3-. Dejar de sentir

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Hoy por fin era viernes, me arreglé para ir nuevamente a la preparatoria, lo único que me puse esta vez fue un suéter más grande que mi talla, unos jeans y mi gorro gris, me miraba al espejo con cautela, me aseguraba que mi atuendo no fuera muy llamativo, mi cabello despeinado sobresalía del gorro, ise de lado el cabello con mis manos y me mire por última vez, ya estaba listo.

Mamá como todas las mañanas me esperaba en el pasillo, me dio los buenos días y me ayudó a bajar las escaleras, quisiera que me dejará hacerlo sólo.
Subimos a su auto Jeep Carmesí, y fuimos rumbo a la preparatoria, nos tomaba por lo menos 5 minutos llegar, no era mucho, pero después de que mi madre me dejará en la puerta de la preparatoria ella se iba a su trabajo. Estacacionamos frente a la entrada y mire a todos mis compañeros, me causaba nostalgia ver tantas personas juntas, algo de miedo.

- ¿Llevas tus anti-alérgicos?

- Si mamá -.Se los mostré para calmarla y volver a guardarlos en mis bolsillos- también llevo mi inhalador y recuerdo que no debo frotar mi piel.

Ella beso mi mejilla y sonrio, su mirada detonaba orgullo, me hacía sentir bien saber que ella es la única persona que me entiende y viceversa, quiero a mi madre más que a nada.

Mire como el auto de mamá se alejaba por la calle, otra vez tenía que soportar un día más aquí, será como siempre. Camine con lentitud hacia la preparatoria, hacia bastante frío y el cielo estaba nublado, parecía que lloverá en cualquier segundo. Podía ver a todos separados en distintos grupos, las populares, los futbolistas, los botánicos, los músicos, todos pertenecían a algun grupo, todos son tan distintos entre si, cada quien se junta con los suyos, es lo común entre las personas, prefieren lo que conocen a lo que no.

- Alfredo -.Me detuve cuando una persona se metió en mi camino-

La persona era Paulina, por lo que sabía pertenecía al club de botánica y es muy popular, llevaba su cabello negro suelto como de costumbre, vestía un abrigo estilo oso polar y unos jeans rompidos. Es de las pocas personas con las que hablo entre mis compañeros.

- Estoy haciendo un trabajo de botánica y nos pidieron encuestar a los compañeros y amigos sobre su flor favorita -.Ella levantó entre sus manos la libreta verde- Así que, ¿cuál és?

Me quedé pensando durante un momento, no tenía flor favorita ya que me causan alergias, soy alérgico al polen, por lo que no me acerco a las flores. Pero si hay alguna flor que e visto de lejos y me gusta mucho ver en el jardín de mamá es la flor de nochebuena, las que veo durante este mes, me gustan mucho.

- Nochebuenas -.Respondí-

- Jaja, de temporada -.Escribió en su libreta- Gracias, Alfredo.

Le sonreí amable y seguí en lo mío, las pocas veces que e hablado con ella son para sus encuestas y cuando muestra sus flores, pero no la e llegado a ver como una amiga, tampoco creo que ella me vea así.

. . . . .

Puse mis brazos sobre el pupitre y deje caer mi cabeza agotado, estaba cansado, fatigado era la palabra, pero ni siquiera podía tomar café o algo para despertarme, mejor dicho desconozco a que sabe el café, nunca a probado uno, pero todos dicen que ayuda a despertar.

- Hola -.Levanté la mirada-

Era el chico de ayer, Eric si no mal recuerdo, estaba sentado en la silla de enfrente, vestía un suéter marrón y llevaba el cabello de lado, ni siquiera me molestaba en fijarme en detalles como sus ojos o yo que se, sólo baje la mirada, no tenía ganas de conversar.

- ¿Cansado?

Levanté mi cabeza fastidiado, era de la clase de chicos que insiste hasta conseguir su objetivo, yo en cambio prefiero que se rinda y sepa que yo no soy muy sociable, no me gusta, y ahora que lo pienso mejor, ¿por qué el capitán del equipo de fútbol me habla?

- No te cansas, ¿verdad?

- No, pues aún me siento mal por lo de ayer -.Suspire molesto, yo ya lo había dejado pasar-

- Si te sirve de consuelo ya te perdone o como sea -.Desvíe la mirada-

Ni siquiera recordaba lo que pasó ayer en el gimnasio, por lo general lo dejo pasar y ya, ni siquiera fue tan grave sólo fue un simple balonazo en la cara. Me distraje del tema cuando la lluvia empezó a mojar el cristal con lentitud, me gusta la lluvia, porque hace que el ambiente sea fresco y porque me agrada verla.

- Bien, ahora empezemos de nuevo, soy Eric -.Parecía orgulloso de serlo, noten el sarcasmo-

- Alfredo.

Por suerte el maestro de español llegó a tiempo para interrumpirlo, nunca antes había cruzado más de 10 palabras con cualquiera, ni siquiera entiendo porque alguien tan popular como él se dirije a alguien como yo, somos totalmente diferentes, polos opuestos.

Después de la clase de español hubo un receso de 40 minutos, el maestro de ciencias faltó hoy por una gripe, así que nos dieron un buen tiempo libre por su clase faltante, tiempo que quisiera no usar ni nada, ¡odio los recesos! Muchos pensarán que son el modo perfecto de descansar de los trabajos, pero yo detesto estar entre muchas personas.

- ¿Y qué se supone que haga? -.Lo dije en voz alta cuando también era un pensamiento, grave error-

- Pues algo -.Di un grito interno al escucharlo- ¿Me estás evitando?

- Si así lo quieres ver -.Seguí caminando ignorando su presencia-

No quiero platicar con nadie, y muchos menos con él, el capitán de fútbol, en ocasiones e escuchado a compañeros hablar cosas malas de él, no es como si supiera todo lo que pasa en la preparatoria, ni siquiera conozco el nombre de alguien de mi clase, excepto Eric.

- ¿Adónde vamos? -.Su voz ya estaba siendo irritante, sólo quiero estar sólo-

- ¿Por qué me sigues? -.Me detuve para confrontarlo- ¿por qué me hablas?

Esta es una de las acciones más temerarias que e tenido, nunca antes me había detenido a confrontar a alguien por hablarme, no puedo creer que lo estoy haciendo, estoy levantando la cabeza frente a una persona que no conozco, lo usual es que evito el contacto visual, pero hay algo diferente.

- ¿Tiene algo de malo? -.Se cruzó de brazos, parecía indignado-

- Hay algo más -.Argumente, no le creía nada- Algo extraño, pues cada que puedes intentas socializar...

- Eres muy desconfiado -.Ahora él sonreía, no entendía- Tienes problemas de confianza.

- ¡Yo no... ! -.Iba a reclamarle, pero algo me impedio hablar-

De la nada un fuerte dolor empezó a surgir en mi pecho, podía sentir mi corazón latir fuertemente, se sentía horrible.

- ¿Alfredo? -.Trate de disimular frente a él, pero el dolor incrementó- ¿Estás bien?

- Si, yo... ¡ay! -.Lleve mi mano adolorido al pecho, sentía el latido rápido-

- Alfredo, vamos a la enfermería, vamos -.Asenti adolorido-

Con algo de su ayuda empecé a caminar a la enfermería de la preparatoria, cada paso que daba era más difícil, sentia una horrible sensación, me dolía como nunca, tanto que solté lagrimas, por lo menos los pasillos estaban vacios.

No sabía si estábamos cerca de la enfermefia, pero llegué al límite cuando supe que si daba un paso más caería al suelo, me recargue contra la pared gritando, presionaba mi pecho con ambas manos, pero el maldito dolor no paraba, lloraba frente a alguien por el dolor en mi pecho, me sentía vulnerable.

- Vamos Alfredo, la enfermería está cerca... -.Negué llorando, ya no podia más, ya no- ¡Por favor!

- ¡Ya no puedo! -.Grité agotado- Ya no puedo...

En un abrir y cerrar de ojos él me tomó entre sus brazos, sólo me limité a pegar mi cabeza contra su tibio suéter, se sentía tan calientito y agradable, hacia frío.

- Tranquilo Alfredo, te prometo que estarás bien...

Fueron las últimas palabras que escuché antes de perder la noción del tiempo, dejé de sentir dolor y frío, de pronto ya no sentí nada.

Tú y Yo [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora