Ofender

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La disculpas no curan todo el daño hecho,
Son como las curitas, Tapan las heridas
Pero sigue doliendo.









Suspiró pesado, le dolía todo el cuerpo, sus ojos estaban fijos en una parte de su habitación abrazando sus brazos adentrado en las sábanas blancas, sentía ganas de llorar. Era día del fallecimiento de su abuelo. Digamos que no se sentía del todo bien, sus hermanos no estaban, su padre no respondía sus mensajes y su madre ni porque lo intentará iba a contestar una de sus llamadas, lo mejor que podia hacer era quedarse en su cama todo el día. No tenía escuela ese día ni entrenamiento, eso estaba bien.

Sintió su estómago revólverse, tenía hambre, suspiro y se paró de la cama con un poco de dificultad bajando a la planta baja para buscar algo de cereal y leche o yogurt. La casa estaba a oscuras con unas finas luces de las ventanas que llevaban cortina entre abierta dejando pasar la iluminación de los rayos del sol.

Al llegar a la cocina tomo un tazón de la encimera; poniéndolo en la mesa para buscar el cereal y su acompañamiento. No duró mucho, mientras servía la leche encima de los cereales que ya hacían en el tazón empezando a mojarse bostezó de una manera algo adorable, cerro la leche y tomó una cuchara con su tazón para ir arriba donde quería estar.

Dónde todo era más tranquilo y no tenía que preocuparse por nada más que por estar comiendo su desayuno.


. . .




Los toques en su puerta eran molestos. ¿Quien mierda esta tocando? Fue su pregunta, había quedado completamente dormido al terminar su cereal. Se paró de su cama poniéndose una camisa ya que estaba semidesnudo,  bajo a la parte inferior de la casa y abrió la puerta de tan solo llegar a ella.

Te ves horrible Tobio-chan—

Genial, lo que faltaba, su oportunista de novio estaba en frente suyo con una pequeña cara de asco ante  el aspecto del chico, simplemente no estaba para soportar la personalidad del otro.

—Oikawa-san, ¿Que hace aquí? Otra vez —

Expreso fastidiado tocando su entre cejo que estaba al borde de estar fruncido. Aún tenían el cansancio en sus ojos.

—Vine a verte, supongo, en fin, te ves como un zombie. La verdad no me gustaría tener un zombie de novio, Tobio —

—Digo, no sería lindo y mucho menos bien visto ¿Sabes? Dañaría mi reputación —

Musitó en broma ante su adorable pero agresivo novio en frente suyo, que ahora estaba más enojado que antes, ademas de que la luz del sol le estaba afectando un poco por no poder verla desde hace horas.

—Oikawa-san, si vino para ofender me solo vallase y déjeme en paz, otro día venga.–

Yo hartado queriendo cerrar la puerta de la casa para volver a su hábitat, el alfa lo miró y rodeó los ojos fastidiado.

—Si vengo es malo y si no vengp también, nunca te entenderé, tobio.—

Suspiro y se dió la vuelta para irse. El Omega cerro la puerta y se puso contra ella quedando su espalda en ella, se deslizó deprimido llegando al suelo, quito con una mano el cabello de su cara reteniendo su enojo, fruncido y tristeza. ·De verdad deberia terminar con oikawa· pensó, ya de verdad sabía que su relación no llegaría a nada y todo se iría a la Verdura.

Los tres años que llevaban juntos no fue más que algo parecido a un dolor de cabeza constante, el ser comparado, el tener baja autoestima, el no poder convivir bien con muchas personas, todo eso era algo que odiaba y siempre odiara.

Después de todo, el otro no siguiera lo vía como un novio y eso lo sabía, sabía que era más que una aventura pasajera... Pero el amaba a ese hombre, pero si amarlo significa dejarlo ir, eso hará.

era lo mejor para ambos. Es lo mejor para él.




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𝗩𝗜𝗢𝗟𝗘𝗡𝗧𝗢𝗠𝗘𝗧𝗥𝗢 › 𝐎𝐈𝐊𝐀𝐆𝐄 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora