Draco Malfoy era un chico de pocos amigos, realmente la gente solo se acercaba a él por la popularidad de su padre, cosa que empezó a aceptar con los años. Si fuera un cualquiera sería una persona completamente diferente, incluso se meterían con él. Pensó, ya que se intenta hacer el duro y el valiente cómo su padre pero realmente le tiene miedo a muchas cosas y es tan sensible que no se abre a cualquiera tan fácilmente. Su niño interior le recordaba constantemente lo insufrible que pudo llegar a ser su infancia ya que sus padres estaban ausentes al punto de que su única compañía era Dobby. Aunque su padre no quería que se acercase a él, ya que podría "envenenarlo" con sus raras historias sobre la magia. Draco siempre fue curioso aunque tímido, de pequeño no tenía muchos amigos excepto aquella pequeña niña de pelo rojo cobrizo que se le acercó sólo porque lo vio solo.
—Oye, ¿eres hijo de "la tía Narcy"?—. Dijo la pequeña sentándose al lado del rubio.
—Sí, ¿soy Draco y tú?—. Dijo haciendo un gesto para darle la mano a la chica.
—Sina, encantada—. Le dio un buen apretón de manos y un abrazo, tan cálido que el joven se sintió genial después de aquello.
El joven de ahora 16 años recordaba aquellos recuerdos efímeros como si hubieran sido ayer, tumbado en la cama, replanteándose del por qué ya no hablaba con la chica. Tampoco quería ir detrás de ella, el no era de hacerse el fácil.
Así que decidió salir del cuarto e ir a la sala común, sumido en sus profundos pensamientos hasta que chocó con alguien al principio de la escalera. Dándose una sorpresa al ver a la chica que estaba pasando también por su cabeza.
—Agh pedazo de imbecil mira por donde mi..—. Dijo la chica enfadada hasta que se percato de que era Draco.
—Oh Draco perdona, ¿estás bien? Lo siento, iba distraída mirando los titulares del profeta—. Dijo la chica acercándose al chico, plantando un beso en su mejilla. Cosa que el chico seguía sin procesar realmente ya que seguía en las nubes y contestaba automáticamente.
—Bueno Draquito, nos veremos luego en la cena o aquí en la sala común, hasta luego—. Dijo y se fue y hasta que la presencia de la chica desapareció el no volvió en sí, creía que estaba en un sueño, quería que alguien le pellizcase. Le había dado un beso en la mejilla la chica que le daría un giro de 369 grados a su vida.
Intento ocultar su notorio sonrojo al instante y fue al baño para lavarse la cara con agua. Realmente estaba confundido, últimamente sus notas han bajado y sus castigos han aumentado por distraerse en las clases del profesor Snape. Realmente no sabía el por qué. Todo apuntaba de que se estaba distrayendo pero, ¿con qué?Después de la cena Draco se puso su pijama verde y bajo a la sala común para encontrarse con Sina, la cual estaba leyendo un libro sobre hechizos avanzados.
—Hey Sina, ¿Qué tal?—. Dijo sentándose a su izquierda.
—¡Hola Draco! Pues bien, ¿y tú?—. Dijo arrimandose al chico para observar su pijama de una tela extremadamente suave.
—Ah, yo bien también ¿Qué haces leyendo a estas horas aquí? Podrías estar en tu cuarto perfectamente—. Dijo el chico extrañado sin entender la situación, solo fijándose en las ropas de la chica, que era un pijama pero ajustado, muy bonito. Pensó.
—Si te soy sincera, te estaba esperando a ti ya que quería hablar contigo—. Dijo y toda la atención del muchacho cayó sobre ella.
—Ehm, bueno yo, quiero decir, sólo quería decirte de volver a hablar y no separarnos, ya sabes, como buenos amigos...—. Dijo la chica con un cierto nerviosismo.
—Oh claro, no te preocupes, ya me preocupaba que dijeras algo cómo, ¡Vamos a enfrentarnos a un dragón!— dijo Draco, pensando en lo que había dicho, miro hacia otro lado.
—Jajajaja, eres todo un caso, en fin, sólo quería decirte eso, qué descanses, te quiero draquito—. Le dio un beso en la mejilla y se fue.
Ambos se dirigieron a sus cuartos.Al día siguiente...
—Dios, ¿que cansancio de clases eh?— Le dijo Sina a una Gryffindor que parecía confundida ante la confianza con la que hablaba.
—Ehh, supongo que sí.— Dijo mirándola esperando una respuesta, o al menos una presentación.
—Perdona mis modales, soy Sina Slyder, la nueva, ya sabes.— Dijo con una risa nerviosa dando a entender que no contestaría dudas del tema.
—Ah, yo soy Mai, encantada.—Dijo estrechándole la mano amistosamente.
—¡Encantada Mai!, ¿sabes que nos toca ahora? No tengo el horario de las clases todavía.
—Ah, toca pociones con Snape, si quieres te lo presto y lo copias antes de que termine la clase.— Dijo la chica dándole el horario de todas las clases.
—Muchas gracias, ten, ya lo he copiado entero, luego lo pasaré a limpio—.
Sonó el timbre y todos los alumnos se dirigieron hacía la clase de pociones, pero a Sina se le olvidó el libro y tuvieron que volver, cuándo llegaron estaba el profesor Snape donde les esperaba con una cara de enfado bastante notoria.
—Ustedes dos, Sina y Mai, llegaron tarde 5 minutos. Espero que no se vuelva a repetir sino tendrán de castigo limpiar los baños de la tercera planta—. Dijo frívolo.
—Si S. Snape—. Dijeron ambas al unísono.
Ambas se sentaron y los Hufflepuffs y Gryffindors murmuraban sobre el por qué estaba una Gryffindor con una Slytherin. Hasta que Snape mandó a callar y la sala se llenó de un silencio absoluto.
—Hoy estudiaremos una poción del amor, llamada amortentia. Sirve para descubrir "tu amor verdadero"—. Siguió explicando pero me sumí en mis pensamientos al ver a draco con Pansy, ella no se despegaba de él, y realmente era incómodo.
—Esta poción es muy fuerte, y no crea amor, sino que lo simula—. Continuó hablando Snape.
—Una vez que lo hayáis hecho, os revelará el olor de la persona que amas—. Dijo y todos empezaron a agarrar la sangre de unicornio y todos los componentes.
Una vez que la poción esté lista,podréis oler a vuestra alma gemela.
—Okay, es pan comido—. Dijo una chica a mi lado, su pelo era castaño y un poco mas alta que yo. No la conocía pero parecía muy maja.
—Por que te me has quedado mirando enbobada, te gusto o qué—. Dijo la chica mientras seguía preparando la poción.
—Perdona, estaba analizando una cosa, disculpa si te ha molestado, nunca te he visto en clase—. Dije volviéndome a mi poción.
—Oh si, llevaba mala toda la semana por culpa de una gripe bastante grave, soy Alya, estoy en 4to como tú y soy Slytherin, que estuviera mala no me impidió escuchar ciertos rumores de ti, no te conocía así que no les di importancia—. Dijo y arqueé una ceja, era nueva y ya habían creado rumores de mí, sorprendente.
—Soy toda oídos, sorpréndeme—. Dije en el momento en el que la poción hizo un pequeño estallido.
—Tampoco hay mucho, sólo se rumorea que tienes muchos secretos escondidos por llegar así sin mas y que eres una de las favoritas de snape. A un chaval de Hufflepuff le pasó lo mismo que a ti y no tuvo piedad con él, sin embargo, contigo es diferente. A parte de eso, no hay mucho más.
Arqueé mucho más la ceja, ¿realmente era la "protegida" de Snape y no me di cuenta? Todo era confuso, hasta que el propio profesor nos sacó de la conversación y a mí, de mis pensamientos.
—Señorita Slyder, a terminado la poción, puede pasar hacía el frente y decirnos que huele.
—Te lo dije—. Me dijo entre susurros Alya, dándome un codazo para después, reírse de mi desgracia.
Pasé al frente con mi pócima rebosante y llameante de un humo que salió del frasco en el que la dejé.
—Mi amortentia huele a...—. Hice una breve pausa para poder concentrarme en el olor, en un acto reflejo cerré los ojos y comencé a narrar todo olor perceptible para mí nariz.
—Huele a... un aroma dulce, como la vainilla, junto con un perfume caro, muy caro, a suavizante de manzana y.. champú de coco—. Dije para abrir los ojos.
Lo siguiente que vi fue mas impactante para mí que para ninguno de mis compañeros.
Todos estaban mirando a Draco, mientras que el terminaba su poción, absorto de la situación, para cuándo levantó la cabeza me dirigí al baño y todos volvieron a lo suyo. Mai y Alya me siguieron intentando calmarme del repentino nerviosismo que tenía en el cuerpo.¿Qué me pasaba?
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The last chance. DLM
Fanfic☆彡 En las profundidades del bosque prohibido, ciertos alumnos de hogwarts se encontraron a una muchacha tirada bajo un gran árbol, junto un libro y una carta empapada por las cesantes lluvias torrenciales que habían afectado hasta hace poco en el di...