|Diciembre 1920, Alaska|
Para los Cullen, está era su última navidad en Alaska. Planeaba mudarse y no sabían cuándo regresar a esta casa.
—¿Por qué tienen que mudarse?— Una mujer rubia se sentó frente a Kiara y empezó a ayudarla a envolver regalos.
Kate era esa mujer rubia, ella permanecía al clan Denali, junto a sus dos hermanas Tanya e Irina. Que tiempo después se unieron Eleazar y Carmen a este Clan.
—Por que Ed, necesita conocer lugares diferentes— La pelirroja termino de envolver el regalo del antes mencionado y miro a la rubia. —¿Me extrañarás?
—Claro que si, eres mi única amiga— Kate hizo un puchero. —Eres la única que me entiende y no me juzga como mis hermanas...
Esas dos se hicieron muy buenas amigas, no se consideraba mejores amigas pero si podían contar una a la otra para cualquier problema.
Así estuvieron platicando sobre que visitaran cuando puedan o llamarse como las típicas adolescentes lo hacen y hasta enviarse cartas cada que sea necesario para mantenerse al tanto.
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—¿Carlisle?— Edward se giró para mirarlo. —¿Ya podemos abrir los regalos?
Carlisle se sorprendió al ver como Edward hablo con el, ya que desde que el regreso a casa no le dirijo la palabra ya que estaba avergonzado.
—Se supone que se deben de abrir mañana...— Miro la hora en su reloj y luego miro a Edward. — Pero está bien, puedes abrirlos.
Kiara y Joseph soltaron una carcajada al ver como Carlisle le iba pasando regalo por regalo a Edward. Ellos sabían que era demaciado mimado por ser el único hijo y sobrino de la familia.
—Te convertiste en lo que juraste destruir— Joseph se sentó aun lado de Edward y miro atento los regalos de este.
—Prometiste nunca mimar a tu hijo— Kiara sonrió y se puso alado de su rubio esposo. — Me sorprendes cada día, cariño.
—Es la primera vez que me habla desde que regresó a casa, no voy a desaprovechar la oportunidad— Carlisle suspiro y abrazo por los hombros a la pelirroja.
Los dos se queron viendo cómo Josh y Ed, jugaban con unos carritos que los Denali le habían regalado a Edward. Los dos parecían niños pequeños ya que iban de cucliyas por toda la sala jugando carreritas.
—¡Kiara! Tu hijo hizo trampa— Joseph se detuvo a mitad de camino y apunto a Edward al ver que este se había adelantado.
—¿Encerio? Mi hijo está jugando limpio— Kiara se encogió de hombros y le saco la lengua cuando Josh se indigno.
Edward empezó a reírse cuando su tío se levantó para perseguirlo por "tramposos".
—¡Ahhhhh!— Edward gritaba por toda la casa cuando vio una luz salir de los ojos de su tío.
—Ya basta los dos, quemarán la casa si no se quedan quietos— Carlisle se puso entre los dos. —Tengo un par de regalos para ustedes dos y Kiara...
Los tres se quedaron confundidos al escuchar eso, se suponía que el siempre estuvo en casa y no tuvo tiempo de salir a comprarles algo.
—Como ya somos una familia...—Carlisle dejo tres cajas en la mesa del comedor.— Y quisiera que tuviéramos algo único y especial de la familia "Cullen"....
El rubio al decir esto entrego las cajas a cada uno de sus dueños, así que estos cuando los abrieron se quedaron asombrados cuando vieron un dije igual en diferentes presentaciones.
—Cariño, esto es hermoso— Kiara levanto el collar dónde se encontraba el dije.
—¿No estás enojado por lo que hice hace un año...?— Edward miro a su "padre" y este negó. —Soy de la familia...
Ed miro el brazalete de cuero y paso si dedo índice por el dije, miro a cada integrante de la familia antes de ir a abrazar a Carlisle.
—Esto significa que ya no somos Volturies... Ahora tenemos nuestro propio clan— Joseph suspiro y luego sonrió para pedirle ayuda a Kiara para ponerse su brazalete.
Después de ese pequeño y bonito momento, Carlisle se unio a Josh y Edward para jugar carreritas con los carritos. Para ver quién podía ser más rápido, mientras que Kiara los miraba divertida y pensando en que si ella seguiría con Aro y el clan Volturie, no fuera tan feliz como lo es ahora y se seguiría lamentando sobre la muerte de su madre.
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Corazón Roto- Carlisle Cullen
VampireKira Cullen, madre de cinco hijos que parecen ser sus hermanos. Está familia es perfectamente imperfecta... Su gran historia empieza en 1918 cuando adoptan a su primer hijo.