10.- "Algo que no soy yo, algo que eres tú..."

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[Finalmente lo habían alcanzado... Todas esas malas decisiones que tomó finalmente lo estaban arrastrando a "ese" lugar que no quería llegar a pisar por ningún motivo y del que estaba consciente que incontables veces se había salvado de estar ahí; curiosamente no se trata del mismísimo infierno, aunque muy probablemente ya tenga un lugar reservado en este.

Considerando esto, el peliblanco ya no podía seguir perdiendo el tiempo ante el desencadenamiento de múltiples problemas que generó el regaño imprudente a sus hijas y su posterior actitud déspota con sus amigos en un ataque de ira provocado por lo sucedido momentos atrás con Sid. Ya no tenía margen de error, había cavado su tumba y él y sólo él tendría que buscar una manera para resolver sus problemas lo más rápido posible, ya que su invencibilidad se había acabado.]

- Residencia Loud [8:00 A.M.] -

"¿Cómo voy a convencer a Sid de que todo fue un accidente? Obviamente no quería que las cosas sucedieran así, sabia que debí haber encerrado a las más desastrosas en sus habitaciones... O no sé, tal vez el resultado hubiese sido el mismo, lo he hecho, hecho está y no tengo ni una maldita idea de como remediarlo..." - Fue el pensamiento que rondaría por su cabeza toda la mañana, maldiciéndose internamente por no haber silenciado a Laika así como por tampoco prevenir el leve incendio de su cocina; simplemente se le había salido de las manos, no negaba que lo vio venir y aún así le seguía aquejando la "traición" por parte de sus hijas, no sólo no lo obedecieron sino que lo hicieron a un lado por la que es una casi desconocida para ellas. ¿Se los perdonaría? No tenia opción pero debería, pues según él, cómo padre tendría que recibir respeto y obediencia aún cuando fuese un completo bastardo; en ningún momento pasó por su mente la idea de rogarle a Sid para que le diera otra oportunidad ni mucho menos pensó como medida desesperada mostrar una actitud dramática con la cual lograra convencer tanto a sus hijas cómo a la asiática de que finalmente buscaría un cambio real y no uno superficial por compromiso. Él sólo necesitaba tiempo, siempre había podido resolver sus problemas sin tener que hacer mucho esfuerzo y aunque aceptaba que en esta ocasión si se encontraba a nada de sufrir consecuencias, lo cual le preocupaba más que el bienestar propio de sus hijas, estaba seguro en que lograría salvarse si hablaba y actuaba de forma inteligente. Sin embargo, el tiempo suele ser el verdugo por excelencia del peliblanco y lo alcanzaría una vez más, llevándolo a tener que enfrentarse a su destino de manera imprevista y desconcertante -.

— Señor, buenos días... - Golpeó con algo de fuerza la puerta de la habitación para tratar de llamar la atención de Lincoln - No me gusta molestarle tan temprano pero, la señorita Chang y sus hijas acaban de llegar... - no recibió respuesta, sólo hubo silencio del otro lado - ¿Se encuentra bien? Bueno... De todos modos iré a recibirlas por usted, no se preocupe.

*Con una evidente preocupación, la asistente se dio media vuelta para disponerse a ir a atender la puerta principal, la cual ya llevaba un tiempo siendo llamada. No obstante, se detendría al escuchar cómo el peliblanco se apuraba en salir de su habitación para posteriormente dejarle de lado y adelantarse a realizar la acción que había ideado. Es así que preferiría no intervenir, pues le quedaba muy claro que era él quien tenía que buscar una solución y si llegaba a ser necesitada sólo sería cuando fuese en extremis; igualmente, ante la angustia que sentía, se quedaría en silencio a ver y escuchar todo lo que estaba por pasar, pues después de todo, ella lo consideraba algo más que su jefe y aún con todas sus malas acciones, no podía dejarlo*

The Loud House: "Mi Caótica Descendencia"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora