Capítulo 9: Una cita entonces

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Playlist: Last Kiss // Taylor Swift

Horacio se mira en el espejo de su habitación, indeciso de si ir con la camisa rosa hawaiana o con la chaqueta de cuero. Elegir la rosa suena como mejor opción para añadirle un poco más de color a su conjunto si tiene en cuenta los vaqueros rotos negros que ya ha sentenciado como obligatorios y no piensa cambiarlos.

Tampoco se preocupa demasiado por lo que llevará Volkov, pues lo conoce tan bien que sabe que irá con la misma ropa de siempre y duda, sinceramente, que vaya a cambiar para la ocasión. Sonríe al pensar en él.

No tiene ni idea de cómo ha hecho para convencerlo.

Estaba dando vueltas por la sede, buscándolo cuando lo encontró en su pequeña oficina de agente en pruebas (o eso le hace creer sobre su rango, pero disfruta meterse con él).

-¿Qué tal? -preguntó nada más atravesar la puerta de cristal- ¿Qué haces?

-Nada -respondió Volkov apartando la mayoría de las hojas que tenía frente a él y prestando especial atención a Horacio-. Un poco de papeleo.

-Llevas, cuánto, ¿un par de días aquí y ya estás con el papeleo? -Horacio se quitó la máscara, dejándola en la mesa, y se sentó parcialmente en la misma, aún con un pie en contacto con el suelo.

-Alguien tiene que redactar un informe sobre lo ocurrido el otro día en el Arcade, ¿no?

Horacio chasqueó la lengua y apartó la mirada de Volkov durante un instante. Instante que Volkov aprovechó para inclinarse sobre la mesa y dejar apoyada su barbilla sobre sus manos. Lo que Horacio no sabía eran las vistas que estaba teniendo Volkov de él gracias a la luz que provenía del pasillo.

-Qué suerte que te tenga a ti para eso, entonces -dijo-. Con lo que te encanta a ti el trabajo, eh. No has parado ni un segundo desde que entraste.

-Ya...

Bajo la atenta mirada de Volkov, Horacio jugaba con la tela de los guantes que envolvía sus dedos mientras repasaba mentalmente lo que iba a decir. No quería mostrarse nervioso así que, en un intento de parecer desinteresado, se dejó caer ligeramente sobre el escritorio apoyando su peso en su mano izquierda.

-Es por eso que le he pedido a Maia un día libre -informó volviendo a posar su mirada en el contrario-. Así descansas un poco de tanto papeleo, ¿no? ¿Qué te parece?

-¿Un día libre? -preguntó Volkov, pues no estaba acostumbrado a tomarse esas libertades de descanso teniendo en cuenta su relación casi tóxica con el trabajo años atrás-. No sé, Horacio... -lo observó dudar, y decidió intervenir.

-Necesitas descansar también un poco. No todo en la vida es trabajo, trabajo, trabajo... Salir por ahí, tomar algo, divertirse...

Volkov lo meditó durante unos segundos. Segundos que se hicieron eternos bajo la expectación de Horacio que solamente quería pasar un día con Volkov fuera del entorno laboral. Ellos solos, sin que nadie los molestara ni los interrumpiera.

-Supongo que no estaría mal pasar una tarde sin trabajo -dijo Volkov, más para autoconvencerse de ello que como una respuesta para Horacio.

Horacio le sonrió emocionado. Giró la cabeza rápidamente hacia el lado opuesto, no queriendo que Volkov viera esa sonrisa tan sincera. Carraspeó, con la intención de que eso borrara la sonrisa de su rostro y su cara se convirtiera en una expresión neutral desinteresada.

-Es una cita entonces -declaró Horacio.

Volkov elevó la vista de la mesa hacia Horacio.

-¿Cómo que una cita? -inquirió confundido. Horacio boqueó durante unos instantes, pero Volkov se adelantó de nuevo- Habías dicho un día libre -tragó saliva en silencio-, sin trabajo.

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⏰ Última actualización: Aug 18, 2023 ⏰

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