"Nada es mas difícil que aceptar el adios para siempre"

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"Hay personas que cuanto más haces por ellos menos harán por ellos mismos "

Jane Austen
Capítulo 1.
Fleur.

Fleur
Escuché que susurraban mi nombre, pero todo a mi alrededor era oscuridad.
—Fleur... —volví a escuchar— Fleur... Fleur... —no dejaba de oír mi nombre mientras todo daba vueltas.

—No caigas... —susurraron cerca de mi oreja— Je t'aime beaucoup, ma fille.

Me di la vuelta esperanzada, pero no había nadie. Nada, solo oscuridad.

—Fleur, no abandones a tu madre —escuché la voz de papá. Desesperada, intenté buscarlo en la oscuridad.

—¡PAPÁ! —grité con desesperación— ¡MAMÁ! —volví a gritar, en un segundo intento de que me escucharan, pero nada. Todo era silencio.

Hasta que, de repente, me costaba respirar. Me estaba asfixiando, ya no podía respirar. Era como si un elefante gigante estuviera sobre mí.

—Me... me asfi...xio... —intenté gritar.

—Fleur, cariño... —escuché la voz de mi madre y abrí los ojos desesperada.

Vi a mi madre saltar del sofá de la habitación del hospital y correr hacia mí.

—Me... as...fixio —intenté decir.

—Cariño, debes calmarte —susurró, abrazándome.

Lo intenté, de verdad que sí, pero no podía. El elefante seguía presionando mi pecho.

Mi madre comenzó a alarmarse.

—¡UN MÉDICO! —escuché que gritaba.

Cada vez escuchaba menos su voz, hasta que lo único que capté fueron pasos. Luego pude respirar otra vez, pero volví a sumergirme en la oscuridad.

Donald
De camino a Londres, sí, esa misma ciudad que todos conocen por su enorme reloj y un niño que nunca crece.

Ahí es donde comenzaré una nueva vida... o lo que queda de ella.

—Donald, ¿cómo vas, hijo? —preguntó papá.

—Bien, papá. Solo hace un poco de frío —dije sin ninguna expresión.

"Expresión", menuda palabra. Llevaba varios meses sin usarla, ni sentirla. Simplemente había desaparecido de mi diccionario.

¿Para qué usarla? No tenía motivos. No es que hubiera decidido dejar de sentir, solo... pasó. Supongo que es lo que ocurre cuando uno es un...

Después de lo que hice, ¿cómo debería llamarme? Supongo que un cabronazo. Eso soy.

Jamás olvidaré a ese hombre ni a mi madre... lo que les hice.

—Pues cerraré las ventanas —dijo papá, con cierto cuidado y suavidad en la voz.

—He dicho que hace un poco de frío, no que me esté congelando. Así que déjalas —contesté con rudeza.

—Está bien, lo que tú quieras —intentó decir en un tono tranquilo.

—Lo que quiero es morirme de una puta vez —susurré para mis adentros.

Aun así, supe que me había escuchado por la mirada que me lanzó a través del espejo retrovisor.

Pero me daba absolutamente igual.

—Mañana tenemos cita con el doctor Howkings en el hospital del centro —me comunicó.

—Vale —contesté con desgana.

Almas Gemelas [En corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora