25. MISTERIOS Y FÉNIX

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Me levanté con el peor ánimo del mundo. Hoy en la mañana mi hermano, Arturo, Ricky y Dedé lograron hacerme la broma tan deseada que querían hacer contra mí.

Con ese ánimo, no quise ni hacerlos correr a esa horas de la mañana.

Solo los asusté varias veces mientras guardaban sus cosas en los bolsos y estaban distraídos.

Algún día se las devolveré de verdad, y voy a necesitar a mis amigas de volley.

Hablando de ellas, hoy tenían su penúltimo partido contra las Chuparas, algo así, la verdad es que, cómo había dicho Ulises el primer día, con 20 delegaciones de todos los países que te puedes imaginar, es difícil pronunciar bien el nombre de todos los equipos.

Zoe estaba nerviosa, y para que se distraiga un poco, Gabo, cómo buen novio, la convenció de jugar un torneo en la consola de Halcones versus Fénix.

Pero, antes de eso, Delfina nos contó que, cuando estaban en las gradas mientras jugaban los Ilanz contra nosotros, un chico parecido a Alfa les preguntó por él cuando las chicas celebraron su gol, y era su hermano.

Era raro, ya que el Halcón nunca había mencionado a ningún pariente, excepto a su tío, que suponiamos que era su tutor.

Era otra misión de detectives que deberíamos resolver cuando terminemos el tema de Alan, que es mucho más complicado que el pasado familiar de Alfa.

Hablando de Alan, nos pusimos de acuerdo con Dedé y el castaño a encontrarnos en la cafetería y esperar a que el Mejía se despidiera de su compañero Beaver.

Nos acercamos cuando el de lentes no se encontraba más cerca.

—Oliver —exclamó su presencia el brasileño—. ¿Cómo estás?

Hey, What's up? —respondió el de Estados Unidos, chocando las palmas con su amigo.

Yo y Gabo nos sentamos delante de ellos.

—¿Nos podemos sentar aquí contigo?

—¡Pero por supuesto! —contestó el rubio a Dedé—. Un honor compartir la mesa con la estrella de los Halcones —miró a Gabo. Miré a Oliver con cara seria—. Claro, con Mackenzie también.

—Mack —corregí amablemente.

—Gracias. Gabo también juega muy bien —comentó irónico el de rulos al primer comentario de Oliver.

Soltó una risa.
—Escuché que los volvió a dirigir el técnico que tenían antes.

—Si. Vito. Estamos muy unidos y contentos —respondí.

Al instante, mi hermano le hizo señas con las cejas, moviendolas para arriba, señalando a su amigo de la clínica.

—Ah. Bueno. Hablando del tema, Alan Salazar era nuestro preparador físico antes de ser nuestro técnico. ¿Lo conocías?

FÚTBOL GIRL~O11CEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora