voz de Horacio aún suena aturdida y cansada. No ha sido la mejor forma de despertar.

-¡No tardes! Tengo cita para hacerme la manicura a las nueve -continúa Maia. La mujer cuelga sin ni siquiera esperar una respuesta de afirmación por parte del de cresta.

Horacio suspira y se deja caer en el sofá. Vuelve a tumbarse de lateral y encoge sus piernas. Suelta un quejido que Volkov traduce como los típicos cinco minutos más, pero sigue sin decir nada. De repente, Volkov quiere recostarse de nuevo y hacerse el dormido. No quiere que Horacio vea al gran comisario que adora de esta manera, lleno de cables y con movilidad reducida. Aún no ha probado a andar pero ya mover los brazos y las manos le cuesta horrores. Sabe, gracias a Greco, que Horacio lo estuvo cuidando y eso es sinónimo a que ya lo había visto así. Pero no es lo mismo ahora, que está despierto y consciente. Tiene miedo de que lo vea así de débil.

If I Had Never Left You [Volkacio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora