"Maybe forever was meant for memories and not people "

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Capitulo 10.
Donald
—Hola , otro día más. Cuéntame, ¿qué tal ha ido esta semana? —preguntó la psicóloga con una sonrisa.

—Bien.

—Veo que sigues siendo un chico de pocas palabras —intentó bromear. No me gusta venir a terapia, me hace sentir débil y necesitado.

—¿Qué tal la vuelta al instituto? Por lo que me han contado, ya estás de vuelta, ¿cómo te has sentido?

—¿Qué se supone que te tengo que contar?

—Por ejemplo, sobre tus amistades. ¿Cómo te sentiste al volver a ver a tus compañeros? —insistió, un poco molesta.

—No tengo amigos. Solo gente que está dispuesta a hacerme favores si les doy algo a cambio.

—Bueno, podrías intentar crear una relación emocional con alguien, hacer un amigo de verdad.

—¿Para qué? No sirve de nada. La gente no dura para siempre —respondí frío, seco. ¿Para qué empezar una relación si sé que todo se acaba?

La psicóloga dejó su libreta sobre la mesa y me miró directamente.

—No has pensado que tal vez el "para siempre" sea solo para los recuerdos, no para las personas. A lo largo de nuestra vida, gente subirá a nuestro tren y otra se bajará, pero siempre nos dejarán una enseñanza o un recuerdo. Es parte de vivir.

—¿Y el dolor que dejan? ¿Para qué darle tu tiempo a alguien si no se va a quedar?

—El dolor es parte de la vida. No es algo que puedas evitar, ni debes hacerlo. ¿Sabes que es en el dolor cuando más te conectas contigo mismo? Cuando te rompes, es cuando aprendes a sanar. No huyas de él, es imposible. Afróntalo.

—Sigo sin verle sentido a esta charla. Siempre me repites lo mismo.

—Y lo seguiré haciendo, Donald. Nacemos solos y morimos solos, pero eso no significa que debamos privarnos de las personas que nos acompañan en el camino. Los recuerdos, esos sí que duran para siempre. No es una pérdida de tiempo crear recuerdos; es parte del viaje —hizo una pausa breve—. Yo también perdí a mi hija y a mi marido, y sigo aquí, sigo adelante. Me estanqué un tiempo, pero supe sanar. No por ellos, sino por mí misma. Porque sabía que hundirme en mi dolor no solucionaría nada.

—No lo sabía... lo siento mucho —susurré, sorprendido.

—No te lo cuento por lástima. Estoy aquí porque sobreviví a mi peor momento, y descubrí que ayudar a los demás me daba un propósito. Lo que te pasó fue terrible, Donald, pero no te quedes estancado. Tienes toda una vida por delante para crear recuerdos, y estoy segura de que tu madre también lo querría.

Mi madre... la persona que más amé en el mundo. Me dio la vida, me dio todo su amor. Y ya no está aquí.

—Ella ya no está aquí por mi culpa —dije en un susurro, el dolor y la culpa me invadieron al instante.

—Cariño, no fue tu culpa. Es hora de que lo aceptes y dejes de torturarte. Comienza a vivir. Mi consejo de hoy es: haz un amigo, encuentra a alguien en quien puedas confiar.

—Gracias por el consejo, me lo pensaré. Que tengas buen día —dije, saliendo por la puerta.

—¡Inténtalo, al menos! —escuché detrás de mí al cerrar.

—¿Qué tal te ha ido? —preguntó mi padre.

—Bien.

—¿Solo bien? Cuéntame un poco más —intentó seguir la conversación.

—No me apetece hablar. ¿Podemos ir a casa ya?

Pasé el resto del fin de semana encerrado en casa. No me apetecía salir, ni hacer nada. Aproveché para estar con mi hermano, Mike, lo único que me queda de mamá.

Almas Gemelas [En corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora