Revenge

CAPITULO DIECIOCHO

La luna se asomaba en su punto más alto en el exterior de la ventana, cerca de ella se encontraba un chico sentado en la cama mirando fijamente a la persona dormida, la luz de la luna  acariciaba la piel de porcelana dejándola con un leve brillo etéreo, sus labios de un color cereza dejando ver una vista apetecible, las largas pestañas que se encontraban cerradas por la persona que se encontraba dormida.

El menor solo podía verlo,contemplarlo con carente emoción en su rostro a pesar del constante daño que infligía en su propio hermano a su propia sangre solo lo hacía sentir superior pero a la vez lo hacía sentir vacío, si las cosas hubieran sido mejor tal vez, solo tal vez serían diferentes nada de esto pasaría.

Solo podía ver el desastre que hizo, viendo la piel magullada y rastros de lágrimas secas por el rostro del que alguna vez considero su hermano, pensó en su pequeña hermana.

Ya se había olvidado como era la pequeña infante.

No recuerda exactamente su rostro, sólo recordaba ese pelo esponjoso de color naranja y ese listón enorme que decoraba su cabeza, pero lo que sí recuerda perfectamente es en como Michael la trataba, parecía adorar cada cosa que esa molesta niña hacía, como esa niña recibía el afecto que nunca tuvo de su hermano y en como la niña parecía darse cuenta de eso y restregarse lo en la cara.

Cuando murió vió una pequeña luz de esperanza, una oportunidad que le permitiría acercarse al mayor, a pesar del duro trato que recibía constantemente del castaño claro aún lo amaba y admiraba buscando constantemente su aprobación o que lo mirase siquiera alguna vez, pero no fue así lo único que recibía eran los constantes sustos de parte de los amigos de su hermano y de el mismo.

Se la pasaba llorando por horas con la constante sensación de que en cualquier momento moriría, sabía que no podía distraerse porque un paso en falso definitivamente lo llevaría a la muerte, siempre escondiéndose más sin embargo siempre mirando desde la oscuridad a su hermana cuando esté se aburría de asustarlo.

Pensaba que todo podía mejorar, que las heridas causadas por la muerte de la niña amada por los dos mayores, pero solo parecía empeorar, su padre se la pasaba horas y horas buscando distraerse del fallecimiento de la pequeña infante mientras su hermano se desahogaba con su sufrimiento.

No mejoró  cuando sus pesadillas en la noche comenzaron  atormentarlo, los horribles monstruos que se hacían llamar las creaciones de su padre lo dejaban temblando y llorando, alucinando una y otra vez en como destrozaban su cuerpo cada vez que se distraía y no llegaba a tiempo para alejarlos de la "seguridad" de su habitación, para solo despertarse y ver esa molesta alarma sonar así iniciando el infierno que también vivía de día por culpa de su hermano y sus molestos amigos.

Pensó que podía aguantar, realmente pensó en eso, después de todo su madre siempre solía decirle que los niños buenos siempre se quedaban callados y aceptaban lo que recibían obediente mente, quería ser un buen niño para buscar la aprobación de su adorado hermano, eso se acabó en el fatídico día de su cumpleaños.

En como al que considero su propio hermano lo sentenciaba a su propia muerte, siendo nada más ni nada menos que su verdugo, el que considero su sangre.

Se sintió traicionado, un tonto al haber creído que su hermano finalmente lo amaría, un tonto que finalmente tendría una vida mejor, un tonto en que creyó ciegamente en las palabras de su madre.

Palabras que hicieron cavar su propia tumba.

Hasta el día en que ese oso cerró sus fauces por su cabeza, sintió un inmenso dolor, sintió su propia sangre correr por todo su rostro sólo para después sentir el zumbido en sus oídos y posteriormente ver nada más que oscuridad.

Oh, cuánto odiaba la oscuridad.

Aún estando en coma nunca pudo descansar en paz, sus propias pesadillas vinieron atormentarlo una vez más, realmente odiaba su vida pero más odiaba el hecho de haber Sido débil y nunca haber parado los constantes abusos que recibía.

Realmente había Sido patético el niño bueno que quiso ser solamente amado por su hermano.

Regresando una vez más a la realidad, acarició lentamente el dorso izquierdo con sus nudillos, viendo como la persona durmiente se apoyaba completamente en la pequeña caricia, buscando más afecto de lo que Evan nunca podría darle, pues él ya era incapaz de dar éso, suspirando se inclinó a la altura en que quedaba cara a cara con el mayor, mirándolo una vez más.

_Yo realmente te amaba, cariño_ Susurró para después depositar un suave beso en esos apetecibles labios.

Dejándose llevar por la suavidad que le proporcionaba el mayor, se quedó allí hasta que finalmente decidió alejarse viendo como el mayor sonreía en sueños, acariciando sus suaves cabellos sintiendo las finas hebras pasar por sus dedos, no quería que se apartará de su lado.

Buscaría la manera de tenerlo a su lado para siempre, así sea que cometa los peores actos solo para mantenerlo consigo.

Depositando un último beso en la frente del mayor para después salir de la habitación, encontrándose con su padre en la esquina sonriéndole de manera satisfactoria, siguió caminando manteniendo una expresión dura en sus facciones viendo cómo la sonrisa del Afton mayor se ampliaba, pasó de largo solo para quedarse quieto cuando el hombre adulto habló.

_El pequeño Michael realmente es una belleza, lastima que ya lo tienes para tí, en cierto modo me recuerda a mi amada esposa_.

_Tocalo y te arrepentirás_Siseó molesto, solo para después seguir con su camino y pasar de largo, escuchando la carcajada del mayor.

Realmente lo iba a matar en un día de estos, últimamente se a estado volviendo muy molesto cuando se trataba de Michael, su hermano solamente era suyo no de nadie más ni siquiera de ese hombre.

Solamente suyo, y el que dijera lo contrario lo iba a pagar muy caro.

Nota:
¡¡Holaaaaa!! ¿me extrañaron? Aquí les traigo este capítulo sobre nuestro pequeño Evan Afton, lamento haber actualizado muy pero muy tarde, bueno con esto me despido que tengan una linda noche.