Vas a recordar mi nombre

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El sonido de mis tacones retumba cuando doblo la esquina del callejón, mi cuerpo tiembla de anticipación, llegados a este punto necesito esto; perder el control sin que haya consecuencias, no tener que tomar decisiones eso es la mejor parte "Él decidirá" por mí.

Llamo a la puerta y espero; al momento veo asomarse por la ranura del portón a uno de los grandullones y le dejo ver mi sonrisa de labios rojos, esa es la señal, se lo que se hace aquí y me hace feliz; no soy un peligro para ellos, solo para mí misma si no me dejan entrar.

Finalmente, la puerta se abre y se cierra tras de mi, cojo uno de los formularios de la entrada y relleno mis datos firmando al final de cada página para dar mi consentimiento, todo lo necesario por si algo sale mal, a veces las cosas se descontrolan un poco por aquí, aunque parezca mentira en un lugar basado en ceder el control o en obtenerlo dependiendo de lo que necesites.

A veces el sumiso es muy blando, o tiene por así decirlo un momento de cortocircuito y ataca al amo; la frustración se hace evidente; en mi opinión estos casos se arreglan con un cambio de rol, otras al amo se le va totalmente la cabeza y otras sufren un derrumbe emocional; es este último el que más problemas da cuando hay un vacío sentimental que no se puede llenar.

Tras haber entregado los impresos a la recepcionista, tomo el pasillo de la izquierda, este tiene las paredes pintadas de negro, ante mi hay dos puertas una negra para las sumisas y otra blanca para las amas; abro la puerta negra situada a mi derecha y veo ante mi otro pasillo todo de puertas negras cuando llamé por la mañana me dieron la sala 18, así no hay sorpresas, hay quienes no llaman y simplemente elijen rol y entran en una habitación; yo siempre llamo.

Cuando abro la puerta encuentro exactamente lo que quería; un chico pelirrojo que es por lo menos medio metro más alto que yo me recibe con una sonrisa felina desde uno de los sofás, dirijo la mirada a sus brazos y los recorro hasta llegar a sus manos; perfecto un jugador de baloncesto nato, me fijo en su sonrisa, en sus ojos, es joven, muy joven, casi diría que es de mi edad, lo cual me sorprende; llevo un año en esto y normalmente me tocan hombres entre 3 y 7 años mayores, lo cual suele venir con mayor experiencia en el juego; algo en la forma en que está sentado me dice que sabe perfectamente lo que va a hacer conmigo; démosle una oportunidad.

Empiezo a desvestirme disfrutando de la tensión del momento, no sé nada de él y eso es perfecto, es exactamente lo que quiero, las relaciones no son lo mío.

-        ¿No vas a decir hola? - La falda se desliza por mis piernas hasta caer al suelo formando un círculo de tela arrugada a mi alrededor, cuando levanto la vista el ya está de pie, me gustan sus ojos, pero son demasiado dulces para mirarme como lo está haciendo; como si quisiera quemarme.

-        Diré lo que tú me pidas que diga. – Al fin me quito los tacones y mis pies descalzos agradecen el frío del suelo, me estremezco y respiro hondo, cuando vuelvo a mirarle está sonriendo de nuevo, como si el supiera algo que yo no sé.

-        Me llamo Ares.

-        Y a mí me da igual. – finalmente me quito la camisa y quedo desnuda ante él.

-        ¿No llevabas ropa interior? – dice al tiempo que se coloca ante mis y coge mis pechos; coloca sus palmas debajo de ellos y los hace subir y bajar como sopesándolos, acaricia los pezones y los deja caer haciendo que reboten. – Vuelve a ponerte los tacones y empieza a saltar.

Y así empieza el juego. 


Holaaaa! 👋🏻 Qué tal ???? He vuelto 🙈Jajajajajaja no me matéis diferente historia muy diferente pero me apetecía, espero que os guste 😊 muy pronto subiré el segundo capítulo, quiero ver por donde me lleva esto muchos besos 😘😘😘😘y muchas gracias por leerme 🧚🏻‍♀️🐥

Delicado y cruelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora