Capitulo 10

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Katsuki se quedó mirando el rostro absolutamente sonrojado de Izuku, no sabía que lo había llevado a hacer lo que había hecho, pero diablos, el beso había sido increíble.

¿Quién iba a decirle que ese pequeño humano parlanchin y mandon iba a tener tanta pasión
encerrada en su interior?

No sabía muy bien que lo había llevado a hacer lo que había
hecho, él no estaba interesado en Deku de esa forma, aunque, por otro lado, lo que había dicho aquel anciano… Y entonces el lo había sorprendido con un regalo. Nadie hacía regalos a un ángel caído y desde luego no una taza con un jodido angelito blanco, pero el gesto es lo que lo había estremecido por dentro.

No sabía cómo ni cuándo había empezado, pero aquel diminuto chico había empezado a deshacer las defensas que tanto se había esforzado en levantar para protegerse y temía que se romperían del todo si seguía a ese ritmo.

Antes de que el pudiera decir algo, lo dejó y volvió a la mesa en la que había dejado la taza, permitiendo que la gente que había admirado el espectáculo se acercara a Izuku. Katsuki recibió por su parte un satisfecho asentimiento del anciano que le había hecho la sugerencia y de Inasa quien le mostró el pulgar hacia arriba con una gran sonrisa.

—Humanos — dejó escapar un bufido mitad sonrisa mientras cogía la taza y se ponía a examinarla detenidamente.

Izuku sonreía como un tonto cuando Denki lo abrazó y le recordó la muchísima suerte que tenía.

— Oh, cielo. Si eso no ha sido la cosa más caliente de este mundo que venga el diablo y lo desmienta — chasqueó el muchacho con absoluta alegría por su amigo.

— Ha sido sin duda muy fogoso — se rió otra de las mujeres mayores abanicándose
con la mano.

— Pero dime, ¿Cómo ha sido? —Le preguntó Denki haciéndole cosquilla para sacarle del trance—. Dijiste que le tenías un regalo…

—Pues es obvio que le gustó —aseguró la mujer mayor.

—Me temo que ese ha sido más bien el regalo de él, Señora Fuyumi—se rió Denki.

—Yo… le regalé una taza… le encanta el café —respondió el menor con una tímida
sonrisa.

—Ya lo creo que debe gustarle —aseguró Denki abanicándose, entonces envolvió a Izuku con el brazo y le susurró al oído—. Llévatelo a casa y disfruta. Por una jodida vez en tu vida, olvida lo que pasó con ese cretino neandertal y disfruta de un auténtico hombre… te lo mereces.

—Yo no… —negó Izuku quemándose con el ardor de sus mejillas.

—Oh, sí, tú sí —aseguró Denki y soltando al peliverde le dio un empujoncito que lo dejó en dirección hacia él.

Izuku miró a su amigo quien lo animó echándolo con ambas manos y se volvió hacia el final de la sala, en donde Katsuki examinaba la taza cuidadosamente.

Respirando profundamente para darse ánimos, empezó a caminar hacia él, sus risos balanceándose al mismo tiempo que caminaba, los cascabeles de los sobre zapatos verdes que cubrían sus botas tintineaban a su paso, pero era su mente la que giraba a toda velocidad y su estómago el que revoloteaba como si hubiese mil mariposas encerradas en su interior.

¿Se atrevería a proponérselo?

Había visto la pasión en sus ojos cuando lo había besado, pasión sincera, desprovista de mentiras, no como había ocurrido con su primer novio. El recuerdo de una noche como esta hacía ya unos cuantos años trajo a su mente de
nuevo la vergüenza, el dolor y el desprecio que sintió después por si mismo cuando aquel imbécil con el que había estado saliendo le había propuesto por fin consumar su relación de varios meses.

El se había creído enamorado y deseaba dar ese paso, pero nada había sido como en las novelas románticas que leía, todo había ocurrido en un abrir y cerrar de ojos, no habían terminado de enfriarse todavía las sábanas cuando él le había dejado muy claro lo inservible y tonto que era y lo había dejado.

¿Podría soportar nuevamente el rechazo? ¿Sería Katsuki tan cruel como lo había sido él?

Denki y su abuela habían sido las únicas personas a las que se lo había contado, pero en un pueblo tan pequeño como aquel era difícil que las cosas no trascendieran. Izuku se había
sentido sucio y avergonzado, humillado y enfadado consigo mismo, solo los consejos y la
perspectiva de su abuela con respecto a lo ocurrido habían hecho que volviese a confiar en
sí mismo y en sus posibilidades.

Sabía que tenía algo de escualidez, que no era una belleza, tenía unos ojos llamativos pero ahí moría todo su encanto, era otro más del montón, pero otro que sabía lo que quería y por mucho que se lo hubiese estado negando durante los últimos tres días, estaba interesado en Katsuki, puede que todavía no lo amara y quizás eso
fuera lo mejor, pues él iba a marcharse de todas formas.

—¿Hemos acabado aquí? —le preguntó él borrando cualquier pensamiento coherente de su mente, volviéndolo repentinamente vacilante.

—Eh, sí —aseguró Izuku parándose ante él.

—¿Eso quiere decir que podemos irnos? —

Midoriya asintió con la cabeza y Bakugou frunció el ceño.

—¿No me digas que por fin te has quedado sin palabras? —preguntó como si aquello fuese un auténtico milagro.

Izuku bajó la cabeza y se echó a reír en voz baja.

—Supongo que hay cosas que nunca cambiarán —murmuró el y suspiró alzando la cabeza y sonrió—. Sí, podemos irnos, ya se ha terminado tu tortura por hoy.

—Bien —asintió él tomando la taza e inclinándose hacia el menor para susurrarle sin apartar sus ojos de sus labios—. Porque esta noche, va empezar la tuya.

Izuku tragó saliva, sus ojos abriéndose ampliamente al tiempo que Katsuki ladeaba la
cabeza.

—¿Hay alguna regla, tradición o lo que sea que diga que se pueda hacer más de un regalo en Navidad? —le preguntó él, el brillo volviendo a sus ojos.

—Em… se supone que si has… has sido bueno... —balbuceó el de ojos verdes—. Santa Claus,
bajará por la chimenea y te dejará los regalos en el calcetín.

—En ese caso, esta noche considérame tu Santa Claus —susurró Katsuki de un modo
absolutamente erótico—. Ya se me ocurrirá que hacer con lo de la chimenea.

Las cartas estaban echadas, pensó Katsuki despegando sus ojos de el e instándolo a
acompañarle. Si a algo no podía resistirse un ángel caído era a la pasión y la que había probado en Izuku, prometía traer el infierno sobre su piel.

 Bueno se viene lo chido XD espero les guste este capítulo que aunque es pequeño encierra el inicio de la noche sexosa de nuestro brócoli amado con su papi sexy Katsuki 😏

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Bueno se viene lo chido XD espero les guste este capítulo que aunque es pequeño encierra el inicio de la noche sexosa de nuestro brócoli amado con su papi sexy Katsuki 😏

Espero tengan una buena semana mi gente bella, un abrazo nos seguimos leyendo en el próximo capítulo Hard. Abrazos 💋😘

Cuando la Nieve se derrita [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora