Esa semana en el trabajo todo fue extraordinariamente tranquilo, las reuniones se sucedieron sin sobresaltos y no hubo incendios que apagar para sorpresa de todos, incluida la mía; se acababa el mes y normlamente eso era un invocador infalible para los desastres dentro de la empresa; especialmemte con el mercado en una situación tan delicada: el coronavirus, la guerra entre Rusia y Ukrania, los problemas de avastecimento de gas y energía en general; nos tenían a todos simepre pendientes de las ultima noticias.Si hay un Dios ahí arriba esa semana se apiadó de mi y de toda mi plantilla, además no puedo olvidar mencionar el buen humor que tuve esa semana, tenía un nuevo vecino que prometía mantenerme ocupada alguna que otra noche, y cada vez que entraba en mi apartamento las flores que había recivido me hacína esperar el viernes con espectación, si mi misterioso amigo había querido crear suspense; lo había logarado.
Y yo por su puesto, en una semana tan tranquila y con una cena misteriosa a la que asistir aunque solo fuera para saber si las flores eran de alguien que mereciera la pena o, de alguien a quien tuviera que poner una orden de alejamiento; había aprovechado para irme de compras y con la excusa adquirir algún que otro vestido inapropiado para la cena.
La esperada noche llegó y me puse un vestido rosa empolvado con un cuello halter del que descendía una seda brillante que abrazaba mi cuerpo en cada movimiento y con una espalda abierta para causar impacto, el restaurante era tal y como prometía su lista de espera de más de un año: extraordinario.
Entrar en el era como entrar en un diamante; todo brillaba y la luz que se reflejaba en las superficies de Cristal generaba la sensación de estar bajo el agua.
Un hombre trajeado y levemente intimidante salió a mi encuentro y me dirigió hacia una mesa apartada en una zona reservada; en este punto de la noche algo en mi cabeza estaba trabajando muy rápido para crear una lista de maneras de salir corriendo de allí sí fuese necesario, de la forma más discreta posible; algo que desearía haber pensado antes.
Sin embargo, todas esas formas de salir corriendo se evaporaron en el momento en que mis ojos reconocieron al hombre que estaba sentado en la mesa y mi mirada se conectó con la suya.Un hombre Pelirrojo, con facciones cinceladas y mandíbula marcada me contempla sonriente con unos ojos verdes intensos que no admiten un No.
Ares se sienta apoyado en la silla de la mesa despreocupadamente, como si todo le perteneciera, como si no hubiese nada fuera de dónde el lo quiere y como si esto no fuese una violación de tamaño mayúsculo de todas las normas del club en qué que nos conocimos hace apenas 7 noches.No sé cómo sentirme, me alivia que sea él y no alguien a quien tenga que rendir cuentas de mi pasado; pero al mismo tiempo me preocupa que esto sea el inicio de un problema.
Me siento con la gracia que me caracteriza cuando necesito tener las cosas bajo control y observo como no puede evitar sonreír divertido ante mi total desconocimiento de lo que vendrá ahora, ante mi sorpresa y mi incipiente inseguridad.
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Delicado y cruel
RomansaNatalia es una mujer fuerte y decidida, alegre y dulce con sus seres queridos, pero sus relaciones no la complacen, no encuentra el placer sin el dolor físico, hay algo en ella que no está bien, no se siente correcto, no encaja con las normas socia...