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Vyvyan se sirve de las cajas de desperdicios y basura para ocultar su cuerpo y su colorido vestido, se cubre la boca para evitar hacer ruido, desde su escondite puede ver el cuerpo moratado y ensangrentado de Lucille Grüsse, la novia de Cobbie, con su Cirol amarillo y su corona de flores despedazados.
Sarpras avanza a pasos calmados, con una sádica sonrisa en su rostro, arrastrando el cuerpo sin vida de Cobbie, con la garganta desgarrada y un río de sangre brotando de ésta.

La de ojos verdes aguanta la respiración al ver al hombre encorvado pasando frente a ella, con el cuerpo de su pareja en manos, lágrimas silenciosas recorren sus mejillas, la chica empuña su navaja con fuerza pero no ataca, sigue sumergida en una profunda amargura y terror ante lo que sus ojos esmeralda miran con perplejidad.

«La maldad en este ser no tiene límites... No quiero ni imaginarme qué le ha hecho a Lucy» Piensa siguiendo atenta cada movimiento del pirata.

Sarpras sale del callejón lanzando el cuerpo al centro de la avenida, lame sus dedos y zarpas para disfrutar por vez última de la sangre del jóven Parr.
La chica sale de su escondite rumbo al cuerpo de Lucille, se tira al suelo sin importarle nada, dirige su mano derecha al cuello de la chica, buscando señales de vida, pero no obtiene nada. Inspecciona el cuerpo de Lucille; su corsé está rasgado y su falda se ve arrancada y de su entrepierna brota la sangre a borbotones, Vyv cubre sus ojos con horror y solloza, entiende que ya no puede hacer nada por ella y se levanta torpemente decidida a encontrar a Alex para avisarle lo sucedido.

Las piernas de Álexei flaquean del cansancio al estar cerca de la iglesia de Lassul, con ligera cojera avanza hasta las puertas de madera de la iglesia, para su fortuna es el Padre Gismett quien lo recibe.

—Jóven Sioux ¿Qué le trae aquí?—le ofrece asiento en una de las bancas pero la adrenalina no le deja quedarse en paz.
—Pa-padre, Los- los... La armada I-Isleña... Ellos... Ellos... Nosotros— tartamudea y camina en círculos tratando de acomodar sus ideas.
—Oh— suelta una risita despreocupada.—¿Le tienes miedo a los guardias reales?
—¿QUÉ? ¡NO!—frena sus pasos en seco.—Hay guardias muertos en la avenida principal, Vyvyan está ahí... ¡Hay alguien que no es de aquí matando guardias!— se exalta y comienza a agitar los brazos en desesperación.
—Muchacho, en ese caso deberías ir con los guardias del Ágora ¿Porqué venir conmigo?— el padre lo intenta calmar poniéndole una mano en el hombro.

El jóven retira la mano del sacerdote con brusquedad.

—¡Vyvyan está en peligro, ella me ha mandado a buscarle para pedirle que toque la campana en alerta!
—Muchacho, no puedo hacer eso, el festival apenas comienza...— Alex le deja la palabra en la boca, ha corrido a las escaleras del campanario.

«Si el gordinflón ese no tocará la campana, lo haré yo» Pensaba mientras subía los escalones de dos en dos.

—¡JÓVEN SIOUX, BAJE DE AHÍ!

Nada podría detener al castaño, ni siquiera las constantes palizas de su padre lo han hecho, ¡Qué esperanzas tiene el padre!

Al llegar al campanario, desata el nudo de la cuerda y hasta ese punto nunca pensó en lo pesado que sería, ningún movimiento de los enclenques brazos del joven movía el badajo de la campana, la sangre se le va a los pies y voltea en todas direcciones buscando ayuda de algo o alguien pero está solo y nada de lo que ve le convence.
Mira al otro lado del campanario y al hueco entre ambas zonas. Sostiene con fuerza la cuerda entre sus manos y avanza hacia atras hasta llegar al barandal de las escaleras.

«Si salimos vivos de esto, me debes 10 dinores, Roselyn»
Piensa cerrando los ojos y emprendiendo la carrera para saltar el hueco hasta el otro lado para hacer sonar la campana.

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