"Books are the mirrors of the soul "

33 4 0
                                    

Capítulo 7.
Donald

El día estaba yendo relativamente normal. Estaba en mi cama, tirado sin hacer nada, mirando al techo.

—Puff —solté aburrido.

—Hermano —me di la vuelta, encontrándome a Mike.

—Dime.

—Dominik está abajo, preguntando por ti.

Mierda.

—Mike, hazme el favor de decirle que no estoy —no me apetecía nada lidiar con ella ahora.

—Pues va a ser que es muy tarde para mentirme —dijo saliendo de detrás de la puerta—. Mike, ¿puedes ir con tu padre, por favor? Yo tengo cosas que hablar con tu hermano.

Paciencia, Dios, paciencia.

—¿Qué quieres? —Que me diga ya lo que quiera y se largue.

—No sé, tal vez quiera saber ¿por qué narices mi "novio" ha desaparecido por meses y, encima, cuando vuelve, me ignora?

¿Novio?

—Primero que nada, que yo recuerde no somos novios, y segundo, lo que yo haga o deje de hacer con mi vida es solo cosa mía. —Retiro lo de estar aburrido, prefiero eso a tener que hablar con ella.

—¿Por qué te esfuerzas en negar lo inevitable? Todos saben que acabaremos juntos; al parecer eres el único que no lo quiere aceptar —en su mirada vi rabia y dolor, casi iba a sentir pena por ella, pero yo sabía perfectamente la clase de persona que era.

Lo que piense la gente no es mi problema. Mira, te lo diré por última vez, Dominik: sí, nos besamos, sí, follamos también, pero siempre fui sincero con eso. Te dije que no sería nada serio y tú aceptaste, así que ahora no vengas a darme la chapa.

—¿Cómo puedes ser tan capullo? ¿Cómo puedes decir eso? ¿Sabes qué, Donald? Cuando estés perdido de amor por mí, ya será demasiado tarde. Sabrás lo que se siente, pero también me habrás perdido.

—¿Has terminado ya?

—Gilipollas. No me puedo creer que te haya llamado amigo alguna vez —soltó y se fue.

Yo volví a mi aburrimiento, no le di importancia a sus palabras, pero sí a las últimas. Dominik y yo solíamos ser muy amigos antes, cuando nuestra vida era medianamente normal.

"Enamorarme perdidamente", dice. Qué tontería. Si ya no creía en el amor de por sí, menos lo haría ahora, por ella.

Del aburrimiento que tenía, decidí salir a caminar y tomar un poco de aire. Intenté salir lo más rápido y desapercibido posible. Mientras caminaba, mi mente decidió hacerme sufrir.

Mi cabeza fue atrapada por los recuerdos, una de las armas más dolorosas que hay. Siempre he pensado que la melancolía era otro tipo de sufrimiento.

Un dolor en el pecho comenzó a surgir. Intenté pensar en otra cosa, fijarme en lo que sea que estuviera a mi alrededor, pero no funcionaba.

Me pregunté: ¿por qué duele recordar bonitos momentos? Tal vez porque no podremos repetirlos nunca.

Apenas doblé la calle, me di cuenta de que había llegado a un parque.

Y ahí la vi.

Sentada bajo un árbol, leyendo.

¿En serio? ¿Ahora me la voy a encontrar vaya a donde vaya?

Paré un segundo, quería observarla.

Tenía el pelo en una coleta y varios lunares en la cara que me recordaron a una constelación de estrellas.

Almas Gemelas [En corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora