Fútbol Girl, ¿lo han escuchado antes?
Mack Moretti viene siendo una chica como cualquier otra, pero su ambición y determinación les dice que ella está destinada a jugar su deporte favorito con su hermano; A el fútbol, y con Gabo Moretti.
Le ponen...
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Desayunábamos en la cafetería como cualquier día. Solo que, habían tres factores que hacían la situación un tanto distinta;
1: Joaquín y Jefferson nos grababan desde cerca, lo que era raro e incómodo ya que nos filmaban comiendo y había que hablar en susurros para que no escucharan nuestros cruces de palabras. Hasta quisieron hacerle una exclusiva entrevista a Alan, y lo consiguieron.
2: Arturo apoyaba su brazo en mi hombro derecho, y Gabo lo miraba extraño, pero negué con la cabeza hacía la izquierda, porque se sentaba al lado mío, diciéndole que dejara de mirarlo así. Pero un avance, era un avance, y ni siquiera sabía el por que quería un avance.
3: Esperábamos alguna noticia de Vito, ya que nos había dicho que se iba a reunir con Francisco para contarle todo sobre Alan, porque el mayor supuestamente había grabado la conversación que tuvo ayer por la tarde.
Odio cada una de esas tres situaciones. Menos la segunda, y quiero saber el porque en un futuro, pero, por ahora, solo me podía concentrar en el partido que estaba delante.
Cuando Arturo se paró de su asiento para irse con sus amigos, acercamos nuestras cabezas para hablar entre yo, Gabo y Dedé, especialmente para que nadie escuchara.
—Ahora si estoy preocupado. Es muy raro que Vito no haya contestado en toda la noche —comentó Duarte.
—¿Le habrá pasado algo? —pensé en voz alta.
—Tranquilos, chicos. Yo ya le dejé un mensaje.
Al instante exclamos, sorprendidos; —¿Qué?
—¿Y solo nos cuentas ahora? —preguntó Dede con la boca abierta.
Yo estaba igual, solo que más sorprendida, solo por él hecho de que no hablaba.
—Castigo por robarme el celular.
—¿Le robaste el celular? —cuestioné al de rulos. Este se encogió de hombros después de que Gabo nos mirara sorprendidos, ya que había chocado sus palmas por lo orgullosa que estaba—. Siempre estás pendiente a la pantalla, Gabo. Tenías que despejarte un poco.
Mi hermano rodó los ojos.
—¿Y qué te dijo?
—Me dijo que está todo bajo control y que tenemos que esperar a que él se comunique —respondió el castaño.
—Perfecto...
—Escuchenme —interrumpió—. Esto no lo podemos hablar con nadie. Alan puede tener espías en cualquier lado.
Tobias se acercó, haciéndonos callar al instante, para pedir una servilleta.
Dedé se quedó mirándolo fijamente como se devolvía a la mesa alejada de ellos.
