Promesa

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Después de muchos días de sol, la lluvia decidió caer. Los caminos se volvieron de barro y el río amenazaba con salirse.
Debido a ese clima, decidieron quedarse en casa. Ya estaba entrando el otoño.

Sesshomaru y Kagome estaban sentados en el corredor, en silencio y muy juntos, sólo observando la lluvia caer. Por fin podían sentir algo de frescura luego de aquel calor infernal.

-¿No has pensado en tu padre y hermanas? -Preguntó él, rompiendo el silencio. Kagome asintió.

-Pienso en ellos todo el tiempo, pero no he tenido el valor de ir a buscarlos. Aún creo que es peligroso salir de aquí e ir a la montaña -Recogió sus piernas y apoyó su cabeza en sus rodillas.

Sesshomaru comprendía que la situación para una mujer en ese lugar no era para nada segura. Muchos hombres pretendían aprovecharse de cualquier mujer que encontraran. Tuvo suerte de que en su pueblo casi todos estaban enfermos y heridos como para pensar en algo como eso. Aunque después de su reconstrucción, ya podía observar diferentes parejas y jovencitas embarazadas caminando por ahí.

-Además.. -Continuó-. Creo que ellos ya no estan vivos.

Rin se encontraba durmiendo en su habitación. Gracias a la lluvia, pudo relajarse un poco. Kagome no tenía problemas en hablar de eso, ya que ella no estaba presente.

Él acercó su mano al rostro de la muchacha y tomó su barbilla para que lo mirara. Por supuesto, un acto así, no estaba bien visto si no eran un matrimonio o minimo comprometidos. Ella se sonrojó, pero no pudo desviar su mirada. Sesshomaru, es un hombre atractivo pero jamás pensó que algún día iba a sentirse atraído por alguien tan sencilla como ella. Desde que lo vio, supo que no era de ese lugar. Quizás era un noble y no quería decírselo, pero con sólo su físico, ese rostro tan varonil pero con facciones delicadas al mismo tiempo, ese cabello largo y esa ropa tan costosa.. estaba segura.

Le daba vergüenza, que si quiera la tomara de la mano.

Sesshomaru la observó cuidadosamente, sus ojos eran terriblemente seductores. Sentía que iba a derretirse.

-No te sientas triste, iré a buscarlos por ti -Le dijo, y ella abrió su boca para detenerlo, pero antes él negó con su cabeza. No aceptaría el rechazo-. Sé pelear. Sé usar una espada. Si tengo que salvar a tu familia para que ya no vuelvas a sentirte así.. entonces lo haré.

-Pero.. es que... -Sus ojos se llenaron de lágrimas-. Ya ha pasado mucho tiempo.. y además, es algo muy delicado.. no quisiera que algo malo te pasara.

Él se rió, sonrojándola todavía más.

-Kagome, no me pasará nada. No me subestimes -Quitó la mano de su mentón y volvió a mirar al frente.

Había algo muy importante que quería decirle. Quizás era muy pronto, pero de otra forma no podría acercarse a ella todavía más. Igualmente, ella le había enseñado lo suficiente en ese tiempo. Lo suficiente para convencerlo de que no sólo era hermosa y bondadosa, era incluso inteligente, astuta y divertida. Por primera vez, supo como funcionaban las familias. Si es que algún día él volvería a ser inmortal, juraba darle todo lo que merecía y más, porque sabía que entonces su vida sería mucho más corta. Pero si entonces su madre decidía dejarlo así para siempre, estaba dispuesto a superar cualquier cosa a su lado e incluso envejecer juntos.

Kagome era mucho más que la indicada. No existía nadie más con esos ojos azules, que lo fueran a mirar con tanta igualdad y tanto cariño. Y quería eso.

-Quiero que te cases conmigo cuando vuelva.

Kagome se erizó, y sintió un cosquilleo muy fuerte en su estomago. Eso la tomó demasiado por sorpresa. Volteó su cabeza despacio, sólo para asegurarse de que no lo estaba imaginando.

Ser humano || Sesshomaru y KagomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora